Ricardo Soca - Charlando sobre el "apriete" por parte de la RAE con Jaime Clara
En Elcastellano.org Ricardo Soca aclara:
"La docta casa [Real Academa Española] me advirtió asimismo a través de este insólito apoderado, que «queda prohibida la introducción de enlaces que faciliten el acceso directo a cualquiera de los contenidos de los sitios web de la RAE, salvo en el caso de que se utilicen los procedimientos que la entidad implemente para ello, bien sea por medio de botones integrables en el navegador o de otro tipo de recursos de software».
Según Planeta/RAE, este nuestro modesto portal estaría practicando «competencia desleal» y cometiendo «un ilícito penal de acuerdo con» leyes que rigen en el reino peninsular."
"ero la RAE retacea el fruto de su trabajo por razones comerciales: su diccionario no ofrece en la web todos los servicios de su versión comercial en disco, el Nuevo Tesoro Lexicográfico de la Lengua Española no ofrece en la red los mismos servicios que su versión de pago en DVD, y no permite la divulgación de sus trabajos fuera de su página web por razones comerciales.
En el siglo XXI, la Academia ha delegado en empresas privadas del Reino de España una parte de la autoridad que hace 298 años le confirió Felipe V para unificar la lengua del imperio. En efecto, es sorprendente que una compañía poderosa como el Grupo Planeta pueda presentarse en nombre de la Real Academia, presionando para impedir la divulgación en la internet de obras en cuya elaboración han participado las veintidós academias, como es el caso del Diccionario de la lengua española y pretende imponer las leyes del reino a los países hispanohablantes.""
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Para ver la intimación enviada por Planeta/RAE a elcastellano.org, pulse aquí.
Hace tiempo que las corporaciones lucran o intentan hacerlo con el idioma, algunos antecedentes:
Hace un buen tiempo que a los que integramos la comunidad académica latinoamericana en el campo de las letras nos viene dejando alelados un hecho: que, en diversas instancias de la sociedad española, se trate de forma tan políticamente incorrecta el ansia de la expansión del español por el mundo. Esta viene vinculada, por el lado de las causas y argumentos o por el vies de los objetivos, a distintas cifras: número de hablantes del español, de países que tienen esa lengua como oficial, de ejemplares que las editoriales pueden colocar en determinado mercado; valores todos relativos a una perspectiva económica.
Los nombres de dos eventos realizados entre el 23 y el 29 de octubre confirman esta perspectiva. El Seminario “Valor económico del español: una empresa multinacional”, celebrado en Montevideo y la “I Acta Internacional de la lengua española. Activo cultural y valor económico creciente”, en San Millán de la Cogolla.
Nos asombra la falta del pudor que esperaríamos como efecto de la revisión de una memoria y del asumir una actitud responsable frente a la especificidad histórica que marca la relación España - América Latina. Reconocemos ese pudor en parte del pueblo español y en muchos colegas que trabajan en la academia.
En Brasil, el 6 de setiembre pasado se firmó un convenio o acuerdo entre el Banco Santander y la Secretaría de Educación del Estado de São Paulo para calificar docentes en ejercicio en las escuelas medias, independientemente de la asignatura que dictan, y así atender a la legislación que determina la oferta obligatoria de español a partir de 2010, en ese nivel. El curso, enteramente a distancia, utilizará la metodología del Instituto Cervantes para impartir 480 horas de español y 120 de metodología; todo en un máximo de 2 años. El proyecto “Oye, español para profesores”, según dicen los medios, sería implementado en colaboración con las tres universidades públicas del Estado de São Paulo.
En el contexto de la ambición generada por las cifras, tratar la lengua española como un “tesoro” – término usado por el presidente del Santander durante la firma del referido convenio –, y tratar a Brasil y sus 170 millones de habitantes como un mercado promisorio a consolidar es algo que nos pega fuerte a muchos latinoamericanos, que tenemos una memoria no metálica y en la que el pasado hizo mella.
Soy docente-investigadora de una de las referidas universidades, en la que se forman profesores de español hace más de 50 años, actualmente con un mínimo de 2.800 horas. Firmé, como muchos, el “Manifiesto por la calidad de la enseñanza del español en la Red Pública del Estado de São Paulo” y pienso que el gobierno que se atrevió a formalizar el acuerdo con el Santander aceptó un doble atropello que, según sostengo, caracteriza el hecho.
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El atropello de una tradición y del concepto que implica la formación de profesores. Quién es profesor en Brasil, cuántas horas necesita para aprender una lengua y para aprender a enseñarla; cómo aprende español un brasileño, qué esfuerzos e inversiones subjetivas le cuesta producir una separación entre lenguas que suenan y resuenan como parecidas: estas son preguntas que no se plantean. En respuesta a la “urgencia” dada por la falta de profesores para atender a la ley de oferta obligatoria de español en Brasil – falta que estimo inflacionada –, un banco llega garantizando resultados exitosos, la promesa de un milagro: más de 40 mil profesores en muy poco tiempo. Por su parte, los funcionarios del Estado aceptan y sostienen la metáfora económica: la lengua como un producto.
Por ese vies, llega el otro atropello. En tierras brasileñas – y esto tal vez lo pueda decir con la soltura que me da el ser una extranjera en Brasil – la reflexión teórica sobre los procesos de enseñar y de adquirir lenguas es muy rica y, en cierta forma, es referencia y hasta marca vanguardia en el Cono Sur. La Secretaría de Educación ha aceptado el plan trazado por profesionales del mercado y por expertos, funcionarios de un organismo del Estado español. Digo “expertos” en el sentido de Beatriz Sarlo que, en los 90, los contraponía a los intelectuales pues, en la continuidad técnico-administrativa de un Estado que traba alianzas con grupos que buscan poderío y expansión económicos, ponen conocimiento técnico al servicio de los fines pragmáticos del Mercado.
Qué falta de respeto, qué atropello a la razón...
El lector notará que reafirmo el tono indignado de mi escritura con la cita de Cambalache, tango del Discépolo de los años 30. Alimentan tal indignación el estupor pero, sobre todo, la claridad que brinda la autonomía de las universidades públicas. Tal autonomía permite que sus docentes se sometan, exclusivamente, al respeto por los procesos educativos y por los individuos que en ellos se tranforman en sujetos de una lengua extranjera y de los nuevos saberes que esta le posibilita. Sin prisa y sin pausa.
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No subordinación a la razón del mercado sino a la pura razón de esos procesos y a la que, en esa academia, le asignamos al aprender la lengua del otro y al trabajo de hacerse docente e investigador bebiendo del saber desarrollado por las teorías del lenguaje y por los estudios literarios, históricos y sociales.
Tal vez esto, también, nos venga a los brasileños e hispanoamericanos del ser sujetos de lenguas de colonización, lo que nos afectó, nos constituyó y, sobre todo, nos dio una determinada sensibilidad frente al lenguaje, como para interpretar a fondo y sostener la idea de que aprender una lengua es un complejo proceso de movimientos de extrañamiento e identificación – fruto de todo lo que significa exponerse (y abrirse) a la alteridad.
En esta exposición, el brasileño ofrece la voracidad antropofágica (antigua fórmula indígena, tupi) de querer incorporar los atributos del otro y los saberes que este puede aportarle, mediante la digestión que los transforma y no los reproduce. En la escuela brasileña, fuertemente atada a las marcas de la colonización, esta actitud crítica es el verdadero tesoro; sería importante no sofocarla sino darle aliento.
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Maite Celada, argentina, es docente e investigadora en la Universidad de São Paulo desde 1992.
Las corporaciones y la cultura, ahora queriendo privatizar el idioma.
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