jueves, 1 de julio de 2010
Dossier sobre Islandia VII
Fuente Revista Piauí-João Moreira Salles
"La crisis llegó de forma tan violenta que se transformó en force majeure, un concepto del derecho internacional que se aplica a países que sufren guerras o crisis sistémicas. Es exactamente lo que pasó acá", enfatiza. En esos casos, se suspenden las leyes vigentes. "¿Cuál era nuestro deber? ¿Cuánto debíamos pagar? Precisábamos de los tribunales para arbitrar, pero ellos no lo deijaron. En el momento en que a nuestra moneda desapareció y dejamos de tener dinero incluso para importar comida, Inglaterra y Holanda bloquearon el acuerdo con el FMI y no lo aceptarían mientras no diésemos garantias que el dinero de los depositantes de ellos seria devuelto. Nos quedamos rehenes de esos países. Soy crítico del FMI. Perdimos nuestra independencia, ellos dictarán nuestras políticas públicas; el gobierno ya anunció un corte de 10% en el servicio de salud. Pero admito que, después de la catástrofe de óctubre, se hizo inevitable ir al Fondo. Era eso o volver a la década del 30."
Sigfússon cree que parte de la calamidad es porque la quiebra de los bancos ocorruió en el momento mas crítico de la crisis mundial. "En octubre, cuando Brown declaró que éramos terroristas, el sistema ya estava completamente endeble. La señal fue muy clara: 'Si algún país o banco está pensando en entrar en default, es mejor que lo reconsideren. Vean lo que pasó con Islandia.' Éramos ideales para servir de ejemplo: un país que podia ser destruído sin causar gran transtorno. Fuimos las Malvinas de Gordon Brown."
Las manifestaciones populares lo asustan. "Realmente preferiria que superásemos esa crisis de modo pacífico." Al terminar la charla, concluye con espanto en la voz: "Esas manifestaciones son de hecho históricas. No somos franceses."
Del lado de afuera, sobre la lluvia, un grupo de mujeres se dá las manos y sitia la sede del gobierno, donde Geir Haarde trabaja. Desde la vereda, sin rejas, el chalet se parece mas a un restaurante rústico que a un epicentro del poder. Los empleados que dejan la casa por la única puerta delantera se apretan entre los pocos escalones y el círculo de mujeres. No hay policía. A dos pasos, una óptica substituyó los anteojos de la vidriera por un inmenso cartel: "Gracias, Gordon, por destruir nuestra economía."
"¿Cómo viniste a parar acá?", le pregunto a Luciano Dutra, 35 años, empleado del ANSES islandés.Sonrie: "Como casi todo en Brasil, la culpa fue de un argentino." Jorge Luis Borges. Al abandonar el curso de letras en la Universidade Federal de Rio Grande do Sul, resolvió traducir los sonetos de Borges y se deparó con la pasión del escritor por las sagas islandesas. Constatando que no habia traducciones de ellas al portugués, se candidateó a una Licenciatura en la Universidad de Islandia. Llegó en 2002. Aprendió el idioma, concluyó el curso y empezó con la traducción de las sagas, "un trabajo de mas o menos diez años".
"Este tal vez sea uno de los países mas extractivistas del mundo", observa. "Piensa: pesca y energia. Nadie cuida de cardúmenes ni planta energia. Entonces, hace diez años, ellos decidieron cambiar todo. En menos de una generación, migraron de una economía basada en recursos naturales para una economia de servicios. No funcionó."
Una de las funciones de Dutra es procssar certificados de seguridad social europeia para las personas que están pensando en emigrar. "Aparecían unas veinte personas por semana pidiendo esos certificados. El último més, fueron más de 200. Hay un movimiento de éxodo en masa. Oí hablar de dos islandeses que fueron a Polonia a trabajar en hornos de ladrillos para mandar euros para sus familias."
Es el reverso de todo, como si Islandia hubiera pasado para el otro lado del espejo. El dia 21 de noviembre de 2008 los diarios publicaron la noticia que habría una feria de empleos en la alcaldía. El primer dia, más de 2 mil personas se apretaban en un espacio muy pequeño para ellos. Jóvenes y viejos, hombres y mujeres, obreros y universitarios se disputaban folletos distribuídos por los expositores: "Vivir y trabajar en Lituania", "Información general sobre el trabajo en Holanda", "Ingenieros para el Mar del Norte".
Un grupo de portugueses piensa em transferirse a Noruega, después de haber sido todos despedidos de una empresa de calefacción. "Llegué aqui hace dos años, era el paraíso", cuenta el carpintero José de Souza. Trajo a la mujer, el hijo, el suegro, el cuñado, el amigo del cuñado. "Había trabajo por todos lados. Ahora se acabó. Mi último sueldo será el de diciembre." Su colega, el brasileño Adilson Mendanha, minero de Ipatinga, está en Islandia hace siete años. "Este país fue sensacional. Llegué a mandar de 8 a 9 mil dólares por mes a Brasil. Compré una casa enorme y tengo un jeep Cherokee, pero ahora debo dejar Islandia en abril."
Delante del stand de Lituania, un islandés pregunta: "¿Cuáles son las áreas?" La representante responde: "Empleado, cocinero, mozo, chofer de carretillas." Los ojos del muchacho se encienden: " ¿Chofer de ómnibus.?" "Tamboén, pero precisa hablar la lengua." Él parte desanimado. una empresa escandinava de petróleo ofrece 300 vacantes para ingenieros. En menos de dos horas ya recibió treinta e tantos currículums, muchos escritos ahí, apoyándo la rodilla en la pared.
"Fue húbris, excesso", admite Árni Mathiesen, el ministro de Finanzas, en la sede del ministerio - una casa extremadamente estrecha, como todo en Islandia. Su gabinete es tan estrecho que las sillas de la mesa de reunión se chocan constantemente contra la pared. Al oir un "¿Como está?", respondió: "Aguantando firme." Concede que ni él sabe cuánto debe el país. "Sólo dentro de tres o cuatro años, cuando terminemos el proceso de liquidación de los bancos, sabremos el tamaño de nuestra deuda. Y si no conseguimos adelantarla, reprivatizando a los bancos, estaremos en la calle de la amargura."
Mathiesen parece aliviado con el fin de los años de delirio. "Mire, antes de todo esto, llevábamos una buena vida aqui", recuerda, refiriéndose a la época en que Islandia vivia de sus cardúmenes y él era ministro de Pesca. Fue uno más en migrar del sector pesquero para el de las finanzas.
Fuente Revista Piauí.
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