Dos artículos sobre el 15 de Octubre:
"Es admirable observar cómo los indignados en EE.UU. al menos mantienen, según la crónica, más limpias las calles que los eufóricos locales. No hay más que ver los restos que quedan luego de cada primavera. En todo caso, es extraño ver al mundo desarrollado experimentar en cámara lenta lo que ha vivido la Argentina hace algunos años. Desempleo, probabilidad creciente de default, desconfianza en los bancos, huida de las monedas a causa de la emisión monetaria, debilitamiento de la clase política. Parece un virus que hubiera trascendido nuestras fronteras, y que hubiera quedado latente hasta su eclosión actual. Comienza también a escucharse el razonamiento en boga entre nosotros: "Hasta que no toquemos fondo no saldremos de la crisis". Casi un deseo, una voluntad de expiación, una necesidad de pagar por los excesos. Pero también ha emergido el fenómeno de los indignados, equivalente foráneo de nuestros ya fenecidos caceroleros. Esperemos sólo que no sigan su mismo destino.
Porque ¿qué hemos aprendido nosotros de nuestra indignación? Sólo que ha sido una fenomenal coartada para no cambiar nuestro destino de corrupción económica y política. El "que se vayan todos" funcionó como una inmensa complicidad con el statu quo político. La tragedia estructural de una clase que sube al poder esencialmente para servirse a sí misma no ha cambiado. Y tiene menos chance de cambiar ahora que la complacencia, que cierta sonrisa de largo plazo frente a la violación, se ha apoderado de nosotros. Hordas de seres enojados no son un indicio de que algo vaya a cambiar. Los indignados contemporáneos ya no cortan cabezas de los gobernantes ni aspiran a la revolución: acampan en las plazas y vierten toda su energía rebelde por fuera de los recipientes institucionales, único resorte -aunque no asegurado, claro- que podría cambiar su destino. En esta materia, la Argentina vio también un enorme despliegue de energía inocua, de asambleas que no conducían a ningún lado, de debates algo solipsistas entre quienes no tenían la posibilidad, ni tal vez la decisión, de cambiar la realidad.
Es que la indignación crea una barrera moral interior, cuyo objetivo es separar las aguas, encontrar responsables nítidos para la propia insatisfacción y, como efecto secundario, impedir la autocrítica. Pero no asegura un efecto más allá de eso. En cualquier caso, estos escraches callejeros, este enojo así canalizado, puede terminar siendo, como en la Argentina, una estrategia sutil de autodomesticación social, una declaración de principios ante el mal, para que quede configurado en la vereda de enfrente y tener al menos esa satisfacción, una neutralización involuntaria de la energía para el cambio. Nosotros ya sabemos que no basta con ser rebeldes: si no se le aplica forma, organización e inteligencia, la rebeldía puede terminar desenmascarándose como un nuevo agente disimulado del conformismo. Algo de esto intuyen los destinatarios de las protestas, que han empezado a darles la razón a los manifestantes. En cualquier momento los vemos acampando a la par de ellos, bajo sus edificios del Upper East Side
El Destino de los Indignados de Enrique Valiente Noailles Diario La Nación.
"Hay marginales que no tienen nada mejor que hacer y vecinos de clase media en busca de causas nobles y emociones fuertes, que reproducen el clima del asambleísmo porteño de 2002, con club del trueque incluido. Todos ellos conviven en paz y armonía con diversos grupos de distintas denominaciones cristianas, cuyas publicaciones y discursos explican que el mensaje de Jesús es mejor que el del capitalismo. Parte de la plaza está rodeada por un muro de un metro de altura.
Los albañiles que trabajan en las construcciones del barrio se sientan sobre él a comer su vianda y así acompañar la movilización. Como el Ground Zero está en obra, los trabajadores con sus cascos son muchos. Sobre las veredas externas se ubican los turistas con sus bolsas de compras de Century 21, una tienda gigantesca reconstruida en 2002 luego de los daños que le causó el atentado a las torres. Algunos ejecutivos del denunciado sistema financiero, con la ropa y los zapatos más pulcros que pueda imaginarse, escrutan ese extraño universo humano con actitud de entomólogos.
La diversidad parece asegurada cuando a pocos metros una pelirroja robusta de ojos saltones y cartel en mano vocea las ventajas de amor sobre los préstamos a interés. “Yo era parte del 1 por ciento. Ahora estoy en el 99 por ciento”, dice el cartel que sostiene un hombre con rasgos asiáticos, mientras explica frente a una cámara de televisión cómo quebró su empresa y el banco se quedó con todos sus activos. Muy cerca otra cámara, pero de utilería, representa a la detestada cadena Fox News, el modelo que en la Argentina siguen los medios del aventurero de extrema derecha Daniel Hadad. Los canales comerciales realizan notas selectivas y los diarios que se reparten en forma gratuita en el subte presentan la concentración como una cumbre del alcohol, la droga y el sexo, pero por Internet puede verse también una transmisión continua (http://www.livestream.com/globalrevolution), operada por quienes se definen como periodistas independientes.
