lunes, 30 de junio de 2008

Haciendo algo de historia, un artículo de Le Monde Diplomatic de abril de 2006


No lo encontré en español, hago una traducción rápida del texto que encontré en portugués.

Desastroso laboratorio argentino

Terrible balance del avance de la soja transgénica: deforestación, concentración de la tierra, dependencia e intoxicación de los trabajadores rurales

Pierre-Ludovic Viollat

La historia de la soja transgénica en la Argentina comenzó en 1996, con la llegada de Monsanto y su Roundup Ready

Los habitantes de Puerto San Martín, en la Argentina, viven al ritmo de las cosechas de soja. Todos los años, de marzo a junio, se hace difícil circular en algunas partes de la ciudad. Camiones cargados con la preciosa oleaginosa invaden las grandes grúas de este puerto situado sobre el Río Paraná, de donde parten 70% de las exportaciones de soja. Nadie se queja: la actividad asegura el desarrollo de la región y el empleo. Así, la poderosa Cooperativa de Trabajos Portuarios reflexiona permanentemente sobre las inversiones necesarias a su impulso. Su presidente, Herme Juarez, sabe que esperar del futuro: "Mucho trabajo. Siempre más trabajo. Es impresionante!"

La soja es la success story de todo el país. Hay que especificar: la soja transgénica. Pues hoy, la casi totalidad de la producción argentina de soja pertenece a esta variedad.

La historia empezó en 1996, cuando la compañía estadounidense Monsanto introdujo la famosa "Roundup Ready (RR)" en la Argentina. Su particularidad es poseer un gen que le permite resistir a un poderoso herbicida desarrollado igualmente por Monsanto: el "Roundup". El argumento de venta es simple: menos pulverizaciones necesarias, por lo tanto menos gastos y más rendimientos.

Hoy, más de la mitad de las tierras cultivables son destinadas a la soja, que en una década alteró el perfil de la agricultura argentina

La invasión de la soja

En algunos años, la soja "RR" conocerá un progreso exponencial, planificado por la firma estadounidense. "Desde el principio, la Argentina fue elegida por Monsanto para experimentar masivamente la producción de sus semillas transgénicas", explica Jorge Rulli, fundador del Grupo de Reflexión Rural. "La multinacional no licenció sus semillas en nuestro país. De esta manera, las personas se distribuyeron los granos entre ellos, y el perímetro de la soja transgénica se extendió rápidamente." Lo que, de cualquier forma, servia a los negocios del gigante norteamericano, dado que los agricultores debían comprarle el herbicida. Pero la empresa de asegurarse el éxito de sus nuevas semillas no terminó ahí. "Ella vendió aquí su herbicida por un tercio del precio practicado en otros países. Las asociaciones de agricultores norteamericanos dijeron entonces que Monsanto subvencionaba a los argentinos. Era verdad: nosotros éramos de hecho subvencionados."

Factores externos auxiliarán el rápido desarrollo de la soja genéticamente modificada (soja OGM). De inmediato, la preocupante erosión de los suelos observados en la Pampa Húmeda, la región más fértil del país. La soja da Monsanto es cultivada sin precisar el arado, lo que evita esta erosión sólo a corto plazo. Luego la epidemia de la vaca loca en Europa, la substitución de las harinas animales por soja hizo disparar los precios, suscitando el interés de los agricultores argentinos. Así, a partir de enero de 2003, la desvalorización del peso en 70%, combinada con una caída vertiginosa de la cotización en dólar - esta debida notadamente a la creciente demanda de China - transformó a la oleaginosa en la gallina de los huevos de oro.

En algunos pocos años, la agricultura argentina tuvo su perfil completamente alterado. La corrida al "oro verde" tornó a la soja en el primer cultivo del país: hasta la llegada de las semillas genéticamente modificadas en 1996, el cultivo de la soja se limitaba a cerca de seis millones de hectáreas. Hoy (la nota es de abril de 2006), la soja ocupa 15,2 millones - o sea, más de la mitad de las tierras cultivables.

A pesar de que las máquinas terrestres substituyen al avión en la aspersión del herbicida, los obreros agrícolas continúan trabajando descalzos y sin guantes

Daños a la naturaleza y a la salud

Diez años después de la introducción de la variedad transgénica en el país, un primer balance puede ser realizado. Y no es tan positivo como a la Argentina le gustaría que fuera.

  1. Primer problema mayor: el deforestación. "La soja transgénica no es sólo un nuevo capítulo de la expansión de la agricultura industrial, sino también el más poderoso y el más salvaje", describe Emiliano Ezcurra, director de campaña de Greenpeace en la Argentina. "La deforestación actual es mucho más rápido que los que surgieron con la ’fiebre del algodón’ o a la ’fiebre de la caña de azúcar’. Las excavadoras literalmente destruyen a los bosques."

Esta no es, sin embargo, la consecuencia mas grave de la introducción de la soja OGM. Para cultivarla, los agricultores tienen que recurrir a un único herbicida: el glifosato, comercializado por Monsanto con el nombre "Roundup". En su ficha dedicada a este producto, la Agencia Estadounidense de Protección al Medio Ambiente (EPA) especifica los efectos nocivos a la salud que pueden ser provocados por la exposición a dosis fuertes: "Congestión de los pulmones, aceleración del ritmo respiratorio" en el corto plazo, "daño de los riñones, efectos sobre la reproducción" a largo plazo.

Médico en Buenos Aires, el Dr. Jorge Kaczewer apunta los peligros. Hace varios años informando cuidadosamente los trabajos científicos que investigan los efectos negativos sobre la salud, él ofrece a sus visitantes una lista. Entre los síntomas de un envenenamiento debido al herbicida, señala:

"Irritaciones de la piel y de los ojos, nauseas y vértigo, edema pulmonar, baja de la presión sanguínea, reacciones alérgicas, dolores abdominales, pérdida masiva de líquido gastrointestinal, vómitos, pérdida de consciencia, destrucción de glóbulos rojos, eletrocardiogramas anormales, desgaste o deficiencia renal" .

Mientras se aumenta la producción de soja, se reducen los otras cultivos. pequeños y medianos agricultores son excluídos

Trabajadores desprotegidos

Información técnica importante : el glifosato vendido a los agricultores no es puro. "En las fórmulas comerciales, se les incrementan ingredientes inhertes para que el producto tenga mayor penetración en la planta", aclara Kaczewer. También estos ingredientes pueden tener consecuencias para la salud. Lo que más le preocupa al médico es su combinación con el glifosato. "Se crea una sinergia que produce síntomas nuevos, no explicables por la acción de cada uno de los productos."

Antes, la aspersión del herbicida se realizaba con aviones. Con esta técnica, la dispersión de los productos químicos no se limitaba a los campos, extendiéndose a un perímetro circundante de decenas y centenas de metros - lo que mataba a los cultivos vecinos, no resistentes al glifosato, además de afectar a la población, ya que los campos se ubican generalmente a pocos metros de las casas. Hoy, a pesar de que las máquinas terrestres substituyeron progresivamente al avión, los obreros agrícolas continúan trabajando descalzos y sin guantes, por falta de medios. "Uno de mis pacientes, en tratamiento hace más de un mes, no consigue recuperar la piel de los pies", cuenta el Dr. Darío Gianfelici, médico de la pequeña ciudad de Cerrito, situada en el corazón de un campo de soja. "Nadie se protege. Las personas no entienden."

Un mensaje difícil de ser transmitido. ¿Será unicamente el estatuto de antiguo director de hospital que le permite a este médico testificar? Sus colegas huyen del asunto para evitar problemas. "Hace algunos años", dice Gianfelici, "la secretaría de salud de la provincia me llamó varias veces para amenazarme: dijeron que tendría grandes problemas si continuaba hablando." El médico insiste, no obstante, en manifestarse en las conferencias a las que es invitado. Él sabe, que Monsanto se vale de otros recursos. "Dos o tres meses después de haber dado una conferencia en una ciudad del sur de a provincia, supe que Monsanto organizaba otro evento para transmitir un mensaje contrario al mío. Idealizado por un profesional de comunicación y un programador visual, el evento contó con la presencia de ingenieros que vinieron de Europa, además de promover la distribución de lápices, camisetas y banderas promocionales con los colores de la marca... Es contra esto que tenemos que luchar."

