Dos productores agrarios y un piloto de avión serán juzgados por fumigar con plaguicidas en forma clandestina el barrio Ituzaingó Anexo, ubicado en las afueras de la ciudad de Córdoba. La decisión la tomó la Cámara de Acusación de esa provincia, que revocó un fallo de primera instancia que sobreseía a los imputados y elevó a juicio la causa, iniciada en 2002 por un grupo de habitantes de la zona, que denunció que las fumigaciones causaron 200 casos de cáncer.
El tribunal adoptó esa decisión ante la presentación del fiscal de instrucción del Distrito Judicial 3 de la capital provincial, Carlos Matheu, quien apeló el sobreseimiento que había dictado tiempo atrás el juez Esteban Díaz.
Matheu celebró el dictamen de la Cámara. “Es muy importante a nivel nacional porque es la primera vez que se pide la elevación a juicio de dos productores agropecuarios por fumigar campos con agroquímicos”, comentó el fiscal.
Los productores agrarios Francisco Para y Jorge Gabrielli, y el piloto Edgardo Pancello fueron acusados de violar el artículo 58 de la Ley de Agroquímicos 9164, en los dos primeros casos como instigadores del delito de contaminación ambiental y en el restante por ser, supuestamente, quien realizó la fumigación.
En el caso de ser encontrados culpables, los tres imputados podrían ser condenados a penas de reclusión o prisión de 3 a 10 años, aunque si el delito hubiera provocado una muerte el castigo rondaría entre 10 y 25 años.
La aplicación aérea de productos como endosulfán y glifosato, según la norma, está prohibida en un radio menor a los 1500 metros y 500 metros, respectivamente, de la población urbana.
En 2002, un grupo de mujeres presentó la denuncia judicial tras registrar en un documento que 200 habitantes, muchos de ellos jóvenes, padecían cáncer. Tres años después, un relevamiento sanitario recomendó evacuar el barrio Ituzaingó, situado al sudeste de la capital cordobesa, por su nivel de exposición a contaminantes.
La investigación de los casos de enfermedades fue realizada por una mujer, Sofía Gatica, que recorrió hogar por hogar durante varios meses para documentar las afecciones y a los pacientes. Además de distintos tipos de cáncer, se detectaron casos de lupus, anemias, leucemia, malformaciones y espina bífida.
Además, la realización de análisis químicos en el agua de la zona permitió detectar productos como endosulfán, glifosato, arsénico y carbonatos.
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