Bajo la consigna “Citizen media is not a crime”, sus imágenes registraron la extrema violencia con que la policía descargó sus bastones sobre piernas y brazos de los ocupantes, sentados para no permitir el desalojo, a primera hora del viernes. Como parte del desconcierto oficial ante un fenómeno que nadie había previsto, las autoridades intentaron aproximaciones laterales, con la ilusión de desgastar a los acampantes. El pretexto fue la limpieza, ordenada por Brookfield, que en una fecha incierta prohibió la instalación de carpas o bolsas de dormir. Se afirma que esa directiva precedió a la ocupación de la plaza, pero como nadie ofrece pruebas de ello se sospecha que fue dictada ad hoc. Pero la dirigencia política teme los efectos impredecibles de cualquier desborde y por detrás de la escena acordó con la empresa que se negociara con los ocupantes, para que permitieran la limpieza de la plaza sin abandonarla. El desalojo se pospuso y los manifestantes recorrieron las calles del distrito financiero con escobas y trapos de piso, voceando que venían a limpiar la mugre de los negocios.
La discusión pasó a centrarse en el uso de las carpas y las bolsas de dormir. Sin ellas, en cuanto la temperatura deje de estar diez grados por encima de lo normal, la libertad de permanecer en la plaza será apenas una ironía.
Desde el momento de la convocatoria, que proliferó sin liderazgos verticales por las virósicas redes sociales, los ocupantes de Wall Street declararon que su inspiración era la plaza Tahrir de El Cairo. La simpatía por esa clase de revolución es proporcional a la distancia a la cual ocurre. Aunque hasta ahora no puede predecirse si el movimiento crecerá como sueñan sus organizadores, su mera desordenada existencia hace transpirar al poder político y económico, sobre todo a partir de la adhesión de la central sindical AFL-CIO, que envió militantes a enfrentar la represión."
Todavía existen Asambleas Ciudadanas, gran parte de las luchas que se dan contra la minería a cielo abierto, el modelo sojero, las fumigaciones, etc. etc. son herencia de esas asambleas del 2001/2002.
Las fábricas recuperadas son también otra búsqueda que surgió de la lucha por encontrar otro modelo cuando el neoliberalismo arreciaba con Menem.
El trueque no empezó con el 2001/2002 empezó en el año 1996, según uno de sus fundadore:
"...en nuestro país el emprendimiento lo sostiene la sociedad civil y sigue existiendo a pesar del poco interés que ha despertado en las oficinas gubernamentales. De cualquier modo es importante destacar que ya se han agotado todas las formas de persecución de la que fué víctima la RGT durante muchos años promovidas fundamentalmente por entidades como la Federación Económica de la Pcia de Buenos Aires, la CAME (Cámara para la Mediana Empresa), algunos medios de comunicación en manos del empresario Daniel Hadad y sectores de la justicia, la Policía Bonaerense y ciertas cúpulas del
poder político que trataron, lisa y llanamente, de aniquilar al Club del Trueque para ser funcionales con los pedidos del país del norte .
Por fortuna, y en base a todos lo argumentos expuestos que abarcan entre otros temas los aspectos jurídicos y fiscales se ha dejado bien en claro que "el trueque multirrecíproco" es una actividad económica "lícita" conforme a las leyes vigentes. Por otra parte es innegable que ha sido "justa" para una gran mayoría de la población que ha podido mantener su calidad de vida participando del Club del Trueque. Y en este sentido hay que comprender que la crisis de 2001/2 no fué un mero "capricho" de las instituciones bancarias que se empecinaron en
no devolver los fondos. Es evidente que fué la punta del iceberg de algo peor que nos
inquieta a todos pero que nos debe mantener en alerta previendo y planificando el futuro..."
No leí en los medios la propuesta que nos comentaba Fulvia de cerrar las cuentas en los grandes bancos y pasarse a cooperativas o lugares menores. Si los bancos reprimen a los que van a cerrar sus cuentas la medida no es tan inocua. Lástima que pocos medios informaron sobre esa forma de protesta y sobre lo que pasó de verdad con las 24 personas arrestadas en el Citibank de Nueva York.
Si volvieron todos también es por la complicidad de los medios que prefieren a los malos conocidos con los que también hacen e hicieron excelentes negocios.
No sabemos en qué desembocará todo esto. Es imposible saberlo. Creemos que es importante apoyar y buscar salidas, los que la tienen "Re Clara" nos llevan al desastre. Hay que seguir buscando soluciones, con todo el caos y desorden que implica estar en una búsqueda. Como cuando estamos aprendiendo algo, lo nuevo nos genera confusión, sensación de caos, pero no hay otra forma de aprender.
Sobre la actitud de los medios, recomenamos el documental: "La Crisis Causó Dos Nuevas Muertes"
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