miércoles, 30 de junio de 2010

Dossier sobre Islandia IV



Fuente Revista Piauí-João Moreira Salles

Thorhallur comprende la ambivalencia de lo que dice. Útrás no era apenas una idea económica, sino también la sensación de integrar un cuerpo mayor que Islandia. Era una posibilidad de diálogo con el mundo. La obra que él defiende con alegria refleja el sesgo airado de la expansión. "Lo se, sin esos tipos nosotros jamás tendríamos la ambición de construir un edificio como este. Es el reverso de la medalla. De todos modos, ahora ellos se fueron, las salas VIPs fueron tachados del proyecto y yo siento que gané mi Islandia de vuelta." Abre una sonrisa: "Las personas viven diciendo: Fuck the system! Pués bien, el sistema se jodió solo. La revolución vino, y no tuvimos que hacer nada."

Un mes después de la tragedia, sin embargo, Davíd Oddsson continuaba en el poder. Ni él ni el gobierno cayó - y de a pocos los islandeses fueron substituyendo el shock por la rabia. "Al princípio nos quedábamos en casa puteando a la televisión. Somos una nación de agricultores desplazados", dice Thorhallur, "y es eso lo que los agricultores hacen: se cierran en casa y protestan en familia. Los franceses van a la calle porque viven desde hace siglos en ciudades y se acostumbraron. Ahora, por primera vez en la historia, estamos furiosos. Y decidimos estar furiosos juntos."

Las primeiras señales que Islandia dejaba de ser un país dócil fueron anecdóticos. un banquero fue expulsado de un gimnasio. Otros pensaron que era mas prudente mudarse a Londres. Los que se quedaron decidieron imitar a Oddsson y al primer ministro Haarde: dejaron de caminar por la calle y contrataron guardaespaldas, hecho que los moradores de Reykjavík repiten hasta el agotamiento, con el espanto de quien narra a llegada de extraterrestres. "Es realmente inédito!", -exclama Ísi, el productor musical.

El pudor es un sentimiento tanto mas fuerte cuanto menor es el grupo. En Islandia, cuando se falla, se falla adelante de todos, parroquialmente. Todo drama acaba siendo familiar, como el cuñado bribón que averguenza a los parientes al aparecer en la cena de Navidad. "Este es un país muy pequeño, todos se conocen. Cualquier ida al supermercado se torna una jornada épica rumbo al pssado, porque es imposible no tropecarse con un viejo profesor de la escuela o en un colega del preprimario", cuenta Thorhallur. "El primer ministro andaba por la calle, lo saludábamos. Ahora ellos no pueden ni entrar en un restaurante."

El día 10 de octubre de 2008, un día después de la quiebra el último banco, 200 personas se reunieron enfrente del Banco Central para reivindicar la destitución de Oddsson. -Hördur Torfason era una de ellas. Tomando el micrófone, dijo al grupo: "Esto no es una crisis financiera, es una crisis política. La protesta no debería ser aqui, sino en la Plaza del Parlamento." Sin saberlo, se transformaba, en aquél instante, en el líder de las mayores manifestaciones de la historia islandesa. El sábado siguiente una multitud se aglomeró delante del Parlamento para exigir la renuncia del gobierno.

Hördur Torfason


Un viernes a fines de noviembre de 2008, subó los tres pisos de un edificio en una calle quieta del centro histórico de Reykjavík. Hördur abrió la puerta. Él tiene cerca de 50 años y se parece al actor Daniel Craig. Su departamento es simple y blanco; el único color es el azul del piso. Hördur es cantor, compositor y actor. Se define como "artista", y tal vez sea lo que todavía hoy es, en lugares como el barrio de Santa Teresa, en Rio, o Mauá, en la Sierra de la Mantiqueira, recibe el nombre de trovador. No tiene televisión. Toma té. Es valiente: en la Islandia luterana de início de los años 70, fue el primer hombre declararse publicamente gay.

"Estamos quebrados, ellos jugaron con nuestro dinero", comienza, mientras hierve agua para una pava más. "Viví en Dinamarca mucho tiempo, y cada vez que volvia el choque era mayor. La vulgaridad. A partir de los años 60 la pobreza fue desapareciendo, pero continuamos siendo modestos en nuestras preferencias. Nos tranformamos en uno de los países mas ricos del mundo, pero al principio no se conseguia ver la riqueza. Y entonces, la vimos. Era como si alguien que hubiera ganado la loteria empezara a saltar con bolsas llenas de dinero en la mano. Ahora se acabó. Están todos con bronca y verguenza."

Se aproxima a la amplia ventana que se abre para la bahía. En la costanera, hay un edificio inacabado. La grúa inmóvil nos recuera a un animal. Hördur dice: "Ellos iban a vivir allá, en esos edifícios que desfiguraron la ciudad. Ese esqueleto tiene diecesiete pisos. Dicen que van a colocarle sólo los vidrios, para impedir que el viento destruya al resto. Esa generación no conoció la adversidad, sólo el lujo. Los llamo de generación adormecida."

Las manifestaciones canalizaron el descontentamiento. Se hacen todos los sábados, siempre a las tres de la tarde, enfrente al Parlamento. Estábamos en la vispera del séptimo sábado. Siete días antes, habian comparecido 6 mil personas: 2% de la población.

A las dos y media de la tarde, sobre frio intenso y el cielo bajo, con nubes carrgadas, la Plaza del Parlamento aún estaba relativamente vacia. un hombre daba una entrevista a una televisión de Letonia: "Diez sujetos endeudaron a mis nietos, es por eso que estoy aqui. La democracia dejó de existir."

La plaza va siendo tomada por la multitud y casi todos cargan carteles. "Todos protestamos", "Davíd [Oddsson] = Rey; Geir [Haarde] = Payaso; Árni [Mathiesen] = Bobo de la Corte", "Abajo el capitalismo". un hombre de 50 años, desempleado de la construcción civil, agita una fotografia de Haarde en la que se lee: "Su tiempo acabó." "Terrorista", dice el hombre, apuntando a la imagen del premier. Otro que perdió su auto en un accidente - el seguro era del Kaupthing - trae la fotografia de todo el consejo de administración del banco: "Estoy aqui por causa de éste, y de éste, y de éste, y de éste."

Una banda empieza a tocar marchas fúnebres y marciales. Escritores toman el escenario y leen trechos de sagas en que las...


Fuente Revista Piaui.


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