Sólo se escucha el viento, primera parte.
Sólo se escucha el viento, segunda parte.
En esta página hay una dirección de e-mail, no estoy seguro si es del director, Alejandro F. Mouján.
Sólo se escucha el viento, primera parte.
Sólo se escucha el viento, segunda parte.
Teodoro Fernández es de Pirané, un pueblo de unos 40 mil habitantes, 100 kilómetros al oeste de la capital de Formosa. En 2003, el pueblo empezó a notar que algo sucedía con los cultivos de soja que se expandían alrededor. Entonces, contactaron a un equipo de técnicos para seguir los efectos. Observaron problemas en la salud de los animales, irritaciones en la piel de los hombres, granos, infecciones y diarreas. La preocupación todavía no pasó. Teodoro Fernández cree que la soja ahora es responsable de los casos de cáncer que empiezan a aparecer en el pueblo y de los nacimientos de niños con problemas.
“Hace tres meses –dice–, un bebé nació con un solo pulmoncito; yo mismo tuve una infección que no era una infección natural, que a uno se le pasa con un medicamento, y ahora hay 23 familias que denuncian la contaminación, porque los primeros tiempos eran los animales los que tenían los problemas, pero ahora son las personas mismas.”
En los últimos días, Fernández pasó por Buenos Aires. Con él llegaron otros nueve integrantes de la Asamblea Campesina del Norte argentino, una organización que nació en 2006, al calor de los desalojos de las tierras de trabajadores rurales e indígenas de Salta, Formosa, Chaco, Corrientes, Santiago del Estero y Santa Fe, en un espacio apoyado por el Instituto de Cultura Popular (Incupo). Políticamente, se mantuvieron por fuera del conflicto rural de los últimos meses. No están representados por “el campo”, dicen, porque el problema de ellos no es la exportación sino la producción para la supervivencia. Al Gobierno le exigen políticas de Estado para defender cinco temas esenciales: tierra, contaminación, agua, producción y comercialización, que es que lo que están perdiendo. En el paso raudo por Buenos Aires, tuvieron una audiencia con el flamante titular de la Subsecretaría de Agricultura Familiar, Guillermo Daniel Martini, a quien le presentaron sus demandas. En diálogo con Páginai12, contaron parte de esos reclamos. Entre ellos hay argumentos para las más terribles crónicas de un desastre anunciado. Hay ríos de aguas estancadas repletos de pirañas que se comen las ubres de las vacas; terneros desesperados que salen a buscar leche en las tetas de las madres muertas; pueblos que cierran las puertas abandonados por la gente o colonias de nativos que, del día a la noche, aparecen cercadas por nuevos propietarios.
“Somos organizaciones que llevamos años luchando y elaborando propuestas para defender los derechos de las familias campesinas y aborígenes a poder seguir viviendo con dignidad en y del campo”, explicó la Asamblea en la introducción del documento que entregaron al Gobierno. En un solo párrafo explican cuáles son los puntos de contacto entre los problemas de cada una de las provincias, y esos puntos de contacto tienen que ver con el imperio de la soja o, mejor, la expansión en los últimos diez años de la agroindustria en lugares donde antes había personas.
“Entre 1998 y 2002 –explican– desaparecieron 160.000 explotaciones agropecuarias, en su mayoría menores de 200 hectáreas, es decir, de pequeños productores.” En esa línea, 82 por ciento de esos productores ocupan sólo 13 por ciento de la tierra. El monocultivo de exportación desplazó a la lechería, maíz, trigo, lenteja, montes frutales, mandioca, batata, papas y se pierden las semillas criollas. Eso generó las primeras migraciones y desplazamientos de los pueblos campesinos y originarios: en los últimos 10 años, 120 parajes de la región –según sus datos– no crecieron y 40 por ciento del total de los pueblos con 300 mil habitantes está a punto de desaparecer.
Silvia Herrera es trabajadora social y directora del Instituto de Cultura Popular (Incupo), en cuyos orígenes se encuentran las organizaciones de base cristianas, y ahora es una de las columnas de la Asamblea. “En la región hay cinco ejes de problemas: la tierra, el agua, la contaminación y la producción y comercialización de las cosas”. Pero el tema de la tierra es el más importante.
El primer caso es el de aquellos que viven en sus tierras desde siempre, pero que ahora se encuentran con gente de afuera que llega con un título de propiedad. Ahí comienzan los desalojos. Eso es muy común en este momento en Santiago del Estero y Formosa porque las tierras fueron vendidas en bloque a una forestal y los poseedores de esos títulos nunca los usaron hasta el boom de la soja. Un segundo caso son las familias en tierras fiscales con adjudicaciones sin terminar. Hay situaciones así en Chaco, con tierras que a su vez fueron mal adjudicadas a empresas y sobre las que ahora existen presiones para que se vuelvan a entregar a las familias campesinas indígenas. Por último, dice Herrera, están los sin tierra, una situación muy común en Santa Fe y en Corrientes en las zonas de estancias, donde los campesinos quedaron en banquinas o en lotecitos de una o dos hectáreas.
En ese mapa general, en cada provincia se han generado problemas específicos. Formosa tiene uno de los casos más paradigmáticos, conocido como el Bañado de la Estrella. Hasta hace un tiempo, era uno de los lugares turísticos más importantes, pero ahora es una especie de trampa. El gobierno provincial construyó allí una obra de infraestructura vial que dividió el bañado en dos partes. Al comienzo, las comunidades campesinas de la zona creían que el terraplén iba a servir para estimular el turismo, pero provocó efectos como el loteo de las tierras y el cambio inesperado en la dinámica del agua. Entonces, dice Herrera, “zonas que antes no se inundaban, ahora sí, y zonas que antes no, ahora están secas”. Como las condiciones ambientales cambiaron, se empezaron a reproducir, además, animales que no son de ahí. Un ejemplo son las pirañas. Como el agua del bañado no corre, las pirañas quedan allí y se reproducen atacando a las vacas que bajan a bañarse. Según los lugareños, eso causó la pérdida de 40 mil cabezas de ganado porque las vacas perdieron sus ubres mordidas por las pirañas y la carne perdió su valor.
