miércoles, 30 de junio de 2010

Dossier sobre Islandia II-continuación


Corona Islandesa



Fuente Revista Piauí-João Moreira Salles

Lo que siguió fue una corrida a los bancos. El día 29 de setiembre de 2008, ya en picada, la dirección del Glitnir pidió ayuda al Banco Central islandés. En vez de una línea de crédito emergencial, supieron que el banco seria estatizado. El gobierno inyectaria 600 millones de euros y, en contrapartida, se quedaría con 75% de las acciones. Al día siguiente, el grupo controlador del Glitnir pidió asamblea de acreedores. Por suerte el plan del BC no llegó a ser implementado. Sino, la crisis bancaria se transformaria en una crisis del Tesoro, pués las obligaciones del Glitnir pasaríam a ser obligaciones de Islandia. Pero la suerte duró poco. La quiebra del primer banco produjo un efecto dominó. Los inversores empezaban a darse cuenta que, sin acceso a la moneda fuerte, el Banco Central de Islandia seria incapaz de garantizar las deudas de los bancos que supervisaba. "En vez de ser bancos demasiado grandes para fallar, eran demasiado grandes para ser salvados", resume Steinsson.

La semana siguiente, el Landsbanki se tornó el que cayó . La víspera de la quiebra, el primer ministro fue a la televisión a avisar a la nación que la tempestad empezaba a fustigar a la isla. Esa misma noche del 6 de octubre de 2008, quien, desde Islandia, intentó comunicarse con el mundo via Skype recibeó la información de que las tarjetas de crédito islandesas no eran aceptadas mas.

El día 7 de octubre, cuando el Landsbanki quebró, llevó también al banco virtual Icesave. Extranjeros que intentaron sacar su dinero se encontraron con el siguiente mensaje en la única página accesible del site: "En este momento no estamos procesando pedidos de depósito o extracción en nuestras cuentas on-line. A nuestros clientes les pedimos disculpas por cualquier inconveniente causado."

Alistair Darling, ministro de las Finanzas de Inglaterra, llamó a la tarde para su colega islandés, Árni Mathiesen, y los dos tuvieron una charla que se transformaria en uno de los capítulos mas contenciosos de la crisis. El diario Financial Times consiguió una transcripción del diálogo. Darling queria saber si el gobierno de Islandia, que acababa de estatizar al Landsbanki, compensaria a los 300 mil correntistas ingleses del Icesave. "Espero que si", respondió Mathiesen, "pero no puedo garantizar eso ahora. Estamos trabajando el doble para solucionar el problema. No queremos tener este peso sobre nuestra cabeza." Al día siguiente, Darling declaró a la BBC: "El gobierno de Islandia, creanme o no, me dijo ayer que no tiene la intención de honrar sus obligaciones con nosotros."

Mathiesen no habia dicho exactamente eso, pero el gobierno inglés decidió no esperar. El día 8, Gordon Brown anunció que el Reino Unido podria procesar a Islandia, cuyos bienes en suelo inglés estaban desde ya congelados. El instrumento que daba legalidad al congelamiento era precisamente la ley antiterror del 11 de Setembrie. El anuncio fue tan intempestivo que instaló la confusión: qué había sido confelado de hecho? Los bienes de un banco, de un gobierno o de los ciudadanos?

Para empeorar, las reservas en moneda extranjera del Banco Central de Islandia estaban depositadas en el BC inglés. En la percepción general - y, en este caso, la percepción era todo -, Islandia no disponía mas de un sólo euro o dólar. La corona se desmoronó. En la frase de un habitante de Reykjavík, "se tranformó en dinero del Monopoly". Era como tener patacones en el bolsillo.

La medida de Brown, drástica y espetacular, tapó una noticia importante: el único banco islandés todavía en pié, el Kaupthing, conseguió en aquél mismo día un préstamo del gobierno sueco. El Kaupthing, el mayor de los tres bancos, la mayor empresa de Islandia, la mejor gerenciada, era hata el momento un banco solvente, y la ayuda sueca le daba liquidez. No sirvió. Islandia ya se tornaba un paria del sistema financiero internacional. El Kaupthing quebró y fue nacionalizado el día siguiente, 9 de octubre.

En menos de una semana el sistema financiero de Islandia se derritió y, con él, la economia nacional. Fue una debacle a la antigua, una corrida bancaria motivada por la desconfianza, sin el concurso de subprimes, derivativos o cualquier otro instrumento de la metafísica financiera contemporánea. Parecía que Islandia habia sido fulminada por el escorbuto.

En el centro del desastre estaba el mismo hombre que, dieciesiete años antes, decidiera transformar a Islandia. Después de entregar el cargo de primer ministro y pasar un año como ministro de Relaciones Exteriores, Davíd Oddsson asumió el Banco Central. En la extraña cultura política islandesa, viejos políticos, después de jubilarse, ganan la sinecura de una directoria del BC; ellas sonn tres: dos para los partidos políticos y la tercera para un economista. "La diferencia es que antiguamente los dos políticos iban a jugar golf y dejaban al técnico trabajar", dice el periodista Bergsteinn Sigurdsson. "Pero Oddsson decidió hacerse banquero central."

Meses antes de la quiebra, el Kaupthing percibió la fragilidad del modelo y sugirió publicar su balance en euros. Seria el primer paso para transferir sus operaciones a a Inglaterra, donde podria contar con un banco central poderoso. En una cena del Fondo Monetario Internacional, en Washington, al oir esta propuesta del presidente de la institución, Davíd Oddsson - como todo islandés, obstinadamente independiente, y como todo hombre de derecha, escéptico de las grandes burocracias transnacionales, como la Unión Europea - respondió, sin preocuparse en no ser oido: "Si hacen eso,yo te quiebro en una semana.

En la primera quincena de octubre, al ver la corona desmoronarse, Oddsson decretó el cambio fijo. Conseguió sustentarlo por un día sólo. Anunció en seguida un préstamo - inexistente - hecho por Rusia. Redujo la taza de intereses y dos semanas después la elevó de nuevo, seis puntos de una vez sola. Quien todavía tenía dudas que Islandia estaba en manos de amateurs se convenció.

Al final de octubre, el PIB de Islandia cuando era calculado en euros se habia contraído 65%; en coronas, 15%. Setenta y cinco por ciento de los arquitectos fueron despedidos, todas las construcciones estaban paralizadas. La venta de automóviles cayó 90% (algunas estadísticas indican que ningún auto fue vendido en el mes de octubre). Corrían noticias - probablemente infundadas, pero vivas en la pesadilla nacional....

Fuente.




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