Para combatir la capacidad de adaptación de la naturaleza, será siempre necesario aumentar el consumo del herbicida

Concentración de la tierra

Los agricultores tienen, por su parte, otras preocupaciones. Observan la concentración de las tierras, que se acentúa cada vez más rapidamente desde la diseminación de la soja OGM. "Mientras aumenta el volumen de la producción de soja, nosotros sufrimos la reducción de las otras culturas", comenta Alfredo Bel, ingeniero agrónomo de la Federación Agraria Argentina (FAA). "La soja excluye a los pequeños y medianos productores." El número de explotaciones agrícolas en el país cayó de 422 mil para 318 mil entre 1988 y 2002 - o sea, una reducción de 25%.

Además, la erosión del suelo se torna nuevamente una cuestión preocupante. Walter Pengue, ingeniero agrónomo de la Universidad de Buenos Aires, y Miguel Altieri, de la Universidad de Berkeley, expusieron en un artículo el desastre provocado en América Latina por la cultura de la soja transgénica: "En la Argentina, su cultivo intensivo llevó a un agotamiento masivo de los elementos nutritivos del suelo. Se estima que la producción continua de soja extrajo cerca de un millón de toneladas de azoto, y 227 mil toneladas de fósforo sólo en 2003. Compensar tal pérdida con insumos costaría, según estimativas, 910 millones de dólares."

Los dos investigadores destruyen igualmente el argumento, empleado por Monsanto, según el cual los OGM requieren pocas pulverizaciones de su herbicida. "A pesar de que los agentes de las biotecnologias alegan que una única aplicación de Roundup sea suficiente para el control de hierbas dañinas durante una estación entera, estudios muestran que en las regiones en que es cultivada la soja transgénica, el volumen total y el número de aplicaciones del herbicida aumentaron."

Sobredosis herbicida

La ausencia de rotatividad de los cultivos requiere la utilización del mismo herbicida año tras año: combinada con un aumento regular del volumen aplicado, la consecuencia inevitable es el desarrollo de una resistencia al herbicida por parte de las hierbas dañinas. "En la Pampa Húmeda, ocho especies de hierbas dañinas […] dan muestras de resistencia al glifosato", según las investigaciones de Walter Pengue. Aquí se inicia el círculo vicioso: para combatir la capacidad de adaptación de la naturaleza, será siempre necesario aumentar mas el consumo de herbicida; hasta que Monsanto, o alguna de la competencia, lance un nuevo producto más poderoso y, probablemente, todavía más peligroso.

La FAO reprueba el desarrollo de los OGM única y exclusivamente para fines comerciales, como ha sido

Si no se toman medidas radicales, el territorio ocupado por la soja transgénica continuará tomando el país. De acuerdo con las últimas cifras disponibles, la superficie sembrada con soja aumentó este año en 5,6% en relación a 2005. Los agentes mundiales de los OGM festejan. Así, Clive James, presidente del Servicio Internacional para la Adquisición de Aplicaciones Agrotécnicas (ISAAA), una organización favorable a los cultivos transgénicos, festeja en su último informe anual: "El impacto colectivo creciente de los cinco principales países en vía de desarrollo [China, India, Argentina, Brasil y Sudáfrica] marca una tendencia continua importante, con implicaciones para la futura adopción y aceptación de los cultivos biotecnológicos en el mundo entero". El mensaje es claro: el desarrollo de los cultivos transgénicos, en donde quiera que sea permitido, debe ser masivo, para presionar a los países que todavía los rechazan.

Sobre el imperio del lucro

El desarrollo de las nuevas tecnologías agrícolas fundadas en la genética responde al imperativo del lucro. La propia Organización para la Alimentación y Agricultura (FAO), ligada a las Naciones Unidas, cuyo objetivo es liberar al planeta del flagelo del hambre, lo explica en sus trabajos. Si, por un lado, reconoce que los OGM podrían ser un recurso contra el hambre, por otro deplora fuertemente que no sean utilizados con ése objetivo, incluso después de una década de existencia. En su informe anual 2003-2004, cuyo tema central era las biotecnologias agrícolas, la FAO reprueba el desarrollo de los OGM única y exclusivamente para fines comerciales: "La mayor parte de las investigaciones sobre los cultivos transgénicos es realizada por sociedades privadas transnacionales. Esta situación genera muchas consecuencias, tanto para el tipo de investigaciones efectivamente engajadas, como para los productos elaborados. […] Las plantas y las características de interés de los pobres son desdeñadas."

Los agricultores argentinos parecem estar descubriendo esta lógica comercial. Actualmente, ellos sufren presiones da parte de Monsanto. Habiendo diseminado masivamente sus cultivos transgenicos en el país, el gigante americano exige que los argentinos paguen royalties por sus semillas, iniciando acciones contra los agricultores argentinos junto a tribunales extranjeros. La trampa se cerró.

(Trad.: E.G.)

Original en portugués.


Un video sobre el tema Santa Anita:

LOS SANTOS INOCENTES (Argentina)


Mientras tanto nuestro "ecologista" de la Federación Agraria Argentina, ¿qué estará haciendo?

¿Y en Santiago del Estero?.


Sobre Monsanto II

En Mundo Perverso leo sobre dos notas que dejo acá:

Non sancto



En el centro del negocio mundial de la soja y los pesticidas –que van de la mano– hay una multinacional norteamericana especializada en alta toxicidad. Una serie de investigadores denuncia a Monsanto por el sistema con que opera, que deja un tendal de monocultivo, deformaciones genéticas y enfermedades, y que quiere hasta patentar a los chanchos.




Por Alicia Dujovne Ortiz *
http://static.pagina12.com.ar/fotos/20080629/notas/na13fo02.jpg





Desde París



“Hace más de veinte años que recorro el mundo, y en todas partes he oído hablar de esta multinacional norteamericana, a decir verdad bastante mal. Quise entender de qué se trataba y navegué por Internet durante meses. Es así como he descubierto que Monsanto representa una de las empresas más controvertidas de la era industrial, porque siempre ocultó la extremada toxicidad de sus productos. ¿Qué pasa hoy? ¿Nos dicen la verdad sobre esos OGM? ¿Podemos creerles cuando nos dicen que las biotecnologías resolverán el problema del hambre y de la contaminación del medio ambiente? Para responder a esas preguntas, retomé mi bastón de peregrina y viajé a lo largo y a lo ancho de tres continentes. Hoy estoy segura de que no debemos dejar que esta empresa se apodere de las semillas, vale decir, de la alimentación mundial.”

La autora de esas palabras, Marie-Monique Robin, ya había tomado su bastón de peregrina para ocuparse, entre otras cosas, de la presencia en nuestro país de la OAS, la organización paramilitar argelinofrancesa que a través de la Triple A exportó a la Argentina sus escuadrones de la muerte. Hace unos pocos meses Robin publicó un libro decisivo, El mundo según Monsanto, de la dioxina a las OGM, una empresa que nos desea el bien, y realizó un documental donde cuenta la historia de estos no menos espeluznantes escuadrones. Según sus declaraciones, los telefonazos insultantes recibidos a raíz de su primer texto fueron juego de niños en comparación con los aprietes que le valieron meterse con Monsanto.

Nota del "Partido Pirata":


No es la primera vez que se denuncia a esa empresa, pero sí es la primera en que el desenmascaramiento llega, por fin, a una cadena televisiva de tanta difusión como la francoalemana Arte, que transmitió hace poco el filme de Robin. Ya en el año 2000, Isabelle Delforge había publicado, en Bruselas, Alimentar al mundo o el agrobusiness, donde revelaba el engranaje oculto de Monsanto. Para escribir estas líneas me he guiado por los trabajos de Robin, de Delforge y del investigador Raoul Marc Jennar, de la Urfig/Fundación Copernic, que, como nuestro Premio Nobel Alternativo, el doctor Raúl Montenegro, tampoco se queda corto al analizar todo lo que en Monsanto resulta non sancto.