Teodoro Suárez era la primera vez que viajaba a Buenos Aires. Vive en el paraje 29 de la cuña boscosa del norte de Santa Fe, donde los poblados más chicos, dice, se están quedando sin gente. En su campo tiene ganado mayor y menor como vacas, chivas, ovejas y chanchos, pero no tiene agricultura porque es una zona seca para hacerlo.
“Nosotros nos vamos quedando sin los campos –dice– y sin la familia, porque los hijos se nos van. No queremos ser asistidos por planes sociales porque nosotros producimos, pero los pueblitos más chicos están desapareciendo, y eso nos duele porque no hay una política de trabajo, una política de desarrollo para el pequeño productor. ¿Por qué a mí me está faltando el agua y al otro que es un gran empresario le está sobrando el agua? ¿Cuántas máquinas para riego tienen y a nosotros nos están llevando el agua con los bidoncitos así? Se nos están muriendo los animales, no tenemos qué darles de comer, los campos que antes usábamos, que eran campos que no se conocían y que eran campos del Estado, ahora aparecen con dueño.”
En 2006 cinco organizaciones de la zona empezaron a juntarse a partir de los reclamos por los desalojos de las tierras, los mismos que dieron vida a muchos de los movimientos de campesinos e indígenas del país. La Asamblea nació con cuatro o cinco miembros, y ahora cuenta con unas cincuenta organizaciones distribuidas en las provincias de la región. Tienen una política menos combativa los movimientos nucleados en torno al Mocase vía campesina de Santiago. Y en ese sentido parece jugar un rol importante el Incupo. Muchos de los dirigentes que llegaron a Buenos Aires vienen de decenas de años de lucha, aunque se hayan reorganizado recién ahora. Conocieron las Ligas Agrarias o los movimientos de campesinos que nacieron para defender la tierra en todos estos años.
Eduardo Ibañes es, por ejemplo, de un pueblo santiagueño del departamento de Alberdi. Para llegar a su casa debe andar 150 kilómetros adentro de un camino de arenales. Para vivir cría chanchos, ovejas, chivos, vacas y hace algo de agricultura de subsistencia, o bueno, hacía, porque desde hace cuatro años la sequía se lo impide. El eje del problema en su provincia siempre fueron los desalojos. La semana pasada, a una familia le quemaron el cerco y mil postes y muchas veces él es el que sale.
Alfredo Riera, en cambio, vive en el corazón del Chaco salteño; su tierra quedó atrapada como un lunar de monte en un mar donde sólo avanza la soja. Riera tiene juicios por usurpación en su contra porque varias veces quisieron desalojarlo. Es ganadero y ahora está al frente de los reclamos para evitar los desmontes.
Oscar Gamarra es chaqueño, pertenece al grupo de familias que ocupó y recuperó unas 750 ha del ingenio de Las Palmas. Se dedica a la cría de vacas, aunque ahora está iniciándose con las chivas. Es miembro de la Unión de Pequeños Productores chaqueños, una de las muchas organizaciones que hay en una de las provincias con más tradición de defensa de la tierra.
Carlos Curima es tabacalero de Corrientes. “En mi provincia pasa lo mismo, no tanto con los desmontes pero sí con la desregularización y la venta de las tierras”, dice. “Es la más grave que hay, el plato favorito: en este momento hay un reservorio de agua dulce como los esteros del Iberá a donde tiene intereses gente extranjera. Hay gente que compra grandes extensiones y eso genera además otro problema que es que muchas pequeños productores quedaron dentro, con sus pequeñas porciones de tierra. Ahora están adentro cercados, por el campo de esa gente extranjera, y les hacen la vida imposible para que se vayan.”
Ante el gobierno nacional, la asamblea reclamó espacios para poder sentarse a discutir las políticas de desarrollo de los pequeños productores. Pero ése no fue el único encuentro. El año pasado una comisión similar viajó a Buenos Aires para reunirse con legisladores, con los que diseñaron una mesa de trabajo; el conflicto rural detuvo ese proyecto, pero ahora la agenda de urgencias declaradas intenta hacerla avanzar.
El producto sería lanzado por Monsanto, que ahora confía en que el Gobierno le reconocerá las patentes por sus semillas
Por Jorge Oviedo
Enviado especial
DE MOINES, Estados Unidos.- La compañía de biotecnología Monsanto confía en que pronto logrará con el actual gobierno un acuerdo que permitirá la introducción de nuevas semillas transgénicas de soja, maíz, alfalfa y algodón que permitirán ampliar la producción y reducir los costos.
Esas semillas son resistentes al herbicida glifosato y apuntan a extender y ampliar el éxito que ese tipo de tecnología tuvo con la producción de soja. El anuncio fue realizado aquí por el director de Estrategias y Nuevos Negocios de Monsanto Argentina, Pablo Vaquero, en el marco de la Farm Progress Show, una importantísima muestra agrícola en la que hay una fuerte presencia de agricultores argentinos.
La firma de ese acuerdo permitiría también introducir en la Argentina una nueva soja modificada, que agrega a la resistencia al glifosato un mayor rendimiento y resistencia a insectos y que comenzará a sembrarse en Brasil y Paraguay. Vaquero explicó que si el acuerdo se alcanza pronto, el lanzamiento podría incluso ser simultáneo con la Argentina, ya que en nuestro país los trámites de homologación son más ágiles.
