En el enlace de arriba encontrarán varios comentarios sobre las diferentes presiones que se ejerció sobre el gobierno argentino para que Monsanto cobre regalías por las exportaciones de soja transgénica.
Las causas cayeron pero lo interesante es , en mi humilde opinión, el final:
"En marzo de 2009 el embajador Wayne volvió a insistir esta vez ante el nuevo secretario de Agricultura, Carlos Cheppi, y la ministra de Producción, Débora Georgi. “El embajador señaló la importancia de solucionar la prolongada disputa entre el gobierno y Monsanto por el pago de regalías”, informa el despacho enviado al Departamento de Estado. “Cheppi explicó que el gobierno estaba trabajando en una nueva ley de semillas con aportes de todas las partes involucradas, para resolver el problema, pero que la disputa con el sector del campo frenó el movimiento. Dijo que ya hay un acuerdo general sobre lo que se necesita hacer.”
De una nota en Página 12 sobre el conflicto con Monsanto:
"La disputa con Monsanto comenzó en 2006, cuando la multinacional consiguió frenar en Europa cuatro contenedores con la harina de soja cuestionada. Por ese entonces, el secretario de Agricultura era Miguel Campos. Además de estas trabas, la multinacional realizó varias reuniones en la embajada estadounidense para conseguir el apoyo de los productores agropecuarios. Esto motivó una dura respuesta de Campos.
“El pago de patentes es un derecho que no puede pretenderse por la fuerza. El Gobierno asegura que la compañía no tiene derecho a reclamar esa compensación porque el gen no está patentado en el país. La actitud de la empresa es provocadora y tiende a confundir a la sociedad”, había indicado el funcionario en 2006. Esas palabras le valieron una felicitación por parte de Eduardo Buzzi, presidente de la Federación Agraria, hoy aliado de la Sociedad Rural y CRA, representantes empresarios interesados en eliminar las retenciones a la soja."
Entonces, ¿cómo será la nueva ley de semillas?
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Las peleas se debían al reclamo de la industria de contar con una ley que protegiese la llegada de nuevas variedades, controlando uso propio del productor y con el fin de evitar un fenómeno conocido como bolsa blanca (reproducción y venta de semillas sin autorización del obtentor), ya que el sector calcula que apenas el 20% de la semilla usada en el país es certificada.
Otro motivo de rispidez fue el largo reclamo de Monsanto por la soja RR, un gen que no fue patentado en el país por la multinacional, pero por el cual reclama cobrar regalías. Esta diferencia todavía no se resolvió, ya que Monsanto llevó el problema a los tribunales europeos e inició juicios contra los importadores de soja y pidió detener a los barcos con mercadería desde la Argentina en Europa. Esta semana un juez español falló en contra del reclamo de Monsanto y se espera la resolución de planteo iniciado en Londres.
A pesar del no resuelto asunto de la RR, con Urquiza las aguas parecen haberse calmado. "Ambas partes maduramos. Ahora no nos centramos en discutir el problema de la RR como en discutir sobre el futuro, de cómo se protegen las nuevas variedades para que las novedades sigan llegando", dijo un alto directivo de ASA y de una de las compañías multinacionales. "Por el vacío legal no está llegando toda la innovación. Por ejemplo Syngenta tiene la mejor tecnología en trigo en el mundo y no está disponible en la Argentina", ilustró el ejecutivo, que dijo que si bien la industria tiene buena llegada al Gobierno, aún no se conoce cómo será la futura ley de semillas.""Esto último es el quid de la cuestión, ya que mientras los semilleros piden limitar de cierta forma la multiplicación para uso del propio en los productores grandes y medianos (los productores chicos y de subsistencia quedarían eximidos de la limitación), en FAA piden que no se restrinja en absoluto la multiplicación hecha por el productor. Si la nueva ley limitara el uso propio, creen en la FAA, los productores deberían pagar cada nueva reproducción de la semilla o por la semilla que guarden para el futuro. Cerca de la FAA, en la Cámara Argentina de Semilleros (vinculada a la semillera Atar, de Atanor, enfrentada con ASA) califican a la idea de ley de semillas de ASA (con uso propio limitado) como "una ley que sólo funcionaría en países con producción subsidiada, pero incapaz de competir de igual a igual con la producción granaria argentina".
Así que el proyecto es secreto pero , parece, que Monsanto está contenta....No habrá más cables sobre el tema.
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