¿Merece Monsanto la calificación de “necroempresa” con que muchos la adornan? El siguiente relato parecería confirmarlo. Si a principios del siglo XX, los “mercaderes de la muerte” fueron la compañía alemana Krupp, la británica Vickers y la francesa Schneider-Creusot, Monsanto los reemplazó simbólicamente en 1945. En primer lugar, al asociarse, dentro de la Chemagrow Corporation, con la IG Farbenfabriken que había sostenido financieramente al nazismo en los años treinta y fabricado el gas para Auschwitz diez años después. Es cierto que una empresa no tiene por qué meterse a fisgonear en lo que han hecho sus socios, antes de haberlos frecuentado en carne y hueso; sobre todo si esa empresa está basada en un criterio de rentabilidad, acaso incompatible con el de humanidad, como el que el propio Edgar Monsanto Queeny, presidente de Monsanto desde 1943, manifestó con una sinceridad casi conmovedora: “I am a cold, granitic believer in the law of the jungle”.

Esta sociedad transnacional comenzó a hacerse célebre por ella misma, y no por sus malas compañías, durante la guerra de Vietnam y a causa de su tristemente célebre “agente naranja”. Destinado a desherbar la selva para impedir que los vietcong se escondieran entre sus vericuetos, el agente naranja, fruto de la combinación de los elementos 2,4-D y 2,4,5-T, fue difuminado en dosis gigantescas desde las avionetas norteamericanas. Pequeño problema, al fabricar este herbicida surge un producto derivado conocido como TCDD o dioxina, “impureza” que no puede ser eliminada y que provoca malformaciones del feto, transformaciones genéticas y cáncer. La hierba vietnamita murió, en efecto, de un solo saque, pero los seres humanos siguen muriendo de a poco hasta el día de hoy. En 1988, diecisiete años después del bombardeo desherbante, las sustancias tóxicas seguían presentes en la fruta y la verdura repletas de dioxina. “No nos nacen bebés sino monstruos”, exclamó un médico partero, el doctor Le Diem Huong, al tomar entre sus manos a un recién nacido de cuya carita salían los órganos genitales.


Penetrar los entretelones de Monsanto no es tarea difícil. Convencida de su derecho a llenarse los bolsillos, y fiel a la sinceridad de su fundador, la empresa no se traga la lengua. “Nuestro objetivo es la captación de toda la cadena alimentaria”, declaran sin ambages sus máximos representantes, refiriéndose a una dominación que les asegura el control absoluto de las distintas poblaciones por su lado más débil, el vientre. Las predicciones de Aldous Huxley y de Georges Orwell quedan reducidas al tamaño de un poroto, obviamente de soja, al lado de esta posesión de lo comestible que se manifiesta por medio de una curiosa idea: patentar la vida.

¿Cómo se obtiene la patente de algo que, con inconmensurable ingenuidad y en nuestra calidad de seres vivos, hemos creído nuestro? Desde la semilla “Terminator” (admitamos que el nombre es un hallazgo) hasta la producción de pesticidas y herbicidas, de hormonas de crecimiento y de organismos genéticamente modificados, altamente tóxicos y cancerígenos (¿pero acaso un “granítico frío” se achicaría ante tan nimio detalle?), se trata de inventar y de producir todo lo susceptible de ser comercializado en forma óptima, vale decir, sin el menor prejuicio de carácter ético. Ejemplo: crear especies vegetales Monsanto que resistan a los pesticidas y herbicidas Monsanto, y sólo a ellos. Dependencia asegurada: para garantizar la producción, no queda más remedio que desherbar y apestar con esas sustancias específicas y no con otras. Cada semilla genéticamente modificada es propiedad de su inventor, patentada y protegida por las reglas de la Organización Mundial del Comercio. La modificación genética puede ser tan ínfima y, por ende, tan insospechable, que el campesino que compra una semilla cualquiera, y la siembra sin suponer siquiera quién está por detrás, se expone a una persecución judicial. Es lo que acaba de sucederles a los campesinos mexicanos que sembraron maíz, tal como lo vienen haciendo desde mucho antes de Moctezuma. Un buen día les cayó encima Monsanto, a quien desde ese momento no me extrañaría que le llamaran Mondiablo. “Esa semilla es nuestra –les dijeron–. Ustedes no tienen derecho a utilizarla porque está... patentada.”

Terminator se llama así porque termina con las hierbas salvajes, y también con todo intento de autonomía agrícola. Gracias a la introducción de un gene autodestructor, la dichosa semillita sólo germina una vez, de modo que el campesino está obligado a comprarse otras todos los años, en vez de tomarlas de su cosecha anterior como lo tuvo por costumbre desde siempre. Aunque Monsanto haya anunciado que retira del mercado su semilla con nombre de juego electrónico para adolescente con cerebro lavado, otras firmas la comercializan, en particular su genio creador, la Delta & Pine Land Co. Sin contar con que la tecnología Terminator tiene como treinta patentes distintas, compradas por unas cuantas transnacionales agroquímicas que tampoco se andan con chiquitas. Transnacionales que, con Monsanto a la cabeza, extienden la práctica a todas las especies vivientes que puedan servir como alimento o como medicamento de origen vegetal, pero también animal. Esto último no es broma: Monsanto ha presentado una solicitud de patente para cerdos que, de ser aceptada, le permitiría cobrarle una suma por chancho a cada propietario de chiquero, en la Argentina, en Eslovenia y en Dakota del Sur.


Monsanto, fundada en 1901 por John Francis Queeny y así llamada en homenaje a su esposa, Olga Méndez Monsanto, ha debido enfrentar, y algunas veces perder, unos cuantos procesos. Los veteranos norteamericanos de la guerra de Vietnam, encargados de pulverizar el agente naranja pero incapaces de evitar que el mismo chorro les cayera a ellos; la asociación vietnamita de víctimas del agente naranja, que denuncia a Monsanto y a otros diez fabricantes de herbicidas por crímenes contra la humanidad y crímenes de guerra; una Madre Coraje paraguaya, Petrona Talavera, entrevistada por Robin y cuyo hijo Silverio, como tantos otros Silverios argentinos, brasileños y paraguayos, súbditos de la “República unida de la soja”, murió envenenado bajo una lluvia de pesticidas; o la asociación bretona Aguas y Ríos, que acaba de reaccionar con santa indignación a una página de publicidad donde se exaltan los beneficios del célebre Roundup, causante de la fuerte contaminación de los ríos bretones y enérgicamente denostado, por sus claros efectos cancerígenos, durante el Grenelle del Medio Ambiente que tuvo lugar en Francia hará dos o tres meses; todos ellos han presentado sus quejas y hasta, en raras ocasiones, obtenido justicia. Nada de lo cual detiene a la necroempresa: en la actualidad, Monsanto es el líder planetario en la producción de glifosato, un herbicida total comercializado bajo la citada apelación de Roundup. La semilla de soja genéticamente modificada que le va como anillo al dedo se llama Roundup Ready y es, qué duda cabe, resistente al herbicida del mismo nombre.

Lo cual, de modo indefectible, nos lleva a preguntarnos: ¿y por casa?