El anuncio muestra un completo cambio de estrategia de la compañía, que había congelado el lanzamiento de nuevos productos biotecnológicos ya que no logró hasta ahora, como lo hizo en otros países, cobrar los derechos por la utilización de la soja modificada, que patentó.
De hecho, Monsanto inició en Europa ocho juicios que pretendían cobrar los derechos en el destino de las exportaciones. La situación pareció cambiar drásticamente cuando, hace 15 días, se firmó un acuerdo con el gobierno del Chaco para introducir un algodón modificado genéticamente que incluye el gen de resistencia al glifosato (RR, por resistente al Roundup) y otro que lo hace resistente a insectos.
Además, se iniciaron formalmente los trámites para solicitar la autorización para introducir en la Argentina una alfalfa resistente al glifosato que aquí, en los Estados Unidos, entrará en tres meses en el mercado.
"Monsanto vuelve a la Argentina, que es uno de los cinco países claves para la compañía", señaló Vaquero, que agregó que los restantes son Estados Unidos, la India, China y Brasil.
La compañía invertirá 125 millones de dólares en los próximos cuatro años, la mayor parte de ellos destinados a producción de semillas, en particular de maíz.
La clave para un acuerdo requerirá una "solución política" para el caso de la soja RR y permitiría la introducción de una nueva generación de soja genéticamente modificada que se hará en 2012 en Brasil y Paraguay, que incluye una nueva tecnología RR, denominada RRY+/BT, con resistencia al glifosato con un mayor rendimiento combinada con la resistencia a insectos.
"Se trata del primer evento biotecnológico pensado y diseñado para ser utilizado inicialmente en un país que no es Estados Unidos", dijo Vaquero, ya que el agregado de la resistencia a insectos no parece ser interesante para sitios con mejores estándares de sanidad de los cultivos y, en cambio, puede ser una gran ventaja en Brasil, Paraguay y el norte de la Argentina.
La nueva soja transgénica tiene, según la empresa, rendimientos entre 10 y 15% superiores a los de la RR. Aunque la compañía no lo precisó, el acuerdo debería incluir un esquema que le permita evitar que, como con la soja RR, los agricultores argentinos la utilicen sin pagar derechos.
A diferencia de los maíces resistentes a insectos, que son híbridos y no pueden usarse para ser replantados, las semillas de soja producida con semillas transgénicas germinan y producen innumerables generaciones sin perder la característica de la resistencia al glifosato, por lo cual muchos productores optan por guardarse parte de lo producido para utilizarlo en la siguiente siembra sin volver a comprar a una semillero y así evitar el pago de derechos.
Monsanto asegura que el aumento de la producción logrado por una soja muchísimo más barata y fácil de producir significó para los productores argentinos un beneficio total de 20.000 millones de dólares en los últimos diez años. En la actualidad, la soja es el mayor cultivo de la Argentina, donde se plantan entre 14 y 16 millones de hectáreas, de las cuales, según la compañía, prácticamente ni una sola pertenece a soja sin la modificación que le permite soportar la aplicación de un herbicida que elimina prácticamente cualquier otro vegetal.
Michael Doane, responsable global de sustentabilidad de Monsanto, señaló que en el mundo, utilizando la misma superficie de tierra, habrá que producir de aquí a 2050 más alimentos que la totalidad de lo que se produjo a nivel planetario en los últimos diez mil años.
"Sólo puede hacerse con la biotecnología", explicó, y detalló que el desafío es hacerlo consumiendo menor cantidad de recursos del suelo, menor cantidad de energía y reduciendo el impacto en el medio ambiente.
Las cosas siguen igual o peor (artículo de Página 12 del 28 de setiembre de 2008)
Opinión
Por Alicia Dujovne Ortiz *
Desde París
Hace dos o tres meses, un amigo uruguayo me alcanzó un manifiesto escrito en francés, llamativa y conmovedoramente titulado Utopía, que un grupo de socialistas y ecologistas “transversales” franceses acababa de dar a luz. Como en este momento, en el PS de este país se arrancan las mechas preparando congresos asesinos, le pregunté qué pensaba de la posible ascensión de tal personajito socialista frente a tal otro y ligado con el de más allá, que era, hasta hace poco, su enemigo jurado. “Ah, no –me contestó–, nosotros no presentamos candidatos, sino ideas.” Recordé sus palabras al contemplar, de lejos, el sainete argentino, quizá más emotivo que el francés, pero al que éste no tiene gran cosa que envidiar si bien se mira.
Al sainete criollo por su costado agrario se ha dado en catalogarlo como “nueva derecha”, aludiendo a una derecha químicamente impura, vale decir, capaz de englobar elementos contradictorios, digamos de izquierda, y de integrarlos dentro de un discurso vistoso donde todo vale. Un De Angeli apoyado por partidarios de Lev Davidovich; un Buzzi que –hará de esto tres años– se oponía a la pauperización de la tierra y de sus trabajadores derivada del cultivo de la soja transgénica y que ahora está con la Rural pero alaba a Evo Morales; y, por el otro lado, un gobierno popular con un Zar y una Zarina psíquicamente recluidos en su Palacio de Invierno, ¿no parecen cosa e’mandinga, para seguir con la prosa campera que, unida a la futbolística –raros han sido los comentarios del conflicto que no introdujeran términos tales como “embarrar la cancha” o “correr el arco”– campea entre nosotros desde tres meses atrás?
