miércoles, 30 de junio de 2010

Dossier sobre Islandia V


Fuente Revista Piaui-João Moreira Salles


Una banda empieza a tocar marchas fúnebres y marciales. Escritores toman el escenarioy leen trechos de sagas en que las almas en pena y los canallas son sustituídos por políticos y milionarios. Gordon Brown aparece vestido de Hitler. un señor trae un cartel que ataca a Baugur, grupo que controla supermercados, diarios y bancos y cuyo dueño, Jón Ásgeir, tal vez sea el mas notorio de los neovikings, y, también, el único a permanecer en Islandia para enfrentar las protestas. Fente a escenario, un niño de 10 años sostiene una cartulina que pregunta en varias lenguas: "¿Cuál será mi futuro?"

A las tres en punto, en cada palmo del suelo ocupado, todos cantam el himno nacional. Hördur toma el micrófono y grita: "¿Ustedes quieren derrubar al gobierno?" La respuesta es estruendosa. "¿Davíd?" "Fuera!" "¿Geir?" "Fuera!" "Fuera!" "Fuera!" Le pasa la palabra a una estudiante de derecho cuyo rostro de huesos salientes le dá una expresión firme. Con un discurso crecientemente inflamado, ella conclama a la población a no pagar las deudas. Las venas de su cuello saltan y la voz se le quiebra por el esfuerzo de los gritos. Pasados diez minutos, ella estira el brazo en dirección al Parlamento y concluye, con bronca y desprecio no contenidos: "Si dentro de una semana ustedes no salen, habrá una revolución!"

En ese mismo instante, una inmensa faja es desplegada desde lo alto de un edificio y, ruidosa, case alcanza el suelo: en ella, un lobo llamado FMI se come a Islandia y excreta las palabras educación, salud, independencia. un muchaho yergue el puño en el tejado. Del otro lado de la plaza, un segundo activista aparece en el balcón del Parlamento y cuelga una chapa en la baranda. En letras rojas, se lee: EN VENTA. Por sobre las palabras, un sello: VENDIDO. El valor: 2,1oo millones de dólares, la cifra que en aquella semana el gobierno habia acordado con el FMI - era el primer país del mundo desarrollado a recurrir a la institución en más de treinta años.

Alguien avisa que un militante había sido preso en la víspera. Alcanzó el tejado del Parlamento, no para colgar placas, sino para sustituir la bandera del país por el pabellón de un supermercado del grupo Baugur. El símbolo de la red es un puerco. En medio a gritos, Hördur propone que las personas dejen la plaza y se dirijan a la jefatura de policía, donde el muchacho está encarcelado. Cerca de 200 personas se ponen e camino.

Una de ellas es Thór Jóhanneson, de 33 años, estudiante de literatura pronto para recibirse como Profesor Islandés. Él está espantado con la dimensión de las protestas: "Cuando Oddson apoyó la invasión a Iraq (llegamos a mandar un soldado - en verdad, una mujer), 80% de los islandeses se oponían, pero apenas unos 200 protestaron. Lo que está pasando es absolutamente nuevo. El estado de las cosas es el peor posible. Los políticos están ligados a los banqueros, que están ligados a los grandes grupos empresariales. Este país es un gran incesto. A cada dia se parece mas con Rusia, sólo que sin los cadáveres. Unos veinte o treinta tipos son nuestros oligarcas. Tudo les fue dado a ellos por el gobierno, desde los bancos a los permisos de pesca. El derecho de explotar las aguas de Islandia pertenece ahora a quince o veinte compañias, sólo ellas tienen el derecho de pescar comercialmente. Y nosotros perdimos todo: dinero, empleo y verguenza."

La sede de la policía es un edificio de dos pisos, com una puerta de dos cuerpos a la entrada. Los manifestantes intentan entrar, pero ella está cerrada. No se ve un único policía. La puerta cerrada parece una táctica casi infantil para sugerir que nadie está en casa, impresión reforzada cuando las luces de dentro son apagadas. De vez en cuando se percibe una figura semi agachada que cruza rápido a una ventana.

Empieza a llover. En la calle, bloqueada al tránsito, señoras y señores de bastón se juntan a los jóvenes. Cuando un ómnibus intenta forzar para pasar, un niño de 15 años abre los brazos y se deixa caer sobre el vidrio del frente, mira a los ojo al conductor. un segundo ómnibus intenta pasar, y esta vez es una señora de media edad que se cuelga del paragolpes del vehículo. Indiferentes a la lluvia y la noche, todos gritan: "Út med Hauk! Inn med Geir!" Haukur es el muchacho preso; Geir es el primer ministro: "Suelten Haukur! Encarcelen a Geir!"

"¿Adónde estan las piedras?", pregunta Thór Jóhanneson. "Esto es típico de la gentileza islandesa. Nos quedamos siempre a un paso de la verdadeira revuelta! ¿Adónde están las piedras?!", repite, ahora a los gritos. Alguien tira una bomba de pintura roja en la fachada del edificio. Después otro. un muchacho avanza y dá una patada en la puerta. una muchacha de rostro angelical também prueba, y, en pocos minutos, decenas de personas se turnaban en las patadas.

De adentro, se veen las formas agitadas de hombres de casco y visera. Surgen pedazos de madera para hacer un aríete. La puerta cede, mientras las hurras colectivas atraviesan la calle. un grupo de jóvenes ingresa en el interior y es contenido por gás lacrimógeno. Por la puerta lateral del surge la tropa de choque: diecinueve soldados desarmados que, a los empujones, ocupan la entrada de la comisaría. Delante de ellos, a un palmo de sus rostros, lo jóvenes empiezan a insultarlos: "Facistas!" "Traidores!" Son lanzados huevos. Las yemas gotean de las viseras, por los hombros. un muchacho estira o dedo medio y lo coloca, obseno, en la visera de un policia, repitiendo en voz baja, como un mantra: "Fuck you, fuck you, fuck you."

Thór anda em medio a la multitud apretando el brazo de quien encuentra a su paso: "Es historico! Si conseguimos unas cien personas para entrar a la fuerza y liberarlo, eso significa que el gobierno se terminó." El rumor de que la manifestación será transmitida en vivo en el noticiero de las 19 horas reenciende el fuego de las ciento y tantas personas que ahora, a las 17h50, empiezan a desvanecerse delante de la lluvia más fuerte y de la flema de los policías. Duró poco: los camiones de la TV se apartan pronto. "Se están yendo!", grita Thór. "Eso no es televisión pública, es televisión de Estado!"

Cuando tudo parecia llevar a un punto muerto....

Fuente Revista Piaui


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