Según datos publicados por este mismo diario, en la Argentina de 2007 la cosecha de soja transgénica llegó a los 47 millones de toneladas y abarcó 16,6 millones de hectáreas, rociadas con 165 millones de litros de glifosato. Los agronegocios basados en la soja transgénica desalojaron, en los últimos diez años, a 300.000 familias de campesinos e indígenas que fueron a engrosar los contingentes de las nuevas Villas Miseria. Un número aún indeterminado de peones perdió su trabajo, y su sueldito de hambre, porque el cultivo de la soja no requiere de muchos brazos. El avance de la soja obligó a desmontar 1.108.669 hectáreas de bosques en cuatro años, con el consiguiente empobrecimiento de la tierra en poco tiempo más. Las compañías que se han beneficiado con el negocio sojero son, por supuesto, Monsanto, pero además Dupont, Syngenta, Bayer, Nidera, Cargill, Bunge, Dreyfus, Dow y Basf, entre otras. Mientras tanto, las malformaciones de fetos, los abortos espontáneos, el aumento del cáncer en vastas zonas de nuestro país, y la aridez inexorable para dichas zonas, no regadas con lo mismo que en Vietnam pero casi, apenas si entran en las discusiones que nos agitan desde cien días atrás.

En el libro de Robin, el capítulo dedicado a la Argentina da frío en la espalda. Todo empezó con Menem a principios de los noventa, en medio de un coro de alabanzas oficiales y privadas a las biotecnologías que contribuirían a “ganar la guerra contra el hambre y a proteger el medio ambiente”. Al principio, las “semillas mágicas”, vendidas muy baratas, a pagar después de la cosecha y fácilmente sembradas con siembra directa sobre los residuos de la anterior, tuvieron el efecto de un canto de sirenas. Frente a la crisis de 2001, el boom mundial de la soja transformó el oro verde en “refugio y motor de nuestra economía”. Algunos comenzaron a comprender, lo cual no garantizó la durabilidad de su inteligencia: “Asistimos a una expansión sin precedentes del agrobusiness en detrimento de la agricultura familiar”, se lamentaba en 2005 un Eduardo Buzzi entrevistado por la investigadora. Sin embargo, las ganancias alcanzaban cifras astronómicas y un programa de “Soja solidaria”, implementado en las villas, pretendió taparles la boca a los pocos aguafiestas que entendieron la trampa.


Hoy tampoco son muchos los que lo saben ni los que lo difunden: la aparición de biotipos que ya no son tolerantes al glifosato obliga a aumentar las dosis de herbicidas. Consecuencia (aparte de las muertes fetales precoces): disfuncionamientos de la tiroides, de los pulmones, de los riñones, malformaciones genitales en los varones, nenas de tres años que ya tienen la regla. “Un verdadero desastre sanitario”, según el doctor Darío Gianfelici, médico de un pueblito entrerriano que ve lo que sucede y que se anima a decírselo, por lo menos, a una francesa, felizmente dispuesta a meter sus narices donde nadie la llama. ¿Habrá previsto el doctor en 2005 que sus palabras nunca serían escuchadas tal como hoy lo son las de un comprovinciano suyo, autor de la mejor frase acuñada en la Argentina en lo que va del siglo, “las vacas morirán de pie”, y para quien, frente a las cámaras, pibe más, pibe menos que nazca enfermo no es un tema que importe?

¿Pero para quién lo es? De memoria sabemos que el productivismo frenético del campo acrecienta la hambruna y la desnutrición en los países pobres, provoca el éxodo rural, la desertificación, la destrucción de los ecosistemas, introduce enfermedades por ahora incurables en las plantas, los animales y los seres humanos, y produce una “contaminación genética” de consecuencias imprevisibles. Con todo, es necesario machacarlo: cuando los responsables políticos sienten la más olímpica indiferencia hacia la seguridad sanitaria de sus respectivas poblaciones, y cuando la investigación científica se ve obligada a venderse al poder privado, la organización mercantilista del mundo gana por varios tantos.



Por sentido de la equidad, y porque el enriquecimiento desorbitado de un puñado de gente me da dentera, desde el comienzo del conflicto he apoyado las tan cacareadas, baladas o mugidas retenciones; y no puedo menos que felicitarme de que con esa plata, la Presidenta se proponga construir hospitales. Sin embargo, tampoco puedo menos que acongojarme al comprobar que los dimes y diretes entre el Gobierno diz que bifronte, y los cuatro jinetes del Apocalipsis, reunidos al grito de mozo jinetazo ahijuna, no hayan tenido en cuenta que, si se sigue sembrando nuestra tierra con semilla transgénica y espolvoreándola con los pesticidas que son su media naranja, ni los nuevos hospitales darán abasto. Toda redistribución de la riqueza que no le imponga las más draconianas trabas legales a Monsanto y a la sojización del territorio sólo será otro modo, por cierto no exclusivamente argentino, de una sola y misma complicidad.



* Periodista y escritora; su último libro es El camarada Carlos.








  • De la misma autora: Lo que pasó y lo que sigue.

  • jueves, 26 de junio de 2008

    Los que quieren el desarrollo "sustentable"....

    "Desarrollo Sustentable" o "Las transnacionales (mineras) sólo quieren nuestro bien"
    Aunque el trabajo fue diseñado pensando en los pueblos originarios, sus aplicaciones a otras comunidades es evidente. Cualquier parecido con el recorrido por Esquel y otras comunidades afectadas por la megaminería es pura coincidencia.











    NAME="movie" ALIGN="" TYPE="application/x-shockwave-flash" PLUGINSPAGE="http://www.macromedia.com/go/getflashplayer">










    Tomado de la página "No a la Mina".



    lunes, 23 de junio de 2008

    Entrevista a Rodolfo Paramo-Del Grupo de Reflexión Rural

    Entrevista a Rodolfo Paramo - Part.1


    Entrevista a Rodolfo Paramo - Part.2


    El doctor Rodolfo Paramo vive en Malabrigo, Provincia de Santa Fe. Es médico pediatra y colaborador del GRR. Analiza el impácto que producen los agrotóxicos en la salud humana.


    Ahora el gobierno sabe de todo ésto.....Y ahora lo importante son tan sólo las retenciones???

    EDITORIAL DEL DOMINGO 22 DE JUNIO DE 2008-Por Jorge Rulli


    Hoy debo confesar que, frente al prolongado conflicto con el campo, estoy angustiado. No me interesa que alguien menoscabe la angustia y la contraponga al compromiso con el país. Tampoco compartí en su momento, las certezas de algún carapintada, asimismo justicialista, menos aún cuando justamente son las acciones de esos dirigentes las causantes de esta angustia que siento. Lo que se experimenta es el sentimiento en que el mundo se angosta, en que caminamos por senderos cada vez más estrechos y lamentablemente, no resulta una fantasía ni un engaño de nuestros sentidos. Hay demasiados conjurados que parece que se dedican a dificultarnos el estar en el mundo de los argentinos. No tengo partido y mi compromiso con el país se hace de esta manera, con alegrías y también con dolor, con angustias y con dudas. Por muchas razones, por desconfianza hacia esa gerenciadora política que hace mucho presupone gobernarnos; y además, porque parece haberse hecho norma, que no nos dejen opción alguna para participar al ciudadano de a pie. Porque como ilusionistas, crean escenarios a la medida de sus intereses, y porque nos inventan enemigos, los invisten de las propiedades e ideologías que necesitan que ellos tengan… Desde el primer día dijimos que esto no es un Boca River, queríamos decir que esto no puede considerarse con una mirada de blancos y de negros. Con toda la autoridad de haberle peleado al modelo de la soja durante más de diez años y en soledad, dijimos que esta era una discusión de medias verdades, en que las víctimas y los victimarios se mezclaban de ambos bandos y en la que, muchos roles protagónicos del modelo continuaban estando en la más completa oscuridad mediática.