Visto desde otras playas, con todo, el asombro es menor. Todo liderzuelo más o menos carismático que acierta con el tono y el lenguaje, campechano y visceral, necesario para encauzar el malhumor de “la gente”, presentándose como un patriota con rasgos revolucionarios hasta socializantes representa, sea donde fuere, esa derecha de escasa novedad. Sin retroceder demasiado en el tiempo, porque queda antipático sacar a relucir a Hitler y a Mussolini cada vez que llueve, Le Pen agigantó su partido gracias al aporte de los comunistas desencantados (a quienes ha venido a sumársele, poco ha, un popular humorista antisemita “de izquierda” llamado Dieudonné). También es cierto que un Le Pen de extrema derecha puede pincharse con la misma velocidad con que se había inflado si un Sarkozy de “derecha desacomplejada” le succiona votos utilizando su misma técnica, que consiste en “decir en voz alta lo que todos piensan”, léase en manifestar su xenofobia sin complejos, y en juntarse con muchachos de izquierda para que ya no se entienda quién es quién. Al votar en contra de su propio partido y a favor de Sarkozy en un reciente congreso donde su voto sirvió de desempate, el viejo mitterrandista Jack Lang ha asumido un papel cobiano, mostrando una imagen política cuya característica fundamental consiste en ser ideológicamente ilegible y humanamente cristalina: ¿en el fondo qué congreso argentino, francés o camerunés no es un mero recuento de votos o porotos, éstos para vos y éstos para mí?
Es tal como me lo escribió hace días el dirigente cartonero Ernesto Paret, y que los hay los hay, los pobres siguen sirviendo de porotos para el recuento. Perón lo dijo más grueso, “la gilada”, y Paret, más fino: “a los pobres nos instrumentan”. De ahí lo bienvenido de estos seres extraños, los de Utopía, a los que se podría denominar de “novísima izquierda”, porque hubo otra, en los ’60, que se puso “nueva” al irse del PC. No es la sola diferencia. Esta novísima que digo ha comprendido que el verdadero y único y urgente y espeluznante problema de la Argentina y del mundo es el hambre. El que existe y el que se viene. Alguien últimamente lo ha llamado “tsunami silencioso”. Por eso la novísima se arremanga a pensar. Aunque haya grupos similares en todas partes, se trata de una tendencia que en total reunirá a tres gatos locos, de acuerdo, pero por algo se empieza. Entre sus pares argentinos me importa mencionar el GRR, que no es un gruñido de rabia ante lo que sucede, aunque estaría justificado, sino un Grupo de Reflexión Rural, que propone proyectos chicos y factibles, alejados del porotaje político y, por ende, poco visibles.
En la tapa de manifiesto de Utopía puede leerse: “¿Pero entonces –dijo Alicia (la de las maravillas, obvio)–, si el mundo no tiene ningún sentido, quién nos impide inventar uno?”. El texto, colectivo, está puesto bajo la advocación de André Gorz, el pensador y colaborador de Sartre que se suicidó el año pasado, a los ochenta y pico de años, junto a su esposa Dorine, porque ninguno de los dos quería sobrevivir al otro. Su testamento político, que va de prólogo, se intitula con gran sencillez: “La salida del capitalismo ya ha comenzado”.
Buena noticia pero ¿por qué? Porque “la economía real se ha convertido en un apéndice de las burbujas financieras”. Frente a lo que él y varios otros definen como un “abismo” al borde del que caminamos (otra imagen, frecuentemente utilizada, es la de que el sistema “se estrella contra la pared”), “no hay ninguna ‘mejoría’ que esperar –escribe Gorz justo antes de su muerte–, si se la juzga según los criterios habituales: no habrá más `desarrollo’ en forma de más empleos, más salarios, más seguridad; no habrá más ‘crecimiento’ cuyos frutos puedan ser socialmente redistribuidos y utilizados por un programa de transformaciones sociales, desde adentro del sistema, que trasciendan los límites y la lógica del capitalismo. Las promesas y programas de regreso al empleo a tiempo completo son espejismos que tienen como única función mantener el imaginario salarial y mercantil, vale decir, la idea de que el trabajo debe necesariamente ser vendido a un empleador y los bienes de subsistencia comprados con la plata ganada”. Hoy el imperativo de supervivencia lleva un nombre: decrecimiento. De acuerdo con lo cual, los “utopianos” adeptos al alterdesarrollo manifiestan: “Las tres primeras alienaciones de nuestras sociedades desarrolladas son el dogma del crecimiento, el del consumo y el de la centralidad del valor-trabajo”.
El manifiesto, que se publicará, espero, en castellano, es un vivero de ideas frescas. De entre todas ellas he entresacado dos que me inspiran particular cariño: la autoproducción (prácticas alternativas en ruptura con el capitalismo, que para Gorz vienen especialmente del “Sur del planeta”, sobre todo de las favelas brasileñas) y el subsidio universal. No entro en detalles (ellos sí lo hacen, y cómo), pero destaco el hecho de que la instauración de este subsidio como un derecho para todos, desde el nacimiento hasta la muerte, implica nada menos que cuestionar los principios mismos del capitalismo y choca, por supuesto, con un “bloqueo cultural e intelectual”. Y no precisamente de la derecha, nueva o vieja, o no sólo de ella: uno de los paladines del decrecimiento, Serge Latouche, propone “descolonizar a la izquierda del imaginario progresista”. Ardua tarea.
