Prisionera de la Ley es un comic sobre una heroina que intenta que el dominio público se pueda extender y también lo explica. Acá lo encuentran para descargar en varios idiomas. Pero no está en español, estamos intentando traducirlo.
Les compartimos la introducción y luego el prefacio del libro, es una primera traducción si quieren chequearla con la original fíjense acá que lo encuentran en varios idiomas.
Cory Doctorow
Autor premiado de ciencia ficción y
coeditor del blog BoingBoing
Si les parece ridículo levantar estas preguntas, culpen a la ley, no a las preguntas.
El sistema de derechos de autor, que fue concebido para promover la creatividad, fue capturado por un puñado de entidades industriales y fue pervertido.
Hoy en día, los derechos de autor son tan capaces de suprimir a la nueva creatividad como de protegerla.
Los realizadores de documentales tienen la vida complicada. El objetivo de un buen documental
es “documentar”: captar en video al mundo tal como existe, contar una historia del mundo, revelar su esqueleto y mostrar sus acciones.
A cada año que pasa, documentar al mundo es cada vez más complicado.
Parece que toda la gente extiende la mano, pidiendo una licenca cada vez que apenas lo que queremos es recontar la verdad: éste cartel que aparece cuando filmamos esta ciudad, éste logotipo que aparece en la camiseta de áquel hombre, éste programa que estaban pasando en la televisión durante este evento.
Algunas de esas personas no quieren que obtegamos una licencia. Otras pura y simplemente no quieren ser retratadas.
¿Qué es lo que un realizador puede hacer?
Antes del sistema de derechos de autor, existía el patronato. Se podia hacer arte si el Papa o algun duque pudiese ser persuadido de que teníamos una buena idea, éste sistema dió origen a algunos techos y frescos maravillosos, pero no era exáctamente democrático.
Los derechos de autor industrializaron la práctica. Ahora se puede hacer arte si un artista consigue convencer a un industrial rico que el derecho exclusivo de explotar el trabajo compensa el costo de su producción. Esto descentralizó radicalmente el proceso de la toma de decisión en lo que se refiere al arte: al final, hay muchos más industriales que Papas.
Hoy, los industriales se reinventaron como Papas, duques y reyes. Quien tiene un contrato con una grande casa discográfica quien se beneficia del patronato de un rey ve a su productora obtener las autorizaciones necesarias para que se usen los samples de canciones de otras casas discográficas que aparecen en sus canciones. Pero para un artista indie, éste es un escenario irreal.
Los realizadores que trabajan para los grandes estudios tienen colas de abogados agresivos a su disposición, cuyo trabajo consiste en obtener las licencias necesarias para un que un proyecto
avance. y hasta que las licencias no sean necesarias: tiene sentido que los abogados de los estudios actúen como si hasta la más casual o atenuada reproducción implicase la obtención de una licencia de esta forma, las otras personas también pagarán por licencias para usar materiales del estudio para el que ellos trabajan.
Esto deja a los artistas indie completamente desprotegidos. Sin embargo dentro del esquema,
no hay abogados caros a su lado para negociar el uso del logótipo en la camiseta del hombre
que la cámara filmó durante los incidentes en una manifestación pública.
No es de esta forma que los supuestos derechos de autor funcionarán.
No es de esta forma que los derechos de autor funcionan. Si tuvieramos abogados de nuestro lado y estuvieramos dispuestos a luchar, seríamos capaces de descubrir que muchos de los usos por los que nos está exidido que paguemos son en verdad usos permitidos sin ningún pago o autorización, al amparo de la doctrina del Fair Use. Pero lo mas probable es que si no podemos pagar una licencia, tampoco tenemos dinero para contratar a un abogado que pruebe que no teníamos que pagar por la licencia.
Y, sin embargo, en este momento el costo de los materiales que sirven de materia prima a la elaboración de documentales está por caer en picada. Las editing suites del año pasado están por ser sustituidas por los computadores portátiles de este año la notebook de 1500 dólares que estoy usando para escribir este texto tiene más memoria RAM, procesador y hard drive que
la suite Avid de 100 mil dólares que usé en tobabysit at a documentary film house.
Democracy Player y Dabble, You Tube y Google Video, Internet Archive y Dijjer lideran un
movimiento que torna el compartir videos grátis y fácil. Nuestros bolsillos están repletos de aparatos que nos permiten ver videos en baja resolución dondequiera que estemos el pequeño ecrm perfecto para el documental indie.
El sistema de derechos de autor puede funcionar bien cuando es practicado por abogados que pertenecen a las 100 compañias de la revista Fortune, pero cuando afecta a la actividad normal de personas creativas que documentan su mundo, crean más problemas que los que resuelven.
Este es un libro sensato acerca de un tema ridiculo. y un ejemplo del principio que ilustra: que usar pedazos de la cultura que nos rodea para crear cosas nuevas es la base de la cultura, que es para eso que la cultura sirve. Cultura es aquello que usamos para comunicarnos.
El hecho de sernos presentado sobre la forma de un comic torna al asunto un poco menos abstracto, más concreto, y las personas del Duke Public Domain que producieron este libro no escribieron apenas un tratado sobre derechos de autor, sino que producieron también un sentido homenaje al arte de los comics.
Es un libro actual. leanlo, compártanlo . Enójense. Hagan algo. Documenten vuestro mundo.
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