    Lo que hoy se denomina genéricamente campo, es un vasto escenario en que parece caber de todo, desde el contratista al pool y desde el tambero al cerealero, el vendedor de insumos, la maestra rural, y también, el pequeño ahorrista de la ciudad al que el Banco donde tenía su dinero a plazo fijo, le aconsejó colocarlo en un fondo de inversión. No están los más grandes en los cortes, al menos no en algunas provincias. Tal vez sí en Saladillo, donde reina El Tejar, pero no en la mayoría de los cortes de las provincias de Córdoba y de Entre Ríos, donde abundan los que todavía hacen un poco de soja para subsidiar ese módulo de hacienda o de tambo que heredaron de sus mayores y que se resisten a tirar por la borda. Pretender considerarlos con un solo patrón es, en buena medida una expresión de deseos de los que necesitan un enemigo para afirmar su propia permanencia en los manejos electorales y especialmente en el manejo del poder. Tener un real compromiso con el país tal como se vanaglorian, habría significado desarmar ese frente que expresaba al campo y no, en cambio, obligarlo a consolidarse. Cuántos de los diputados, de los gobernadores y de los más altos funcionarios pertenecen o tienen capitales en esos pooles de siembra a los que ahora se abomina? Creo que sería útil que se hiciera pública toda la información que algunos pretenden tener al respecto. Estoy seguro que nos asombraríamos. Hasta hace cien días, y a pesar de nuestras denuncias, eran negocios aceptados con naturalidad por las reglas de la más encumbrada corporación, y lo mismo las relaciones con los grandes sojeros, arrendatarios de tierras y exportadores de aceite, con los que la convivencia era rutinaria y de absoluta camaradería y asociativismo. Nos dicen ahora, por lo bajo, que no se conocían los riesgos de esas complicidades, que se sienten traicionados y que lamentan esa larga convivencia... Y nosotros, cómo creen que deberíamos sentirnos? Y nosotros, por qué habríamos de creerles? Cuando lo condujeron a Grobocopatel a Venezuela en el avión presidencial, para cerrar negocios por quinientos millones de dólares con Chávez, y con el respaldo de las más altas investiduras de la República Argentina, realmente creían que era socialista y bolivariano? Cuándo cultivaban la amistad con Urquía, en verdad pensaban que el Senador, estaba haciendo el socialismo en Córdoba?

    Durante años criticamos a la izquierda porque cuando insistíamos en explicar el avance de esa metástasis que son los monocultivos de soja transgénica, se nos tapaba con el conflicto de Brukman, con la lucha de los obreros de Zanón o acaso con la del Hotel Bauen… Ahora, en el otro lado del mostrador, Omar Viviani intenta hacer lo mismo con los carriles para taxis… La verdad es que tanto unos como otros implementaron durante años cursos para que los niños pobres ingirieran soja hasta cretinizarse, y en esos años, solo se escucharon nuestras voces reclamando que eso era forraje, que no era comida para seres humanos. Se mofaban de nosotros cuando afirmábamos que la ingesta de soja les sacaba tetas a los varones y que anticipaba la menstruación en las niñas. Cuántos cursos para que la gente aprendiera a comer soja hizo el compañero DElía en la Matanza? Sería bueno saberlo… Cuántos cursos hizo Cáritas en todo el país? Hace ocho o acaso nueve años discutí el tema con el Ingeniero Serantes que presidía la institución de beneficencia de la Iglesia católica y me respondió con desplante que contaba con todo el respaldo de la Secretaría de Agricultura y del Gobierno. Poco después, nos introdujimos en un retiro cerrado de CARITAS en un pueblo de la provincia de Córdoba y le entregamos en mano al Obispo Casaretto una carpeta con evidencias científicas sobre los daños que la ingesta de soja ocasionaba en el desarrollo neurológico y hormonal de los niños. El Señor Obispo no puede ignorar las consecuencias de aquellos supuestos planes solidarios que implementaba la institución que presidía. Todo lo que conseguimos con aquella acción fue que la compañera de Caritas que se arriesgó, fuera posteriormente sancionada. Han transcurrido varios años desde entonces y el Ingeniero Eduardo Luis Serantes continúa siendo el presidente de Cáritas, a la vez que Director de la empresa de agribusiness Cazenave y asociados, una consultora que brinda servicios agropecuarios a empresas exportadoras. El Ingeniero Serantes que implementaba los planes de soja para pobres es asimismo Responsable del fondo agrícola de inversión de Molinos S. A. e indeterminado asesor de varias empresas agroindustriales y de servicios, entre las que se encuentra la Dow Agro Sciences SA.

    “Huellas de Esperanza”, es la publicación oficial de Cáritas Argentina. En el año 2002 en que se inicia, recomienda en su tapa, recetas de milanesas de soja y en las páginas interiores promociona los planes de ayuda solidaria por parte de las más grandes empresas sojeras. En el 2003 la misma publicación promocionaba asimismo, un proyecto de fabricación de hamburguesas de soja en Entre Ríos, en colaboración con AAPRESID, o sea con la Asociación de siembra directa, los grandes y principales promotores del modelo sojero. Eran los años terribles de la catástrofe social, en que el hambre mordía las carnes de buena parte de la población argentina, caída como consecuencia de las políticas neoliberales, en la más atroz de las indigencias. Mientras tanto, el modelo sojero crecía a razón de casi dos millones de hectáreas por año y en contraste con esa Argentina empobrecida, comenzaban a amasarse enormes fortunas en torno a las producciones y exportaciones de commodities transgénicas

    Estoy convencido que este conflicto actual que estalla entre los socios de ayer; ese mismo conflicto que dinamiza ideológicamente a cientos de intelectuales que durante diez años fueron ciegos, sordos y mudos; estoy convencido que está montado y desatado por otros intereses superiores a los peones que parecen jugar en el tablero de la confrontación. No sé si acaso el brusco aumento de las retenciones tuvo la oscura intención de encubrir los arreglos logrados por el Senador Urquía en el Senado y que permitieron que más de dos cosechas de soja no vendidas ni sembradas, fuesen inscritas en reserva con los precios y las retenciones de noviembre del año pasado, configurando un negociado fabuloso en la historia de los mercados internacionales de granos, negocio que algunos entendidos calculan en cientos y hasta en miles de millones de dólares. No, no sé con exactitud qué es lo que pasa. Porque en medio del griterío de ambas partes es difícil saber donde se pusieron los huevos… Lo que sé con certeza, es que de los exportadores seguimos sin hablar, y que de tener políticas agrarias no existen ni siquiera intenciones. Se también que el INTA continúa desarrollando con viento a favor un polo Biotecnológico en Carlos Casares, justamente las tierras de mi amigo Grobocopatel, quien parece haber decidido no hacer efectiva la demanda con que me amenazaba. Gracias Gustavo, por dejarme caminar la vida, sin duda tenés cosas más importantes de las que ocuparte…

    Qué país hermoso el nuestro, verdad? Un país de contrastes. Recuerdo cuando en la CTA la denunciamos a la FAA por haber multiplicado las primeras semillas de Soja RR en combinación con Monsanto. El amigo Buzzi nos acusó públicamente de mentir. Recuerdo todavía que llegamos a dudar, que estuvimos mucho tiempo con esta misma angustia que sentimos ahora. Creemos en el valor de la palabra y nos apenaba inculpar a alguien por lo que no había hecho. Sin embargo, muchas voces del campo confirmaban nuestras sospechas y además resultaba inexplicable el salto de la producción de soja en esos primeros dos años de finales de los noventa sin alguna maniobra excepcional en la multiplicación de semillas. Al final nos fuimos a Rosario y nos metimos en el archivo de la propia FAA y después de mucho buscar hallamos las pruebas. Como suele ocurrir, eran medias verdades, y no había sido FAA la que realizara el negocio con las semillas de Monsanto sino que fue AFA una rama de la FAA, en manos de los prochinos. Sin duda que Buzzi lo sabía, lo sabía y nos podría haber evitado tanta búsqueda y esfuerzo, pero prefirió como tantos otros dirigentes de la Argentina, cultivar el huerto de las ambigüedades, en vez de aclarar las cosas y ayudarnos a quienes sufrimos la angustia por el país.

