viernes, 24 de septiembre de 2010

¿Existe "Mala Praxis" en el periodismo?


A veces hay artículos y notas en donde uno se puede preguntar si no existe alguna posibilidad de juicios por Mala Praxis de ciertos periodistas.

Me lo pregunto porque a raíz de la historia entre Alfredo Leuco y Lucas Carrasco algunos medios siguieron con la historia de las amenazas y demás...Y otros aprovecharon para hacer su propia interpretación en donde se mezcla noticia con opinión...


Por ejemplo leo esta nota del corresponsal brasileño en Buenos Aires "O Estado de São Paulo":

Opositor recibe amenazas en la Argentina

Ariel Palacios CORRESPONSAL / BUENOS AIRES - O Estado de S.Paulo

El periodista Alfredo Leuco - uno de los periodistas radiales más famosos de la Argentina y duro crítico de las medidas adoptadas por el gobierno de Cristina Kirchner contra los medios de comunicación - dijo ayer que recibió amenazas de muerte. Según él, el bloguero Lucas Carrasco, uno de los principales militantes del gobierno en internet, prometió matarlo con una ametralladora.

EL plan de Carrasco consistiria en la convocatoria de una protesta en las puertas de los estudios del Canal 26, donde Leuco hcace comentaios de política, e invadir el lugar para "matar a todos". Carrasco escribió en s blog que nadie quedario vivo. "Mataré a todos, lo juro. Este post servirá de prueba", afirmó.

Leuco, una de las estrellas de Radio Continental, también llevó el caso a las comisiones de libertad de expresión de la Cámara de Diputados y del Senado.

La relación entre el gobierno de Cristina y los medios del país ha sido turbulenta. La presidente ya acusó varias veces a los diarios Clarín y La Nación de armar un golpe de Estado con el auxilio de la oposición.

Toda la nota en el site de "O Estado de São Paulo"

Comparen esta historia con este informe:

La historia sobre las amenazas de Lucas Carrasco contra Alfredo Leuco en 6 7 8

Que tampoco nos gustó mucho, le dejamos una crítica en esta entrada.





Ignoro si al escribir esta nota el corresponal investigó algo más o simplemente copió lo que decía un cable o la nota de Clarín....

Pero a veces sería bueno que existieran jucios de mala praxis aunque sabemos que es muy difícil que entre pares se juzguen.

A veces pasa:
Fuente: Noticias de Villaguay

En marzo pasado dos periódicos ingleses le pidieron disculpas a los padres de Madeleine -la nena de 4 años secuestrada en un hotel de Portugal- Fueron el Daily Express y el Daily Star. Ambos habían acusado a los McCann por la presunta muerta de la menor. En otra oportunidad el diario El País tuvo reconocer que se había apurado en culpar a ETA por el atentado de Atocha, en España. Pasó también con otro prestigioso medio, como el estadounidense The New York Times, cuando en 2004 sus editores admitieron que no habían sido rigurosos en afirmar que en Irak había armas de destrucción masiva.

Sólo algunos ejemplos de una práctica que se viene repitiendo, aún con medios prestigiosos como los señalados en el párrafo anterior. Aún es muy recordado el caso de Jayson Blair, quien era considerado un "periodista estrella" del The New York Times. Este cronista le asestó un golpe durísimo a la credibilidad del diario al descubrirse que inventaba sus notas. Este bochorno arrastró a la cúpula de la redacción del periódico estadounidense.

Hace semanas, en España hubo una fuerte polémica por diversos casos de mala praxis en los medios. La FAPE (Federación de Asociaciones de Periodistas de España) advirtió que se debe "volver al periodismo de siempre, a las prácticas de antes", ya que la tendencia indica que la profesión se está desnaturalizando".

Para justificar esto mencionaron el supuesto beso del futbolista Guti a otro hombre que, al final, resultó ser su hermana. También hablan del caso de Marian Chillida, quien denunció que muchos medios trataron con escasa profesionalidad el caso de su cuñada Esperanza, que falleció junto a sus hijas el pasado mes de diciembre en Caldas de Malavella (Gerona) debido a una intoxicación tras una mala combustión en la caldera de calefacción.