Es por eso que al leer en este diario una nota de Mario Wainfeld sobre las nuevas medidas proyectadas en la Argentina tras el fracaso de la retenciones, salté literalmente hasta el techo. Nada mejor que citarlo para dejarlo claro: “La CTA volverá a presentar una de sus más estimables banderas, la universalización de la asignación familiar por hijo. Se trata de un mecanismo de redistribución de la riqueza, que acortaría la brecha entre trabajadores formales (que agregan a sus sueldos esas asignaciones) versus los informales o desocupados. Una forma de ir reparando uno de los datos más chocantes de la nueva configuración de la clase trabajadora. El oficialismo (incluidos los dos presidentes y la ministra de Desarrollo Social) han sido remisos a la herramienta, por juzgarla contraproducente para la cultura del trabajo y, eventualmente, superflua ante la baja del desempleo. El transcurso del tiempo ha matizado su juicio, pues se corroboró que la creación de puestos de trabajo no terminó con las desigualdades al interior de la clase obrera: el primer nivel del Gobierno presta más escucha a la propuesta. El propio Kirchner pidió a economistas cercanos a la CTA un cálculo del costo de esa política social innovadora, que crearía un nuevo derecho ciudadano”.
La asignación por hijo existe en Francia desde después de la guerra. La idea de la CTA es menos esplendorosa que la de Utopía, pero por algo, nuevamente, se empieza, sobre todo si contribuye a llenar estómagos y a descolonizar cabezas. Con respecto a la autoproducción, el año pasado visité una serie de cooperativas de cartoneros que, dentro de la infinita modestia del conjunto, funcionan. Detrás de muchas de ellas hay ONG alemanas o canadienses. ¿Y el Gobierno? “El Ministerio de Desarrollo Social se fía de los punteros políticos, entonces manda heladeras a un barrio de invasión que no tiene electricidad. Las usamos de ropero”, fue la respuesta. Conclusión, los cartoneros se las arreglan solos. No protestan, no se disfrazan de gauchito ni andan agitando retratos. Falta de tiempo, sin duda: ellos se ocupan de sobrevivir. Si algo le pedirían a un Estado que no los ve, ni los oye, no son promesas de trabajo que saben vanas, sin necesidad de que Utopía se los explique, sino un acompañamiento dentro de lo que ellos mismos se han inventado: reconocimiento oficial para que los trabajadores existan y máquinas para moler las botellas de plástico y venderlas bien. Aunque suene tremendo, la frase de Alicia sobre inventar el mundo, a ellos se les aplica como a nadie.
A este gobierno se le está aconsejando con razón que emerja de la crisis por izquierda. Bueno, ahí tiene dos excelentes ideas, “chiquititas pero cumplidoras”, como decían en mi infancia de ciertas píldoras, para poner en práctica: una actividad en marcha que es ecológica porque recicla objetos fabricados con petróleo, y un poquito de plata por cada hijo. No sé si con eso salimos del capitalismo, pero que habrá menos pobreza, seguro, y más seriedad, también. El sainete puede darnos risa mientras no vayamos hasta la puerta a ver cómo los pibes comen basura.
* Periodista y escritora.
PEKIN.- La mochila puede quedar abierta y descuidada por varias horas. Nadie va a tocar nada. Tampoco faltará dinero de los bolsillos ni ninguna otra pertenencia por más tumultos de gente que haya alrededor, en una salida de cualquier estadio o en esos hormigueros humanos que son los subtes. La seguridad en las calles de Pekín es uno de los valores más rescatables de esta sociedad. Se puede viajar solo en un taxi a cualquier horas sin problemas y se puede caminar en las veredas más inhóspitas en cualquier momento de la noche que nadie alterará la tranquilidad.
El robo, el asalto, el quedarse con algo ajeno, no existen en la mentalidad china. Y si uno protesta firmemente porque el taxi lo llevó a un lugar equivocado, el conductor pedirá disculpas y aceptará que no se le pague sin quejarse. En la mayoría de los restaurantes, especialmente los típicos, no sólo no se aceptan propinas, sino que no entienden por qué un extraño quiere regalarles dinero. El mozo lo seguirá y le dirá: "Señor, este dinero es suyo". Y hay una característica más insólita aún: si alguien olvida algo, cualquier objeto, el chino no lo llamará con un grito o chistido, correrá detrás suyo para devolvérselo. Todos tenemos alguna anécdota al respecto. Si ocurrió dentro de un local comercial, el empleado saldrá a la calle a buscarlo.
En China las sanciones son durísimas y existe la pena capital, no sólo para un asesino, también para un violador o aquel que practica pedofilia, por ejemplo. En tales casos, el juez le preguntará a la madre del delincuente: "¿Con qué bala quiere que muera su hijo?" Y la madre no sólo deberá determinar el calibre, sino que al mes le llegará una factura del gobierno con el valor que deberá pagar por el proyectil "malgastado". Son las reglas. El delincuente es una lacra, un desperdicio humano. Son las leyes de un país absolutamente seguro al cual cuesta acostumbrarse. ¡Es preocupante! Todavía miramos a los costados, guardamos muy bien el dinero y protegemos nuestras pertenencias con celo. Constantemente tememos "perder" algo. Son muchos años de vivir en Buenos Aires Un mes en Pekín no nos curará la psicosis de la inseguridad dolorosamente obtenida con los años en nuestras calles.
Respuesta de Julio Argentino al artículo de La Nación:
Cuentos chinos. Leí el artículo de LA NACION sobre la seguridad y no se si es tan así en Pekín.
Tiene un airecillo de esos cuentos de la viejita suiza que le devolvía el papelito que tiró un argentino al piso en Zurich.
Un ejemplo: en el lado interno de la puerta de las habitaciones del Sheraton Gran Muralla en Beijing un pequeño cartel dice que no abras a nadie que venga con un pretexto cualquiera, sin consultar antes a conserjería.
Como tengo la prudencia de leer esos papelitos que están pegados con un reglamento más o menos previsible, me libré de ser asaltado en mi habitación apenas llegué a Beijing, la primera vez,en 2002.
