Dijo el periodista Héctor Huergo en la última edición de Clarín Rural: “En un reportaje televisivo, el ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación aclaró que no existe ningún estudio del Conicet -organismo que depende de ese ministerio- acerca de los efectos del herbicida glifosato sobre embriones de anfibios. El doctor Lino Barañao reconoció en "El Campo, la Industria Verde ", que el autor de esos trabajos (que fueron difundidos por algunos medios) es investigador del Conicet y docente de la cátedra de Embriología de la Facultad de Medicina de la UBA. "Pero el cuerpo directivo del Conicet no lo avala", enfatizó. Consultado acerca de si la autorización de cultivos transgénicos, empezando por la soja -que lleva 13 años en el mercado y tuvo una enorme difusión- había generado alguna consecuencia, dijo que: “ jamás se reportó un caso, en todo el mundo, de algún problema sanitario. Mientras tanto, los alimentos orgánicos produjeron centenares de muertos, por contaminación con microbios o toxinas naturales", indicó. Y agregó que "no por eso vamos a prohibir los alimentos orgánicos: lo que hay que hacer es producirlos bien y tomar todos los recaudos". Al igual que con los convencionales, Barañao enfatizó que: “hay que mejorar las condiciones de uso de los agroquímicos. No sólo en la aplicación, sino también en algunas cuestiones colaterales: hay quien usa los envases vacíos para guardar alimentos. Deben ser bien lavados y destruidos, cosa que no siempre se hace”.Pensamos que la tarea de un Ministro no es ni debería ser la de evaluar trabajos técnicos, sino la de dictar políticas. Criticar el trabajo de Andrés Carrasco y ponderar las bondades de los OGM, lo definen a Barañao, como un clarísimo operador de los Agronegocios y de la industria Biotecnológica, y ello, tanto como sus declaraciones sobre la agricultura orgánica, dan vergüenza ajena y resultan representativos del modelo de dependencia neocolonial profunda que tiene nuestro país con las Corporaciones. Podemos añadir que el Dr. Carrasco no empleó en su investigación, ninguna metodología que no se use habitualmente en ese tipo de estudios. De hecho, Monsanto, en los suyos, usa las mismas metodologías, ya que son las aceptadas por la comunidad científica. El hecho de sumergir a las larvas de anfibio en una solución muy diluida de cualquier plaguicida, es una simulación de la deriva del mismo hacia los cuerpos de agua, donde muchas veces se concentran en cantidades superiores, causando mortalidad de peces y anfibios. En estudios embriológicos, estos datos tienen sentido ya que el desarrollo del ser humano no difiere demasiado del desarrollo de cualquier vertebrado, y dado que, no pueden usarse embriones humanos, se usan "modelos" similares, tales como los anfibios, que, además, sirven al modelo experimental porque su desarrollo es más rápido.
Durante los últimos años hemos denunciado, desde el GRR y desde la Campaña Paren de Fumigar, así como lo hicieron todos los grupos amigos que la componen, tales como el CEPRONAT de Santa Fe y las madres del Barrio Ituzaingó anexo de Córdoba, el daño irreparable que producen los agrotóxicos que acompañan a las sojas transgénicas: enfermedades de carácter terminal, abortos y malformaciones. Se trata de los efectos letales de una agricultura que merece el apelativo de agro genocidio. El informe Pueblos Fumigados que hemos presentado, y que puede hallarse en nuestra página www.grr.org.ar, da testimonio del sufrimiento colectivo, pero también, es un camino para superarlo y una propuesta para generar modelos alternativos más sustentables y ecológicos, en una Sociedad menos tóxica. La Argentina sojera y dependiente de la biotecnología, que respalda desembozadamente, el Ministro Lino Barañao, ha batido record de cosechas, pero también, de víctimas inocentes que reclaman justicia, y son tantas las víctimas, que ya no pueden ocultarse…
GRR Grupo de Reflexión Rural 7 de mayo 2009
Más información sobre lo que dijo el Ministro:
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