miércoles, 21 de julio de 2010

Nota en la revista Caras y Caretas-Julio de 2010

Por
Juan Pablo Urfeig, en la página 83.

Tiempos modernos. La influencia de internet se derrama sobre todos los órdenes de la vida. Tarde o temprano, las nuevas situaciones de la era de los bits iban a llegar a la política. El primer paso lo dio Suecia en 2006, con la irrupción del Piratpartiet, o el Partido Pirata.

La joven agrupación planteó la necesidad de reformar la ley de propiedad intelectual, para evitar la persecución penal de las personas que compartieran archivos en la red. También puso una luz de alerta acerca de protección de datos privados en la web. El partido también levantó la bandera del movimiento del Software Libre, pero evitó pronunciarse sobre otros temas.

El gran impulso al Partido Pirata llegó pocos meses después de su nacimiento, cuando la justicia sueca comenzó el acoso a The Pirate Bay, un conocido buscador de archivos torrent, que permite a sus usuarios compartir -entre otras cosas- música y video. El rechazo al allanamiento policial se canalizó a través del voto al Partido Pirata. Así, en 2009 consiguieron dos eurodiputados en las elecciones, a los que luego se les sumó un diputado alemán. En este momento es la tercera fuerza en Suecia.

El Partido Pirata volvió este año a ser noticia cuando decidió hacerse cargo del funcionamiento de The Pirate Bay. "Nos cansamos del juego del gato y del ratón de Hollywood con The Pirate Bay y decidimos proporcionarle nosotros mismos el ancho de banda. Es hora de agarrar al toro por los cuernos y levantarse por lo que consideramos una actividad legal", le dijo a la prensa Rick Falkvinge, fundador del Partido Pirata.

Las ideas “piratas” prendieron rápido en Europa. Después de Suecia vinieron Alemania, España, Francia, Holanda y Reino Unido, entre otros. En América la formación de partidos pirata es más lenta, teniendo algún desarrollo en Brasil y Chile. “Es difícil imaginar que pueda surgir un partido pirata exitoso en sistemas fuertemente bipartidistas como los EEUU, o donde constituir un partido político nuevo es difícil en términos de cantidad de adhesiones y fondos de campaña. Creo que es un movimiento que puede crecer en función de que amplíe su campo de acción, descreo bastante de los partidos monotemáticos, básicamente porque un legislador tiene una agenda muy amplia de temas de trabajo: darle un voto a alguien porque coincide en mi visión en este tema es una cosa, ahora bien, ¿qué hará ese legislador cuando deba tratar otros temas que no están en su plataforma?”, plantea Beatriz Busaniche, integrante de la ONG Vía Libre, relacionada con el movimiento de Software Libre.

En Argentina hubo un intento de creación de un Partido Pirata, que todavía no rindió frutos. La web www.partidopirata.com.ar funciona como cuartel general de este movimiento aún embrionario. El planteo en Argentina tiene sus propias características. “No se pueden extrapolar experiencias de afuera. Por eso quería hacer algo original, revindicar otras luchas, como contra la minería y la soja”, explica Eduardo González, promotor de las ideas “piratas” en nuestro país. Además, González no se hace cargo del estigma de la palabra “pirata”, sino que la revindica.

¿Cuál sería hoy el reclamo principal de un Partido Pirata en Argentina? Para Busaniche, tendría que “plantear con urgencia la modificación de la ley 11.723, que es un anacronismo de la década del ´30 que criminaliza a todo el mundo por acciones tan sencillas como bajar un CD a un MP3”.

A la hora de transformar en políticas públicas las propuestas “piratas”, tampoco está claro que la creación de un partido sea la vía más efectiva. “Hay muchas ONG trabajando en estos temas, como también radios comunitarias. En Argentina mucha gente descubrió que mejor que hacer un partido político es hacer lobby; y está bien”, señala González. Por su parte, Busaniche apunta que “en Argentina ya hay un movimiento bastante organizado que defiende banderas similares que el Partido Pirata y tiene más de una década de trabajo encima”.

El movimiento internacional tiene relativa importancia, pero el camino de las urnas parece largo y lejano para los piratas argentinos. Los navegantes de internet podrán encontrar en alguna isla los reclamos y las propuestas de quienes, por el momento fuera del sistema político, ven en Hipólito Bouchard un prócer inspirador.

0 comentarios:

Publicar un comentario