Dos hombres y una mujer, con apariencia de personal de mantenimiento, pidieron entrar para cambiar un foco de luz. Los rechacé sin muchas palabras (mi vocabulario en chino es pobrísimo). En conserjería me dijeron luego que no habían enviado a nadie.
En general, en las zonas del centro de las ciudades, la seguridad debe ser más que aceptable. La policía en la calle no lleva armas y el orden es más o menos visible.
Pero, en cuanto hubo algo "raro" an la zona de DaZalian, al sur de la plaza de Tiananmen, en cuestión de segundos aparecieron dos patrulleros y se bajaron varios policías con armas en la mano, aprehendieron a una o dos personas y se esfumaron.
Es muy probable que durante los Juegos Olímpicos hayan extremado las medidas de vigilancia: había mucho prestigio por ganar, en la opinión de la dirigencia china.
Por ejemplo: en ninguna de las crónicas hay la mínima mención a los mendigos y a los cartoneros, hombres y mujeres, montados en sus bicicletas modificadas. Parece ser que no solo se radiaron a los ladrones, también hubo una razzia de mendigos, cartoneros, vendedores callejeros llevada a cabo para cuidar las apariencias.
Así figura en una noticia de France Presse, de enero de 2008, publicada por el diario turco en inglés.
Los mendigos son profesionales, miembro de una grande y compleja Federación de Mendigos de Beijing, según lo indica el siguiente blog.
En definitiva, no se diferencia mucho de lo hecho en la Argentina por la dictadura militar en la época del Mundial y en especial, por el entonces general Bussi,en Tucumán, que capturó a los inofensivos mendigos de la ciudad de Tucumán y los arrojó en medio del desierto helado en pleno invierno.
Hoy el general Bussi,está siendo sometido a juicio por sus delitos contra los derechos humanos. Lo grave, es que pese a ser de público conocimiento, Bussi también fue elegido por el voto popular varias veces, ya en democracia.
En realidad, si se quiere teneruna primera aproximación a China y los principios que rigen su vida, se debería estudiar a Confucio. Para no complicarse la vida,en wikipedia está bastante condensado.
Pero, en mi opinión, el lugar donde se sintetiza lo confuciano con las normas occidentales está fuera de China, en la ciudad-estado de Singapur (Singapore): una sociedad multiétnica, muy desarrollada, con una población de buen nivel educativo, muy segura y tranquila, con una baja tasa de criminalidad.
Si alguien tiene memoria, a principios de los '90, un joven adolescente americano, residente en Singapur, bastante borracho, dañó adrede unos automóviles estacionados. Una vez detenido,fue enjuiciado y condenado a la pena prescripta: veinte azotes en las nalgas con varas de bambú o rattan (no estoy seguro).
Hubo un movimiento internacional paraevitar el "horror" de la pena, en el que se involucró hasta el presidente Clinton. El clamor internacional no tuvo eco en los oídos de los jueces singaporeanos y una vez con las blancas nalgas al aire, le fueron administrados los veinte confucianos azotes. No hubo piedad para el delicado trasero.Para esos mismos años `90, el gobernador de Texas, un tal Bush, ganabaf ama al no conmutar ninguna pena de muerte.
Resultados obtenidos: todos los años 250.000 texanos sufren algún crimen violento y es el 6º estado más peligroso deU.S.A..
Tengo serias dudas que tanto Bush, George W., el cronista de La Nación ylos opinadores de ese artículo hayan leído a Confucio.
Saludos Julio A.
Enviado a la lista librosgratis
Si quiere verlo en la página de Google Videos.
Título original: Who Killed the Electric Car?
Director: Chris Paine
Guión : Chris Paine (writer)
Duración: 95 minutos
Editada: 4 August 2006 (UK)
Story Line: Documental que investiga las causas del nacimiento y miuerte de un
proyecto exitoso. En 1996 el auto eléctrico de la GM comenzó a ircular por las
calles de California, EE.UU., Bello, rápido, confiable y seguro. Diez años
más tarde fueron retirados de circulación y destruidos.
En los días que corren es interesante poder comprender las relaciones de poder
e intereses que se desencadenan a la hora de introducir una innovación que
mejora la calidad de vida de los ciudadanos de un país.
Lo universal reside en ver cómo el poder económico puede interferir en aquello
que deciden las instituciones democráticas. A poco de plantear el conflicto una
voz en off nos cuenta "Las empresas automotrices tenían dos alternativas:
combatir el proyecto o eliminar las leyes que obligaban a fabricarlo. Hicieron
las dos cosas"
Cuando se confunden problema con conflicto se pervierte el punto de discusión,
un problema se resuelve con gestión; un conflicto de intereses necesita
política. Así en los Estados Unidos, los ciudadanos tienen muy clara la
diferencia (distinto es el caso de Argentina) y buscan todos los medios a su
alcance para limitar el poder económico.
Un documental aleccionador que muestra cómo los ciudadanos son avasallados
cuando carecen de la articulación necesaria para oponerse a los intereses de
minorías poderosas. También se explica cómo el Gobierno Federal de George
Bush destina miles de millones de dólares del erario público para desarrollar
el proyecto del auto a hidrógeno, favorecer el emporio petrolero y la industria
de la guerra y eliminar el proyecto del auto eléctrico a pesar de reclamos
populares. Mientras tanto, en Argentina, los adalides de la "libre empresa
argentina" se desgarran las vestiduras cada vez que el gobierno subsidia un
sector. Un documental para ver!!!
Incluye un Bonus de la CNN donde se plantea que en EEUU se trabaja con el
proyecto de Hidrógeno y el auto eléctrico nada tiene que ver con EEUU
Me comprometo con la plena aplicación de la Ley Basura Cero y asumo la responsabilidad que debo cumplir como vecino de la Ciudad de Buenos Aires de separar mis residuos en secos y húmedos y utilizar correctamente los contenedores diferenciados de la vía pública.