    La metástasis de la soja no parece estar en discusión. El modelo no está en discusión. Lo que está en discusión es el modo en que se maneja el poder, cómo se responde desde el poder a quienes lo desafían y también está en debate gracias a los intelectuales que lamentablemente, son algo más que jarrones chinos, están en debate y desarrollo la formas perversas del simulacro y de cómo construir al enemigo e investirlo de los ropajes que necesitamos para mantenernos en el poder y por supuesto para continuar alimentando el simulacro. Estamos inventando la nueva derecha y estamos reinventando una vez más al peronismo. Resulta evidente la operatoria porque ya se la hizo demasiadas veces.

    A mi por lo menos ya no me la podés contar mordisquito…! Si cuando te quise explicar hace más de ocho años el problema de la soja me dijiste que no tenías tiempo para atenderme, cómo es que ahora descubrís como en una iluminación que entre esa señora que golpea la cacerola en plaza de mayo y los que pintaban viva el cáncer en las paredes, hay una línea directa? Qué te pasó, mordisquito, te cayó la ficha de golpe o acaso me tomás por gil? Qué del otro lado está la menezunda ya lo sé, el desafío no es saberlo sino desarmarla, quitarle las banderas y persuadirlos de que NO hagan lo que los grandes depredadores les indiquen que hagan… Pero es que vos mordisquito estás haciendo todo al revés. Vos los unís, vos les inventás una ideología que todavía no tienen, como para facilitarles el camino hacia lo horrible como cuando le cortaron las piernas al viejo y luego lo acusaron de andar con los muñones. Parece que no aprendiste nada. Ahora desafias al campo al que le regalaste todas las banderas, se las diste en bandeja, y los desafias a que formen un partido, tal vez porque te quedaste sin oposición y la necesitas para seguir el juego de esta democracia de baja intensidad, en que la corporación política juega en el fondo igual que el partido militar, pero además nos asusta con el cuco del golpe de estado.

    Esta Argentina posterior al 2001 es una Argentina en ebullición, es un hervidero, lo dijimos muchas veces. Se necesita mucha muñeca para conducirlo, pero en especial se necesita atreverse a compartir el juego, ser capaz de contener, de encauzar, saber valorar la energía que la gente invierte en cada tema, en cada lucha donde los dirigentes exceden a los asuntos en disputa. Este es el país que nos gusta, el país asambleario, ese en que todos opinan, en que la gente vuelve a sentir que se puede, porque la pelota circula, porque podemos discutir el futuro entre todos. Por eso peleaste en los años setenta. Se te olvidó. Ahora querés que todos se vayan a su casa, te quedas con la pelota y además, como los chicos malos del potrero, la pinchás para que nadie juegue. No es un buen camino. Yo que soy peronista de siempre, de familia y hasta de nieto, porque el nono era anarquista y además, porque mis parientes de Italia eran y son, unos comunistas y otros fascistas de izquierda, así que a currículo soy irreprochable, yo no pertenezco a ningún partido, no quiero pertenecer a ningún partido, no me mandes a lavar los platos otra vez. Tan solo quiero participar, opinar, quiero que no se agudicen las contradicciones, quiero en todo caso resolverlas, para bien de todos, y te lo digo después de diez años de pelear contra la soja, cuando perdimos reiteradamente los empleos en el Estado por eso mismo, por pelear contra la soja, por denunciar al Agronegocio y por decir mucho de lo que ahora se dice desde el Gobierno, olvidando que cuándo lo decíamos hace unos años era casi subversivo. Ahora, lo que pretendo es tan solo que haya políticas de Estado, que todo no sea un nuevo verso, quiero dar una mano, otra vez, no me la cortes…

    Jorge Eduardo Rulli


    NUEVO: ¡ESCUCHE LOS PROGRAMAS GRABADOS DE HORIZONTE SUR!

    http://www.grr.org.ar/horizontesur o http://vientosocial.com.ar/horizonte

    Programa Horizonte Sur, Domingos a las 11:00 (-3 GMT) por AM 870 Radio Nacional y filiales del Interior - por Internet www.radionacional.gov.ar - Conducen Jorge Rulli, Wanda Galeotti y el Grupo de Reflexión Rural -

    Todos los Editoriales, artículos y documentos en el Sitio: www.grr.org.ar



    GRR-Jorge Rulli - Presentacion/


    jueves, 12 de junio de 2008

    Donde descansan los restos de Hipólito Bouchard

    El 12 de noviembre de 1962 llegaron los restos de Hipólito Bouchard a la Argentina, según la página de la Armada Argentina:


    En el puerto de Buenos Aires fueron desembarcados del crucero "La Argentina" los restos del prócer Capitán de Navío Hipólito Bouchard, que habían sido embarcados en el puerto de El Callao, Perú (31-7-1962). La ceremonia fue presidida por el Presidente de la República, en una cureña fueron llevados los despojos mortales del héroe hacia el Panteón Naval de la Chacarita.







    Así llévenle una flor a Bouchard cuando anden por Buenos Aires.

    martes, 10 de junio de 2008

    Sobre el Glifosato y el "Plan Colombia"

    Los Fumigados.




    El tema es que es el mismo glifosato que se usa para fumigar la soja en la Argentina.

    ¿Escucharon lo que dice sobre la leche de soja?



    O sea, lo mismo que se usa para destruir las plants de coca en Colombia se usa en la Argentina y en los lugares con soja para reventar todo y que sólo quede soja transgénica.

    Da algo de miedo....


    Otros documentos sobre Hipólito Bouchardo en el Pacífico


    Encontré dos lugares, lamentablemente no están accesibles para consultar on line, tal vez algún lector de por acá quiera comprarlos y compartirlos con nosotros.

    Lo que encontré como textos son:


    Una pena que no estén para su consulta online son documentos de historiadores del Pacífico sobre el tema, si alguien los encuentra y quiere compartirlos, acá estamos.

    Siguiendo con la minería-El Oro de San Juan




    LA LIGA - BARRICK - GIOJA - PARTE 1







    LA LIGA - BARRICK - GIOJA - PARTE 2








    LA LIGA - BARRICK - GIOJA - PARTE 3








    LA LIGA - BARRICK - GIOJA - PARTE 4








    LA LIGA - BARRICK - GIOJA - PARTE 5








    LA LIGA - BARRICK - GIOJA - PARTE 6








    LA LIGA - BARRICK - GIOJA - PARTE 7







    Conflicto ambiental: la mina que divide a los sanjuaninos:

    Oro, cianuro y dólares, el cóctel de la controversia en San Juan
    • Veladero podría generar US$ 7000 millones al año; quejas de los mbientalistas.


    • El emprendimiento minero de la empresa canadiense Barrick está montado a siete horas de la capital provincial.


    • Pueden vivir hasta 4000 personas en la montaña.



    MINA VELADERO, San Juan.- A 4400 metros de altura, es la baja presión atmosférica lo que dificulta la respiración. Pero lo que la detiene es un cartel electrónico que marca en números rojos un enorme "00.20".

    "¿Ves ese cartel? -dice, orgulloso, el gerente general de esta mina que en los próximos 17 años producirá unos 7000 millones de dólares en oro-. Eso mide la cantidad de cianuro en el aire."

    La respiración vuelve dos segundos después, cuando Hernán Vera continúa con su explicación: "Son 0,2 partes por millón [ppm]. Sólo cuando supera las 3 ppm es para preocuparse".

    La manipulación del cianuro, sus posibles filtraciones a los ríos y napas de la Cordillera y su esparcimiento por el aire constituyen algunos de los principales cuestionamientos que las organizaciones ambientalistas hacen a este megaemprendimiento minero de la empresa canadiense Barrick. Por eso exigen que San Juan, como antes lo hicieron Chubut y Río Negro,
    prohíba el uso de ese producto para la extracción de oro.

    Veladero fue inaugurada en octubre último, con una inversión de más de 500 millones de
    dólares, apenas un tercio de la estimada para el otro gran proyecto de Barrick:
    Pascua-Lama, una iniciativa binacional que ya fue aprobada -aunque con importantes observaciones- por Chile y que ahora aguarda el visto bueno del gobierno sanjuanino de José Luis Gioja. El gobernador es un ferviente defensor de la minería, pero la fuerte oposición de los ambientalistas a ambos lados de la frontera amenaza con producir un conflicto internacional similar al que vive Gualeguaychú con las plantas de pasta celulósica.

