"Por lo demás, en el escenario están los mismos de siempre: Serrat, Sabina, Gieco...
No ves una renovación.
Hay artistas nuevos, pero las compañías no los impulsan. Antes había una oportunidad para que lo no comercial pudiera existir. Ahora lo único que permite esa originalidad es Internet, pero el problema es que es tan grande que no sabes a quién buscar. Hay gente buena pero pareciera que no, porque las compañías de discos buscan las formulitas del tipo bien parecido, etcétera.
¿Por eso la decisión de publicar tu disco en Internet?
Te soy franco: a nadie le interesó. No tengo distribuidor porque a nadie le importa un carajo distribuir mi disco. Ellos quieren ser dueños de las cosas, y yo digo que no. Pero sólo los piratas están vendiendo discos; las compañías no.
¿Tu música ya no es vista como un negocio viable?
No, porque tengo 61 años. Pero estos tipos no saben qué pasa en la calle, ignoran que hay un público pendiente de lo que hacemos.
Sabina, que tiene 60, confesó que está sin inspiración. ¿Vos sentís cierta fatiga compositiva, después de tantos años de carrera?
Es cierto: llega un momento en que no tienes más nada para decir, y eso no tiene nada de malo. Pero a mí no me pasa. Al haber estado cinco años fuera, me he renovado. Las canciones que he estado escribiendo en este tiempo están conectadas; toda mi obra está conectada. Mis 200 y pico de canciones están amarradas, y eso me alegra.
Clarín.
Un disco con espiritu casero.
La página web de Rubén Blades (http://rubenblades.com/) es una caja de sorpresas. Entre otras curiosidades, ahí puede verse el SDRB (Show de Rubén Blades), donde el cantante opina de todo: desde música y política hasta la actualidad de la selección argentina. Ahí también se puede bajar (pagando) su último disco, Cantares del subdesarrollo. Dedicado espiritualmente al pueblo de Puerto Rico, y musicalmente al cubano (por sus aportes musicales y haber sobrevivido "al bloqueo imperialista y a la dictadura marxista sin perder su esencia solidaria, humor, amor y esperanza"), fue empezado antes de que Blades asumiera como ministro y terminado después, con las mismas canciones de entonces. Grabado en el garaje de la casa de Blades en Los Angeles, tiene un espíritu casero y barrial, interpretado por una barra de amigos entonados. "Es una producción tan básica como la vida en nuestros barrios populares", escribe Blades. Son diez canciones políticas, costumbristas, románticas y hasta religiosas, siempre con el toque genial de Blades para la descripción de personajes y situaciones.
Fuente Clarín.
Luego las discográficas se quejan que no venden cds...
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