jueves, 3 de junio de 2010

Demasiado cobardes para salvar vidas por Robert Fisk

Fuente Página 12.

Demasiado cobardes para salvar vidas


Por Robert Fisk *

¿Ha perdido Israel su dominio en Medio Oriente? ¿Será posible que la guerra de Gaza de 2008-09 (1300 muertos), la guerra del Líbano en 2006 (seis mil muertos) y todas las demás guerras, y ahora la matanza del lunes, signifiquen que el mundo ya no lo aceptará?

No contengan el aliento.

Basta leer la timorata declaración de la Casa Blanca: el gobierno de Obama “trabaja para entender las circunstancias que rodean a la tragedia”. Ni una sola palabra de condena. Eso es todo. Por lo menos nueve muertos. Apenas una estadística más que añadir a la cuenta de Medio Oriente.

Pero no lo es.

En 1948, nuestros políticos –estadounidenses y británicos– lanzaron una incursión aérea de socorro sobre Berlín. Una población que moría de hambre (y que apenas tres años atrás era nuestra enemiga) estaba rodeada por un ejército brutal, el ruso, que había erigido una muralla en torno de la ciudad. La incursión a Berlín fue uno de los grandes momentos de la Guerra Fría. Nuestros soldados y nuestros pilotos arriesgaron y dieron la vida por aquellos alemanes desfallecientes.

Increíble, ¿verdad? En aquellos días, nuestros políticos tomaban decisiones; nuestros líderes tomaban decisiones para salvar vidas. El primer ministro Attlee y el presidente Truman sabían que Berlín era importante en términos morales y humanos, no sólo políticos.

¿Y hoy? Personas comunes y corrientes –europeos, estadounidenses, sobrevivientes del Holocausto (sí, por Dios, de los nazis)— fueron quienes tomaron la decisión de ir a Gaza, porque sus políticos y estadistas les habían fallado.

¿Dónde estaban nuestros políticos el lunes pasado? Bueno, tenemos al ridículo Ban Ki-moon, la patética declaración de la Casa Blanca y la expresión de “profundo pesar y conmoción por la trágica pérdida de vidas” de nuestro querido señor Blair. ¿Dónde estaba Cameron? ¿Dónde estaba Clegg? Allá, en 1948, habrían desdeñado a los palestinos, por supuesto. Después de todo, es una terrible ironía que la incursión aérea en Berlín coincidiera con la destrucción de la Palestina árabe.

Pero es un hecho que personas comunes –llámenlos activistas, si quieren– son las que ahora toman decisiones para cambiar el curso de los acontecimientos. Nuestros políticos son demasiado endebles, demasiado cobardes para tomar decisiones que salven vidas. ¿Por qué ocurre esto?

¿Por qué el lunes no escuchamos palabras valerosas de Cameron y Clegg?

Porque es un hecho, sí o no, que si algunos europeos (y sí, los turcos son europeos, ¿o no?) hubieran sido asesinados por cualquier otro ejército de Medio Oriente (y eso es el ejército israelí, ¿o no?), entonces sí habría oleadas de indignación.

¿Y qué dice esto de Israel? ¿Acaso Turquía no es su aliada cercana? ¿Es esto lo que los turcos pueden esperar? El único país aliado de Israel en el mundo musulmán dice que ha sido una masacre... y a Tel Aviv parece no importarle.

Pero, bueno, tampoco pareció preocuparse cuando Londres y Canberra expulsaron a diplomáticos israelíes luego que se falsificaron pasaportes británicos y australianos y se entregaron a los asesinos de Mahmoud al Mabhouh, comandante de Hamas. No le importó cuando anunció nuevos asentamientos judíos en tierra ocupada en Jerusalén oriental en momentos en que Joe Biden, el vicepresidente de su antiguo aliado, Estados Unidos, estaba en la ciudad. ¿Por qué habría de inquietarse ahora?

¿Cómo llegamos a este punto? Tal vez porque nos acostumbramos a ver a los israelíes matar árabes; tal vez los israelíes se acostumbraron a matar árabes. Ahora matan turcos. O europeos.

Pero algo ha cambiado en Medio Oriente en las más de 48 horas pasadas, y los israelíes (a juzgar por su extraordinariamente estúpida respuesta política a la matanza) no parecen haberse dado cuenta de ello. El mundo está cansado de estos hechos indignantes. Sólo los políticos callan.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12

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