Es un herbicida clave para la soja; un informe del Conicet y la UBA dice que es contaminante
Fernando Bertello
LA NACION
Sensibilizados por cualquier nueva medida del Gobierno que pueda afectar al campo, productores y sectores vinculados con la provisión de insumos rechazaron la posibilidad de que se suspendiera el uso del glifosato, un herbicida clave para el avance de la producción de soja.
La semana pasada, la Asociación Argentina de Abogados Ambientalistas (Aadeaa) inició un recurso de amparo ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación para que se suspenda la comercialización, venta y aplicación del glifosato y del endosulfán (insecticida). La entidad mencionó un estudio del Laboratorio de Embriología Molecular del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) y la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires sobre el supuesto trastorno para la salud humana que produce el glifosato.
En el agro se encendió la alarma. "Estamos ante una arremetida de fondo contra el sector", dijo una fuente de la industria de agroquímicos. "Sería demasiado disparatada la suspensión. Sería como que no se pudiera usar gasoil para los tractores", señaló Guillermo Cal, director ejecutivo de la Cámara Argentina de Sanidad Agropecuaria y Fertilizantes. Cal destacó que no hay estudios científicos serios en la Argentina y el mundo que invaliden el glifosato.
Junto con la soja transgénica y la siembra directa, en la que no se remueve la tierra para facilitar su conservación, el glifosato es una de las patas clave de producción de la oleaginosa. Es un principio activo herbicida cuyo objetivo es el control de las malezas que compiten o pueden llegar a competir con los cultivos por recursos vitales, como luz, agua y nutrientes. Registrado ante el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), se usa en la Argentina desde hace 33 años. En el mundo son más de 140 países los que lo emplean. En la Argentina se venden unos 160 millones de litros por año en un mercado que factura más de US$ 600 millones. La multinacional Monsanto tiene cerca del 40% del mercado y compite con Atanor y otras que importan el producto.
Ayer, una fuente del Senasa dijo que se solicitó al laboratorio que hizo el estudio sobre el glifosato una copia del informe, pero "hasta ahora no lo mandaron". Otros actores del sector también lo pidieron, pero no lo consiguieron. Según Cal, de suspenderse el uso del glifosato "los rindes caerían no menos de un 30/40 por ciento". Santiago del Solar, productor, advirtió que ello llevaría a volver a labranzas con baja productividad y erosión. "Disminuiría la superficie", acotó el productor Arnolfo Calvo.
Mariano Aguilar, director ejecutivo de la entidad que se presentó ante la Corte, respondió: "No tenemos nada contra el campo; buscamos el desarrollo sustentable y que no se haga una suerte de indiscriminada contaminación. Consideramos que el glifosato es contaminante para la vida humana".
La soja transgénica, lejos de los cuarteles
Como siempre no informan todo lo que sucede en el campo con el glifosato y las fumigaciones indiscriminadas, todo lo llevarán a la pelea con el Estado en lugar de reconocer que está pasando algo grave.
Dicen que el glifosato se usa en 160 países pero no dice que ya se está prohibiendo y que los estudios serios sobre el tema están censurados.
Como en el caso de la noticia sobre la prohibición de cultivar soja transgénica en un radio de 500 metros de los cuarteles les recomiendo que vean los siguientes videos:
- El Mundo Según Monsanto.
- El programa de "La Liga" sobre los transgénicos en la Argentina.
- Programa de la RTVE (Radio y Televisión Española) En Portada-La Guerra de la Soja
En cuanto te dicen que no se puede, en Europa y varios municipios de la Argentina se declaran "Libres de Organismos Genéticamente Modificados" (libres de OGM).
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