En Latinoamérica no es fácil que medios y/o periodistas salgan a reconocer errores públicamente. La fragilidad institucional de la mayoría de sus países llevaría a que los funcionarios que son descubiertos en actos de corrupción por la prensa, se amparen en esa supuesta mala praxis periodística para reposicionarse ante la sociedad. Más allá de que no se reconozcan, los casos de imprudencia o negligencia existieron y existen.

La crisis causó 2 nuevas muertes (2006) fue el nombre de un documental que se propuso observar el trabajo de los medios de comunicación en la Masacre de Avellaneda (Buenos Aires), ocurrida el 26 de junio de 2002. Los directores -Patricio Escobar, Damián Finvarb- tomaron el nombre del título de tapa que publicó el diario Clarín el día posterior a los asesinatos de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki. Con esa frase imprudente se pretendió eludir las responsabilidades políticas y policiales sobre esos homicidios. Ante el escándalo, dos días después el diario de mayor circulación en Argentina, publicó las fotos que mostraban a dos policías apuntando a los cadáveres de los jóvenes asesinados.

¿Quién pude dudar que un análisis y autocrítica severa ayudaría a mejorar el nivel de la prensa alrededor del planeta y en especial en Latinoamérica? El periodismo no es una isla y sufre la falta de ética, la corrupción y la frágil formación profesional. Como la frase de Ulanovsky, los malos ejemplos no dejan de ser una minoría, pero si se la ignora y se la oculta debajo de la alfombra puede provocar una herida mortal para algunos medios.-

"El periodismo debe ser criticado más que nunca. Son muchísimas las barbaridades que se cometen en su nombre: mala praxis, censura, falta de rigurosidad y corrupción, entre otras. Pero no es el Gobierno el que debe observar ni convertirse en policía ideológica. Lo deben hacer los ciudadanos, a través de organizaciones no gubernamentales".

Los siete pecados del periodismo

  1. La distorsión. Deliberada o inadvertida, puede asumir diversas formas. La única garantía es la eterna vigilancia, un deseo positivo de transmitir la verdad exacta.

  2. El culto a falsas imágenes. Se aplica particularmente a la prensa televisiva, en la que la imagen suele dictar la forma y el sentido que tendrá la noticia. Este tipo especial de falsedad deriva del axioma de que el espectador se cansa fácilmente y hay que mantenerlo preso de imágenes vívidas, preferentemente violentas; las palabras son secundarias.

  3. La invasión a la privacidad. Es el pecado más pernicioso de la prensa actual, y parece ir en aumento. La vida privada de Ia gente conocida no debe estar abierta al público de par en par. Los editores o los productores de TV deberían hacerse siempre la siguiente pregunta: "¿Esta revelación afecta claramente al interés público?".

  4. Relacionado con el anterior, es el "asesinato" de personalidades. La prensa es un arma cargada cuando se dirige con intención hostil contra un individuo. Los que aprietan el gatillo deben asegurar de que tienen algo absolutamente cierto en la mira. De otro modo es asesinato periodístico.

  5. La explotación del sexo para ganar mercado.

  6. Como consecuencia de este último, se comete el sexto pecado capital: el envenenamiento de la mente de los chicos a través de lo que ven, escuchan o leen. En la práctica, hoy en día resulta imposible para los padres-por más responsables que sean- censurar hábitos de lectura y de ver televisión de sus hijos. Las medidas regulatorias, como la transmisión de material "inconveniente" sólo después de las 10 de la noche, son irrisorias. La única garantía es la moral de quienes toman la decisión de lo que se imprime o se transmite, pero en general hay una carencia de ella.

  7. El abuso del enorme poder que da la prensa. William Randolph Hearst quiso provocar una guerra; Northcliffe trató de derrumbar el gobierno de Lloyd George; 40 años más tarde, su sobrino, Cecil King, intentó destruir al primer ministro Harold Wilson. Menos obvio, pero más insidioso, es el abuso de poder de los hombres de prensa para alterar el comportamiento del público. Los dueños de los medios de comunicación no siempre son conscientes del gran poder que ejercen.


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