En caso de no contar aún con contenedores diferenciados en mi barrio, me comprometo a disponer igualmente mis residuos de manera separada para contribuir a una mejor recolección por parte de los recuperadores urbanos.
Del mismo modo, pido al Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires que asuma su responsabilidad implementando la Ley Basura Cero. Sólo así, mi esfuerzo y el de todos los vecinos, tendrán sentido y lograremos una ciudad más limpia y sustentable. De esta forma además estaremos contribuyendo a disminuir la cantidad de residuos que se envían diariamente a los rellenos del Conurbano Bonaerense.
La Unión Vegetariana Argentina invita a otras localidades que quieran preservar el medio ambiente, a que imiten a la Villa de Merlo, declarandose también como áreas protegidas, una excelente forma de ir sumando conciencia para la protección del planeta
El 28 de septiembre de 2005, la pintoresca Villa de Merlo en San Luis, se convirtió en la tercer localidad de Argentina en declararse como "Zona libre deTransgénicos" prohibiendo los cultivos de OMGs, Organismos Modificados Genéticamente, así lo dispuso el Honorable Concejo Deliberante de la turística localidad cuyana.
Siguiendo los pasos de San Marcos Sierra en Córdoba primero y El Bolsón en Río Negro, después, la Villa de Merlo en la Provincia de San Luis, se ha convertido en una nueva zona protegida de cultivos de OMG, Organismos Modificados Genéticamente, lo que marca el inicio de una nueva era en la zona, la era de las producciones orgánicas de alimentos.
Ya rige la prohibición de cultivar transgénicos en la Villa de Merlo, según lo publicado por el Ministerio de la Legalidad del Gobierno de la Provincia de San Luis, que se lee en http://www.sanluis.gov.ar/notas.asp?idCanal=7290&id=13761 y que transcribimos a continuación:
Municipalidad de la Villa de Merlo
Ordenanzas
Ordenanza N 930-HCD-05
Villa de Merlo (San Luis) 28 de Septiembre de 2005
Visto:
Que la Villa de Merlo se ha pronunciado, con ordenanzas anteriores, como defensores del medio ambiente como patrimonio para la sociedad y;
Considerando:
Que la creciente necesidad de encontrar espacios para cultivar alimentos transgénicos, se hace evidente en la provincia de Salta, donde se desafectó una reserva para el cultivo tipo Siembra Directa.-
Que con el motivo de la necesidad de alimentar a la creciente poblacional mundial, se generan nuevos desmontes para producir cultivos de alimentos transgénicos, ampliamente adaptables a cualquier tipo de suelo.-
Que es importantísimo preservar nuestra biodiversidad para garantizar la continuidad del microclima.-
Que si bien la Siembra Directa trae innegables ventajas al agro, la Villa de Merlo dista mucho del perfil agrario que se podría beneficiar con esta práctica.-
Que sabemos que un desmonte de este tipo modificaría irrecuperablemente nuestro medio ambiente y que no sabemos cuál es el punto donde se rompería el equilibrio que sostiene a nuestro microclima.-
Que es deber de este Honorable Concejo Deliberante garantizar el deseo de los vecinos de preservar nuestro medio ambiente, no sólo para disfrutarlo, sino también porque forma parte de su economía.-
Por todo ello.
EL Honorable Concejo Deliberante de la Ciudad Villa de Merlo, San Luis, Argentina, en uso de las atribuciones que le confiere la ley, sanciona la siguiente ordenanza:
Art. 1.- Prohíbese en todo el ejido municipal la producción y cultivo de Organismos Modificados Genéticamente (OMG).-
Art. 2.- Declárese a la Villa de Merlo "Zona Libre de Transgénicos" para la producción y cultivo de OMG.-
Art. 3.- Comuníquese a los demás municipios del Valle del Conlara y del Corredor Bio-Comechingones.-
Art. 4.- Si el resto de los Municipios integrantes de la zona adhieren o sancionan normas semejantes, coordinar una reglamentación que integre objetivos e instrumentos de contralor y sanción.-
Art. 5.- Comuníquese, Regístrese y Archívese.-
Jorge Hernando Arias
Presidente H.C.D.
Jorge Huberto Flores
Secretario Legisl. H.C.D.
DECRETO N 67-IM-2005
Villa de Merlo (S.L.), 11 de Octubre de 2005
Visto:
La elevación por parte del Honorable Concejo Deliberante de Villa de Merlo de la sanción legislativa de la Ordenanza N 930 referida a prohibir en todo el Ejido Municipal la producción y cultivo de organismos modificados genéticamente.
Considerando:
Que es facultad constitucional del Departamento Ejecutivo Municipal promulgar, publicar y hacer cumplir las Ordenanzas sancionadas por el Honorable Concejo Deliberante.
Por todo ello
El departamento ejecutivo de la municipalidad de la ciudad de Villa de Merlo, San Luis, en uso de las atribuciones que le confiere la ley, produce el siguiente decreto:
Art. 1.- Promulgar la Ordenanza N 930-HCD/2005 sancionada por el Honorable Concejo Deliberante de Villa de Merlo.
Art. 2.- Comunicar, Publicar, Registrar y Archivar.
Sergio Luis Guardia
Intendente
Adriana Cornellana
Secretaria de Gobierno
Evitar los cultivos de OMG, Organismos Modificados Genéticamente, más conocidos como transgénicos, es una forma de proteger los bosques nativos, los animales que viven en ellos, los cursos de agua, la tierra, el aire, es cuidar el equilibrio natural, es prevenir nuevas enfermedades y desequilibrios genéticos, es evitar errores que pueden ser irremediables, es sobre todo, proteger el hogar donde vivimos, el mundo.
