Fuente Derecho a Leer
El Asedio1 a WikiLeaks
derechoaleer.org
por Richard Stallman (stallman.org)
Las protestas de Anonymous en la web son el equivalente en Internet de una manifestación masiva. Es un error llamarlo hacking (inteligencia lúdica) o cracking (quebrantar la seguridad). LOIC, el programa que está siendo utilizado por el grupo, fue pre-configurado, por lo tanto no requiere de gran ingenio para ser ejecutado, y no rompe la seguridad de ninguna computadora. Los manifestantes no han intentado tomar el control de la página web de Amazon, ni extraer ningún dato de MasterCard. Más bien, entran por la puerta principal del sitio, el cual simplemente no puede dar abasto con el volumen de visitas.
Es también un error llamar a estas protestas “ataques DDoS”. Un ataque DDoS, hablando con precisión, se realiza con miles de computadoras “zombis”. Alguien quiebra la seguridad de los equipos (generalmente con un virus) y toma el control de los mismos en forma remota, luego los utiliza como “botnet” dirigiéndolos al unísono según su voluntad (en este caso, para sobrecargar el servidor). Por el contrario, los manifestantes de Anonymous generalmente pusieron sus propios equipos a disposición para las protestas.
La comparación correcta es con la multitud que la semana pasada protestó en las tiendas Topshop. Esos manifestantes no irrumpieron en los locales, ni se llevaron ningún producto, pero sin lugar a dudas causaron algunos trastornos a su propietario, que además ejerce como “consejero” del gobierno británico —para poder continuar con la extracción de dinero evadiendo impuestos, es de suponer.
No me gustaría nada que mi tienda (suponiendo que tuviera una) fuese objeto de una protesta semejante. Tampoco le ha gustado a Amazon ni a MasterCard, y sus clientes quedaron irritados, como seguramente también los que esperaban comprar en Topshop el día de las protestas.
Internet no podría funcionar si los sitios web fueran frecuentemente bloqueados por multitudes, al igual que una ciudad no puede funcionar si sus calles están permanentemente llenas de manifestantes. Pero antes de reclamar medidas enérgicas en contra de estas protestas en Internet, hay que tener en cuenta la razón por la cual se está protestando: en Internet, los usuarios no tienen derechos. Como el caso WikiLeaks ha demostrado, lo que hacemos en Internet, lo hacemos bajo concesión condicional.
en Internet, los usuarios no tienen derechos. Como el caso WikiLeaks ha demostrado, lo que hacemos en Internet, lo hacemos bajo concesión condicional
En el mundo físico, tenemos el derecho de imprimir y vender libros. Si alguien quiere impedirlo, tendrá que dirigirse a un tribunal. Este derecho no es tan sólido en el Reino Unido (pensemos en las “super-injunctions” [N.T. “super medidas cautelares”]), pero al menos, existe. Sin embargo, para publicar un sitio web necesitamos los servicios de una empresa gestora de nombres de dominio, un proveedor de Internet, y frecuentemente una empresa de alojamiento web, y cualquiera de estos intermediarios pueden ser presionados para que nos corten el servicio.
En los EE.UU. ninguna ley requiere explícitamente este nivel de precariedad. Más bien, está incorporada en los contratos que nosotros mismos hemos permitido a estas empresas establecer como lo normal. Es como si todos viviésemos en habitaciones alquiladas y los propietarios pudieran desalojar a cualquiera en cualquier momento, sin previo aviso.
La lectura también se ha vuelto precaria. En el mundo físico, podemos comprar un libro con dinero en efectivo, y una vez que lo poseemos, podemos darlo, prestarlo o venderlo a cualquier otra persona. Tenemos también la libertad de conservarlo para nosotros. Sin embargo, en el mundo virtual los dispositivos de lectura vienen con grilletes digitales que impiden la donación, el préstamo o la venta del libro, como así también con licencias que prohíben estas prácticas. En 2009, Amazon utilizó una puerta trasera de su lector de libros electrónicos para eliminar de forma remota miles de ejemplares del libro “1984” de George Orwell. El Ministerio de la Verdad ha sido privatizado.
En el mundo físico, tenemos el derecho a pagar con dinero y recibir dinero — incluso de manera anónima. En Internet, sólo podemos recibir dinero con la aprobación de organizaciones como PayPal o MasterCard, y la “seguridad del estado” registra los pagos minuto a minuto. Leyes con “presunción de culpabilidad” tales como la Digital Economy Act, extienden este modelo de precariedad a la conexión a Internet.
En Internet, sólo podemos recibir dinero con la aprobación de organizaciones como PayPal o MasterCard, y la “seguridad del estado” registra los pagos minuto a minuto.
Todo lo que hacemos en nuestra propia computadora también es controlado por otros cuando se usa software no-libre. Los sistemas de Microsoft y de Apple aplican grilletes digitales — características especialmente diseñadas para crearles restricciones a los usuarios. La posibilidad de seguir usando un programa o funcionalidad también es precaria: Apple colocó una puerta trasera en el iPhone para eliminar de forma remota las aplicaciones instaladas. En Windows se ha detectado la existencia de una puerta trasera que le permite a Microsoft ejecutar cambios en el software sin pedir permiso.