    Barrick sostiene que los temores de contaminación son infundados y que la mejor prueba de que
    Pascua-Lama es un emprendimiento seguro es ver cómo funciona, a pocos kilómetros, su hermana menor, Veladero.



    Una ciudad en la montaña
    Llegar aquí no es fácil. En el camino -siete horas en auto desde la capital provincial- hay que atravesar, además de las nubes, tres puestos de seguridad, dos chequeos médicos y un cambio obligatorio de indumentaria. Las cumbres nevadas, el azul intenso del cielo y la fauna del
    lugar -guanacos, zorros, liebres- completan un paisaje que es un verdadero premio al esfuerzo.

    La primera instalación de Veladero es el campamento, un moderno complejo con capacidad para 4000 personas. Es casi una ciudad construida por Barrick en la montaña: tiene desde un hospital y una planta potabilizadora de agua hasta un canal de cable propio y "el puesto de diarios
    más alto del mundo".

    Aunque estricta en sus políticas de seguridad para evitar accidentes, la empresa ha decidido abrir su mina al público para disipar las dudas que expresan los ambientalistas. Incluso ha invitado a los dirigentes de las organizaciones que se oponen. Ellos han rechazado el ofrecimiento. "Te muestran sólo lo que quieren", alertan. Pese a esas advertencias, LA NACION no
    encontró inconvenientes para recorrer, preguntar y fotografiar en todos los sectores de la mina.

    El proceso de producción del oro comienza en la mina propiamente dicha, ubicada a 4800 metros de altura. Mediante explosiones con anfo se extrae el material rocoso. Aquí surgen los primeros reparos de los ecologistas: la voladura -dicen- libera metales peligrosos para animales y seres
    humanos. "Es cierto que se genera polvo -se defiende Vera-, pero son partículas muy pequeñas y el viento, que aquí es muy fuerte, se encarga de dispersarlas."

    Mediante gigantes camiones que soportan una carga de 240 toneladas (cada rueda mide casi tres metros de alto), ese material es transportado hasta la planta de trituración. Al salir, las piezas de roca tendrán un diámetro máximo de tres centímetros.

    Luego, el material es depositado en el valle de lixiviación, una gigantesca pileta de 14 hectáreas
    recubierta por una membrana de cinco capas, y es regado permanentemente con una solución de agua con cianuro (se bombean 2000 metros cúbicos por hora).
    Recientemente se detectó una filtración en la primera de las capas. "Eso es algo normal. Nuestro valle de lixiviación está catalogado como muy bueno en la clasificación mundial", dice Vera.

    Separador de metales


    La lixiviación con cianuro es el centro de las críticas de los ambientalistas. Ese producto químico atrae las partículas de oro y plata. El líquido resultante es drenado y luego, mediante un preparado con cinc, se procede a separar los metales del agua con cianuro.

    Barrick sostiene que, gracias a las membranas y los sistemas de seguridad, sumados al reciclaje de la solución cianurada una vez separado el oro, no hay posibilidad de que ese químico contamine. Pero el reciclaje no es total: cada año hay que agregar 700 toneladas de cianuro al circuito.

    ¿Qué pasó con ese faltante de cianuro?


    "Cuando entra en contacto con la luz solar se descompone en carbono y nitrógeno en concentraciones bajísimas. La evaporación del cianuro no afecta el medio ambiente", explica el gerente de la mina. Y para disipar temores, señala el cartel electrónico con la cantidad de cianuro en el aire.

    A Hugo González (también ingeniero en minas, como Vera), de la agrupación ambientalista Sanjuaninos Autoconvocados, esa explicación no lo convence. "Ese carbono y ese nitrógeno se transforman en la atmósfera en dióxido de carbono y en óxidos nitrosos, que provocan gases invernadero -dice-. Además, no es cierto que 0,2 partes por millón de cianuro sean inofensivas, porque lo importante es que su efecto es acumulativo en el tiempo."

    La producción de la mina termina con un sistema de filtros que separa la solución cianurada de
    los metales extraídos de la roca. El material resultante es procesado y fundido en los hornos de la planta para crear los lingotes de doré, una mezcla de oro y de plata.

    En una bandeja de metal descansan seis lingotes de 17 kilos cada uno. Al lado, los operarios siguen, como si nada, con sus tareas habituales. Esta vez, son unos breves cálculos matemáticos los que volverán a detener la respiración: en esa bandeja, indiferentes a la atención de todos,
    había un millón de dólares en oro.

    Por Oliver Galak



    Primer minero

    SAN JUAN (De un enviado especial).- El primer lingote producido por Barrick en Veladero fue donado a San Juan. "Está guardado en la bóveda de la provincia y vamos a poner un símil de eso en la Casa de Sarmiento, en homenaje a Sarmiento, que fue el primer minero que hubo en el país -dijo el gobernador José Luis Gioja a LA NACION-. No pongo el verdadero porque se lo van a chorear; para qué los vamos a tentar..."




      domingo, 8 de junio de 2008

      “El precio de los alimentos no puede ser fijado por la Bolsa”



      JEAN ZIEGLER, RELATOR DE LA ONU SOBRE ALIMENTACION


      “El precio de los alimentos no puede ser fijado por la Bolsa”



      El experto internacional habla de la decepción que le provocó el resultado de la cumbre de la FAO, que se realizó en Roma la semana pasada. Asegura que los Estados Unidos sabotearon la resolución para que no se mencionaran los biocarburantes, la especulación bursátil y las políticas del FMI.




      Por Vicente Romero

      Desde Ginebra



      Firme y radical en sus convicciones, el suizo Jean Ziegler es uno de los más lúcidos analistas de la realidad mundial. Tras haber sido durante muchos años diputado socialista y enfant terrible de la II Internacional, sus opiniones son respetadas especialmente en el ámbito de los Derechos Humanos. Como relator especial de las Naciones Unidas sobre Alimentación ha denunciado los despiadados negocios que se ocultan tras el hambre de millones de seres humanos. Incansable, pese a haber superado la barrera de los setenta años, el profesor Ziegler continúa alzando su voz frente a las injusticias que constituyen la base del sistema económico internacional.



      Tras la cumbre convocada por la FAO en Roma, Ziegler no vacila en señalar a los instigadores del fracaso de Naciones Unidas, precisando que habla a título personal ya que el ejercicio de su cargo le impediría pronunciarse sobre algunas cuestiones.



      “Lo positivo –dice– es que por primera vez se reunieran más de 50 jefes de estado o de gobierno y 2000 altos funcionarios para discutir estrategias comunes contra las masacres del hambre. Pero el resultado final es extremadamente decepcionante, porque la resolución final no dice nada sobre los biocarburantes, que queman centenares de millones de toneladas de grano; nada sobre la especulación bursátil que hace explotar los precios de las materias primas agrícolas; nada sobre las políticas absurdas del Fondo Monetario Internacional y de la Banca Mundial. La causa principal de este fracaso es el sabotaje norteamericano. Los Estados Unidos y sus aliados consideran que la mano invisible del mercado resolverá por sí sola el espantoso problema del hambre. Y que hace falta liberalizar aún más el mercado mundial, privatizar todo el sector público, para que las fuerzas de producción se desarrollen y conjuren el hambre. Esa es también la teoría de las grandes sociedades multinacionales que controlan el comercio alimentario mundial.”



      –¿No es absurdo que los alimentos básicos coticen en Bolsa y estén sujetos a maniobras especulativas, cuando su comercio condiciona la supervivencia de millones de personas?



