martes, 25 de enero de 2011

La web no murió!

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Por Rafael Cabral
Fue paseando en un kiosko de revistas que el físico Tim Berners-Lee, el creador de la web, encontró un obituario que, aunque improbable, lo dejó “irritadísimo y desconfiado”, ya que hablaba que la invención a la que él le dedicó su vida no tendria mas sentido de ahí en adelante. “La web está muerta”, anunciaba la tapa de Wired, en letras negras garrafales. El artículo festejaba el éxito de los apps para smartphones y tablets (pagos, casi todos) y el supuesto declinio del acceso a los websites (gratuitos).

“El artículo es pésimo y ellos deberian tener verguenza de publicarlo”, dijo Berners-Lee, en una entrevista a Link durante el Campus Party, en que fue uno de los conferenciantes. “Pero vi que había un punto ahí”, Por mas viva que la red estuviese, habia mucha gente que queria de verdad verla enterrada – y ganar más dinero con esto.

Berners-Lee llegó a ser prohibido de usar los computadores de la universidad de Oxford por ser encontrado “hackeando” y batalló años para entender códigos complejos y llegar al CERN, el instituto suízo que invirtió para ver la web en el aire. Internet ya existía antes de ella, pero como una serie de redes militares y universitarias independientes. Su idea fue hacer que todos los computadores conectados del mundo se comunicaran por medio de un lenguaje común (HTML), creando una red descentralizada por naturaleza y sin dueño, pues él desistiría de la patente para dejarla “abierta”, al contrario de las tiendas de aplicativos que hoy amenazan su liderzgo. Era visionario, utópico y una locura. Pero, a partir del día 6 de agosto del 91, cuando Berners-Lee subió el site del CERN en la web, era también realidad.

Es ahora, veinte años después, que las personas quieren cambiar todo eso por la comodidad de programitas en la pantalla del celular o por los “jardines murados” de Facebook.

“Yo entiendo porque las personas están haciéndolo”, dice, “pero todavía así me parece alarmante”. Su principal crítica, lanzada en un artículo respuesta para Scientific American (Larga vida a la web), es que el cambio perjudica a la innovación.

“Vos hasta podés ver cosas nuevas surgiendo en sistemas cerrados, pero, en el largo plazo, nos beneficiamos mucho mas con la descentralización. Así, las invenciones no dependen especificamente de ningún site, empresa o persona – y eso es genial”, explica.

Para eso, él dice, tenemos que garantizar que la web continúe siendo construída con estándares abiertos, que todos pueden alterar si lo quisieran.

“La importancia de la web no está tanto en ella misma, sino en el hecho de ella ser una plataforma que sirve como base para más y más invenciones”.



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