El Día de la Bibliodiversidad, que llamaremos en adelante El Día B, se celebrará en distintos países el 21 de septiembre de cada año, a partir de 2010. Hemos elegido este día por motivos simbólicos: es el día de la primavera en el Hemisferio Sur. La Primavera evoca épocas templadas, variedad, contraste de colores, vigor, florecimiento, reverdecimiento, transición, amor, perfume, el anuncio de lo nuevo.
Si bien se trata de un día universal, se privilegia la posición del Sur, ya que una de las preocupaciones de la bibliodiversidad es enfrentar el sentido actual de la circulación del libro y las ideas -de Norte a Sur- e impulsar otros recorridos: de Sur a Norte, y en el Sur de manera transversal.
Llamar la atención sobre la circulación de los libros como objetos, como portadores de ideas, como bienes culturales, es la idea rectora de la acción que nos proponemos.
En Argentina, el Día de la Primavera se celebra el 21 de septiembre (con uno o dos días de anticipación a la fecha astronómica) al igual que en Chile y Bolivia. En esta misma fecha, los jóvenes argentinos festejan además el Día del Estudiante. En Perú, el 23 de septiembre se celebra el Día de la Primavera y la Juventud, en Paraguay también se celebran el Día de la Primavera y el Día de la Juventud pero el 21 de septiembre, y en México se celebra la llegada de la primavera el 21 de marzo junto al natalicio de Benito Juárez.
Sobre la Bibliodiversidad:
La bibliodiversidad es la diversidad cultural aplicada al mundo del libro; como eco de la biodiversidad, se refiere a la necesaria diversidad de las producciones editoriales que se ofrecen a los lectores.
Aunque los grandes grupos editoriales contribuyen debido a su producción masiva de libros a una cierta oferta editorial, la bibliodiversidad está íntimamente ligada a la producción de los editores independientes.
La libertad de expresión de estos últimos los convierte en los garantes de la pluralidad y de la difusión de las ideas.
El libro debería ser un bien público: los editores independientes invitamos a las comunidades a convertirse en los actores y defensores de esta diversidad cultural adaptada al libro.
En la actualidad, la bibliodiversidad corre peligro por la sobreproducción y la concentración financiera del mundo editorial, que favorecen la dominación de unos pocos grandes grupos editoriales y la búsqueda de rentabilidades elevadas.
Los editores independientes padecen intensamente los efectos de la globalización económica, que favorece la concentración financiera de este sector, dominado hoy por grandes grupos que poseen los recursos económicos, los medios de comunicación y mecanismos de difusión.
La uniformización de los contenidos está en marcha. La lógica puramente financiera empuja el mundo editorial hacia una mercantilización incompatible con la creación y la difusión de bienes culturales.
Se puede atribuir la invención del término «bibliodiversidad» a editores chilenos, cuando se creó el colectivo «Editores Independientes de Chile» a finales de los años noventa. La Alianza de los Editores Independientes ha contribuido considerablemente a la difusión y promoción de ese término en varias lenguas.
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