      –Absolutamente. Es un despropósito que el precio de los alimentos sea fijado por la Bolsa, cuando deberían ser retirados de la especulación. Lo ocurrido entre diciembre y marzo pasados fue escandaloso: tras el crack financiero, que provocó más de un billón de dólares de pérdidas en valores patrimoniales, los grandes especuladores emigraron de la Bolsa de Nueva York hacia la de Chicago. Es decir, pasaron de especular y perder con acciones y obligaciones, a hacerlo y conseguir enormes beneficios con materias primas agrícolas, con arroz, trigo, mijo, etcétera. La sociedad civil exige que los alimentos sean declarados bien público y que su precio se fije mediante negociaciones entre países productores y países consumidores. El sistema para hacerlo ya ha sido puesto a punto por la Untacd, que presentó en Roma siete métodos para fijar los precios de las materias primas alimentarias. Pero las presiones de la delegación norteamericana y de las grandes sociedades multinacionales lograron que quedara descartado.



      –Parece que las instituciones económicas internacionales aceptan la desigualdad como un orden natural del mercado mundial y cierran los ojos ante las responsabilidades criminales de las grandes corporaciones financieras privadas...



      –Sí. Para las organizaciones responsables del orden económico mundial, como la Organización Mundial del Comercio y el Fondo Monetario Internacional, lo que cuenta es el mercado. Por eso pretenden desarmar a los estados, privatizar todo el sector público y arrebatar a los pueblos el control de las riquezas. Pretenden que una liberalización total liberará fuerzas que duermen en el mercado mundial y creará riquezas inmensas. Y anuncian que un día se producirá una golden rain, una lluvia de oro que beneficiará a todo el mundo. Sin embargo, desde que se inició la globalización tras la desaparición de la bipolaridad del mundo, el producto mundial se ha doblado y el comercio mundial se ha triplicado. Pero las inmensas riquezas creadas se han quedado entre las manos de las oligarquías financieras, que tienen hoy mayor poder del que jamás ha tenido ningún jefe de estado, rey, papa o emperador. Las grandes corporaciones multinacionales controlaron el pasado año el 52 por 100 del producto mundial bruto. Y, al mismo tiempo, dos mil millones de personas, según las estadísticas de las Naciones Unidas, viven en la miseria más extrema, sumidas en un terror cotidiano, condenados a la angustia cotidiana de saber que mañana tampoco tendrán con qué comprar los alimentos que precisan sus familias. Pero las oligarquías financieras que detentan el poder económico no tienen interés alguno en favorecer un reparto más justo ni se plantean objetivos de justicia social.



      –¿Disponen los Estados de suficiente poder para oponerse a los designios de las grandes corporaciones multinacionales?



      –En el orden mundial del capitalismo globalizado, con el mercado como instancia decisoria central expresada mediante la bolsa, el poder de los estados ha disminuido, ha retrocedido. Lo que cuenta son las oligarquías detentadoras del capital financiero. Así, ocho sociedades multinacionales controlan más del 80 por 100 de todo el comercio mundial de alimentos básicos. Cargill, por ejemplo, monopoliza el 25 por 100 del comercio de cereales. Las sociedades multinacionales no son la Cruz Roja: su misión es conseguir beneficios, incrementar su valor financiero; sería absurdo pedirles que bajaran los precios, que pensaran en los hambrientos.



      Porque corresponde a los estados imponer el bien público, emprender una lucha efectiva contra la masacre cotidiana del hambre. Pero los estados no están haciendo ese trabajo y las Naciones Unidas tampoco, aunque técnicamente existen los instrumentos precisos para ello. Lo que falta es una presión pública, democrática, que lo exija.



      –¿No cabe esperanza alguna?



      –La única esperanza que nos queda es la insurrección de las conciencias, el imperativo moral de cada uno de nosotros. Nos cabe publicar los datos dramáticos del hambre para favorecer una toma de conciencia que movilice a la ciudadanía. Si los ciudadanos dijeran no queremos tolerar que cada cinco segundos muera un niño de hambre, no queremos tolerar que los especuladores decidan los precios de los alimentos, nuestros gobiernos estarían forzados a reaccionar. Y el hambre desaparecería en pocos meses.



      –Una de las cuestiones urgentes que la cumbre de Roma ha dejado sin responder es el impacto de los biocombustibles sobre la crisis alimentaria.



      –Los agrocarburantes, agroetanol o agrodiesel, son un crimen contra la humanidad. El año pasado, pongo un ejemplo, los Estados Unidos quemaron 131.000 millones de toneladas de maíz, el tercio de su cosecha, más otros centenares de millones de toneladas de cereales, para fabricar agrocarburantes. El argumento del presidente Bush no es totalmente absurdo: pretende luchar contra la degradación del clima y contra la excesiva dependencia del petróleo proveniente del Medio Oriente. Pero hay un derecho que prima sobre cualquier argumentación, que es el derecho a la vida, el derecho a la alimentación. Y si se retiran del mercado 131.000 toneladas de maíz del mercado para fabricar agrocarburantes destinados a los cientos de millones de automóviles norteamericanos, se provoca que los precios de la alimentación básica exploten en México. Eso es intolerable. Para valorar qué suponen los agrocombustibles basta un ejemplo: llenar con 50 litros de bioetanol el depósito de un vehículo de turismo normal requiere quemar 358 kilos de maíz. Y con 358 kilos de maíz un niño mexicano o de Zambia, por citar dos países donde el maíz es alimento básico, puede vivir durante un año.



      Fuente: Página 12.

      viernes, 6 de junio de 2008

      Sobre la Conferencia de la Fao en Roma

      Texto del Embajador Eduardo Valdez, ex Jefe de Gabinete de Cancillería


      “Eliminen la FAO” gritó el presidente de Senegal Abdoulaye Wade respecto de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación a la que culpó de la actual crisis alimentaria.
      862 millones son las personas sub-alimentadas en todo el mundo y la suba que llegaron a registrar los alimentos en lo que va del 2008 es del 53% respecto del mismo período del año pasado. Es muy fácil decir que los alimentos suben por la mayor demanda de India y China, pero esto no es la única verdad; el desvío de fuentes de alimentos para la producción de combustibles alternativos, la política de subsidios que aplican los países del Norte a sus productores, el aumento del precio del petróleo, que incide en el costo de uso de maquinarias en la siembra y cosecha los que se trasladan al precio del producto, y la especulación financiera de los pooles de siembra al caerse otros negocios de la usura como las hipotecas basura completan el fenómeno y otorgan responsabilidades hasta ahora ignoradas.
      Con este panorama acaba de culminar en Roma la cumbre de Naciones Unidas en un fracaso rotundo, en una declaración “sin compromisos”, donde los poderosos impidieron que el documento mencionara a su proteccionismo, y si que se planteara ninguna solución al tema de los biocombustibles, donde todas las posibilidades están abiertas, para que todo siga igual.
      Mayor fue la sorpresa cuando como hecho novedoso se enuncia en un párrafo de la declaración “la necesidad de reducir el uso de medidas restrictivas que podrían incrementar la volatilidad de los precios a nivel internacional”.


      Traducido en criollo: los gobiernos no deberían poner impuestos a los productores agrícola-ganaderos. Lo que generó la reacción del bloque latinoamericano encabezados por Argentina y seguido por Venezuela, Cuba, Bolivia, Ecuador y Nicaragua, quienes no firmaron la declaración. El mercado es el responsable del creciente hambre en el mundo, la FAO ha demostrado ser incompetente, dando voz a los países del Norte para pedirnos que renunciemos al Estado, única herramienta capaz de regular la injusticia.

      Si los Estados poderosos han renunciado a la seguridad alimentaria de los más pobres en pos del lucro de las cinco corporaciones (Cargill, Dreyfus, Bunge y Born, Andre y ADM) que controlan el 80% del comercio mundial, el único recurso que nos quedará para contrarrestar esta desigualdad será refugiarnos en nuestra soberanía.

      Helder Cámara, el obispo brasileño líder del Movimiento de Sacerdotes del Tercer Mundo, manifestó : "Si doy comida a los pobres, me llaman santo. Si pregunto por qué los pobres no tienen comida, me llaman comunista".

      Eduardo Valdés