Empecé el movimiento del Software Libre para reemplazar el software no-libre que controla al usuario por software libre que respeta su libertad. Con el Software Libre, al menos podemos controlar lo que hacen los programas en nuestras propias computadoras. El programa LOIC utilizado en las protestas de Anonymous es libre; en lo específico, los usuarios pueden leer el código fuente y cambiarlo, de modo que no se pueden imponer funciones maliciosas como Windows y MacOS pueden.
En la actualidad, el estado de los EE.UU. es un nexo de poder para los intereses corporativos. Tiene que fingir servir al pueblo, y por lo tanto teme que la verdad se filtre. De ahí la razón para sus campañas paralelas contra Wikileaks: sofocarla aprovechando la precariedad de Internet y limitar formalmente la libertad de prensa.
En la actualidad, el estado de los EE.UU. es un nexo de poder para los intereses corporativos. Tiene que fingir servir al pueblo, y por lo tanto teme que la verdad se filtre.
La supresión de Wikileaks es equiparable al asedio de manifestantes en una plaza de Londres. Los ataques preventivos por parte de la policía provocan una reacción; la gente, indignada, comete pequeñas infracciones que luego son utilizadas para distraer la atención de las gigantescas infracciones cometidas por del estado. Así, en Gran Bretaña se arrestó a un estudiante por haberse colgado de la bandera, pero no al individuo (probablemente un policía) que le rompió el cráneo a un estudiante. De la misma manera, los estados tratan de encarcelar a los manifestantes de Anonymous en vez de encarcelar a los torturadores y asesinos oficiales. El día en que nuestros gobiernos persigan a los criminales de guerra y nos digan la verdad, el control de las multitudes de Internet podrá pasar a ser nuestro problema a resolver más apremiante. Me alegraré mucho si llego a ver ese día.
[1] Original en inglés: “Kettling”, término que se refiere a la táctica policiaca de acorralar a un gran grupo de manifestantes durante horas en medio de una protesta.
Copyright 2010 Richard Stallman
Artículo publicado bajo la Licencia Creative Commons Reconocimiento-Sin Obras Derivadas. Traducción de derechoaleer.org
Gracias Richard!
Fuente Derecho a LeerTambién en Derecho a Leer dejó un enlace a un artículo sobre la persecución al voleo contra quienes participan del grupo Anonymus:
Fuente Alt 1040
Por el mes de noviembre los del FBI anunciaron que habían decidido abrir una investigación para perseguir a la gente de Anonymous, ese grupo de personas anónimas considerados ciberactivistas por muchos y puros delincuentes por otros muchos que hace unos meses tiraron los sitios webs de varias empresas —por ejemplo la de PayPal— “enemigas” de WikiLeaks y su fundador, Julian Assange.
La primera consecuencia de dicha investigación fue la detención de un joven adolescente de 16 años que al parecer colaboró en los ataques prestando parte de su conexión —al igual que hizo muchísima otra gente— y la segunda llegó hace unos días con la incautación por parte del FBI de varios discos duros de un servidor que se cree también fue utilizado en los ataques que tumbaron las páginas web de PayPal, MarterCard, Visa y demás.
Según la publicación The Smoking Gun el FBI centró sus investigaciones en dos direcciones IP —proporcionadas por PayPal— involucradas presumiblemente en los ataques. Una de ellas les llevó hasta una servidor, el que comentaba arriba, situado en Dallas propiedad de la empresa Tailor Made Services y la otra hasta un segundo servidor en California de la compañía Hurricane Electric del que el FBI también habría sacado información.
Dicho esto, la pregunta obvia que más se está repitiendo es si tanta investigación para detener a alguno de los participantes en los ataques contra “antiWikiLeaks” conseguirá que en el futuro no se produzcan nuevas acciones como las que nos ocupan. Personalmente tengo meridianamente clara la respuesta y no es otra que un rotundo no.
Claramente lo que intenta hacer el FBI —no tienen más opciones— es acongojar a nivel general mediante detenciones selectivas, lo que dará como resultado dos cosas en mi opinión: la primera, un aumento de crispación de la gente, y la segunda, que los próximos ataques estén mucho mejor organizados para evitar entre otras cosas problemas a los que participen en ellos. Probablemente en poco tiempo podremos comprobar si estoy en lo cierto o por el contrario esta persecución del FBI frenará los DDoS como fórmula de protesta.
Fuente Alt 1040
Me llama la atención que la forma es muy parecida a la que realiza la industria de contenidos cuando quieren aterrorizar a alguien, simplemente agarran a alguien al voleo, un perejil, digamos, y lo muestran como ejemplo para generar terror.
Cuántos de esos casos de un chico o chica de 15 o menos años con un montón de canciones descargadas y multas de miles o cientos de miles de dólares ya vimos.
En la Argentina hubo un intento de hacer algo así al voleo
Donde algunos se asustan pero, generalmente, lo que quieren es simplemente sembrar pánico...
Uf, no hay mucha imaginación tampoco, o digamos que ellos también se piratean
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