Así como los empresarios usan la tercerización del trabajo para profundizar la explotación, el gobierno terceriza la represión, para hacerla más eficaz y con menos costo político que cuando directamente manda sus policías y gendarmes.
Las balas de la patota de la Unión Ferroviaria se descargaron sobre los trabajadores ferroviarios tercerizados, movilizados en reclamo por su reincorporación, mientras la policía liberaba la zona para que la fuerza de choque de la burocracia sindical operara con total seguridad, y con las espaldas bien cubiertas. Varios compañeros resultaron heridos. Mariano Ferreyra, estudiante de 23 años del CBC de Avellaneda y militante del Partido Obrero, recibió un disparo en el abdomen que causó su muerte. Otro proyectil impactó en la nuca de Elsa Rodríguez, de 56 años de edad, también militante del PO. La compañera, en gravísimo estado, lucha por su vida en el Hospital Argerich.
Así como los empresarios usan la tercerización del trabajo para profundizar la explotación, el gobierno terceriza la represión, para hacerla más eficaz y con menos costo político que cuando directamente manda sus policías y gendarmes.
Desde 2003, hemos visto con frecuencia creciente cómo el gobierno peronista de los Kirchner delega la represión en patotas de la burocracia sindical para amedrentar a los trabajadores. Como con los docentes, los estudiantes, los trabajadores del subte, del hospital Francés y del Garrahan, por poner unos pocos ejemplos, esta modalidad represiva permite al gobierno “lavarse las manos”, porque no es el aparato represivo formal el que ataca a los trabajadores, y también sirve para deslegitimar las luchas, con el aporte de los medios que titulan “interna entre gremios”. Así, con la intervención mancomunada de las empresas, la burocracia sindical y el gobierno, siguen queriendo disciplinar a los trabajadores organizados.
Con el asesinato de Mariano, suman siete los muertos por la represión en marchas o manifestaciones durante el gobierno de los Kirchner. Mariano Ferreyra suma su nombre a la lista que se iniciara en Jujuy, durante una movilización contra la tortura, con Luis Cuéllar, en 2003, y que continuó con Carlos Fuentealba (docente, Neuquén, 2007); Juan Carlos Erazo (trabajador del ajo, Mendoza, 2008), Facundo Vargas (Talar de Pacheco, 2010), Nicolás Carrasco y Sergio Cárdenas (Bariloche, 2010), los tres últimos en manifestaciones contra el gatillo fácil policial.
Es el mismo gobierno que encausa y encarcela luchadores, sin olvidar que, con otra variante represiva, la que se descarga de modo preventivo sobre la clase trabajadora no organizada, nos mata un joven por día, a través del gatillo fácil y la tortura.
CORREPI convoca a movilizarnos en repudio de este nuevo asesinato, marchando desde Corrientes y Callao a Plaza de Mayo mañana a las 17:00.
¡CONTRA LA REPRESIÓN, ORGANIZACIÓN Y LUCHA!
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