La Unión Vegetariana Argentina invita a otras localidades que quieran preservar el medio ambiente, a que imiten a la Villa de Merlo, declarandose también como áreas protegidas, una excelente forma de ir sumando conciencia para la protección del planeta.
Manuel Alfredo Martí
Periodismo Ecologico
Unión Vegetariana Argentina
Fuente: http://www.uva.org.ar
Prohibición de transgénicos
en San Marcos Sierras, Córdoba
El Concejo Deliberante de la localidad de San Marcos Sierras, en la provincia de Córdoba, Argentina, promulgó una Ordenanza Municipal, la Nº 349/03, prohibiendo el cultivo de semillas transgénicas en San Marcos Sierras. Esta acción se realizó gracias al pedido de la Asociación de Productores Orgánicos San Marcos Valle Ecológico, de esa localidad.
Los productores, elaboradores y técnicos están impulsando un "POLO PRODUCTIVO / EDUCATIVO ORGÁNICO" con el fin de desarrollar productos sanos, de alta calidad, con mayor valor agregado y carga cultural, destinados al mercado local, regional y de exportación. También se realizarán actividades educativas, mediante convenios con Universidades y Centros de Investigación.
Esta ordenanza coloca a San Marcos Sierras en EL PRIMER VALLE DE LA ARGENTINA EN PROHIBIR LA SIEMBRA DE TRANSGÉNICOS
PROHIBICIÓN DEL
CONSUMO DIRECTO DE LA SOJA TRANSGÉNICA
Artículo 1º: Prohíbase en todo el territorio de la República Argentina el consumo directo de productos alimenticios, sustancias alimenticias y bebidas destinadas al consumo humano que contengan soja transgénica.
Artículo 2º: La verificación y control de la presente ley será competencia del Ministerio de Salud, quién establecerá un plazo límite para el cumplimiento de la presente.
Artículo 3º: En caso de verificarse el incumplimiento de lo establecido en el artículo 1º la autoridad de aplicación podrá proceder al secuestro y decomiso de los productos que posean la aludida leguminosa.
Artículo 4º. Comuníquese al Poder Ejecutivo Nacional.
Señor presidente:
La soja transgénica es una leguminosa cuyo uso en la industria de alimentos está ampliamente difundida, ya que de ella se obtienen diversos subproductos como aceites comestibles, proteína texturizada vegetal que es empleada en la industria cárnica, como también la lecitina, insumo utilizado en la industria galletera entre otros.
La transgénica es una técnica derivada de la biotecnología que consiste en cambiar intencionalmente una parte del material genético original por otro proveniente de otra especie, con el propósito de obtener beneficios adicionales que no presentan las especies convencionales.
Es así que surge la soja transgénica.
Dicho con otras palabras, las malezas compiten con los cultivos por los nutrientes y la luz, disminuyendo su rendimiento y calidad. Es por eso que los agricultores vienen empleando herbicidas, que en general sirven para determinado tipo de malezas y plagas y cuyos residuos persisten en el suelo por mucho tiempo. El empleo de cultivos transgénicos resuelve estos problemas, ya que son tolerantes a los herbicidas de amplio espectro como el glifosato o el glufosinato. Éstos, además de eliminar todas las malezas, se degradan en el suelo más rápidamente que los herbicidas tradicionales. Las plantas tolerantes a glifosato o glufosinato se obtienen por inserción de un gen aislado a partir de ciertos microorganismos, en el genoma de la planta. Los cultivos tolerantes a herbicida disponibles en el mercado mundial son la soja, el maíz y el algodón, aunque sólo la soja tolerante a glifosato se cultiva activamente.
Esta variedad de soja constituye casi la totalidad de los cultivos de Argentina y la coloca en el segundo lugar en la lista de países productores de cultivos transgénicos. Las más difundida es la soja "Round Up", que posee la particularidad de ser resistente a un herbicida específico: el glifosato, como se mencionó anteriormente. Si bien actualmente los alimentos derivados de la soja transgénica son comercializaos y cumplen con las normas de seguridad alimentaría establecidas por la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación (SAGPyA) y sus comités científicos asesores, muchas investigaciones y estudios están demostrando la peligrosidad del consumo
de productos alimenticios, sustancias alimenticias y bebidas que contienen soja
transgénica, incluso pone en duda la creencia popular sobre que su ingestión
brinda los nutrientes necesarios para tener una dieta nutritiva y equilibrada.
Es así como a nivel mundial la discusión sobre este tema, ha estado centrada fundamentalmente en dos aspectos: por una parte, en la inocuidad de los alimentos provenientes de organismos modificados genéticamente (OGM); y, por otra, en el etiquetado de los alimentos o ingredientes presentes.
A nivel mundial, una nueva normativa china dice que "todos los ingredientes de un alimento que sean, contengan o deriven de un cultivo transgénicos deberán ser etiquetados", incluyendo la soja.
Esto se alinea con el proceso que actualmente se da en Europa y seguramente
reforzará la posición de la Unión Europea ante la de los Estados Unidos y las
amenazas de la Organización Mundial del Comercio. Datos suministrados sobre la implementación en marzo del año pasado, del requerimiento del certificado en China, significó la pérdida de aproximadamente $180 millones de dólares para de las exportaciones sojeras de los Estados Unidos y de la Argentina, ya que las embarcaciones fueron detenidas. De esto se infiere que de mantenerse la misma tendencia en todo el mundo la soja transgénica se prohibirá el consumo directo por ser un producto alimenticio negativo para la salud humana, sino que también se transformará en un negocio no rentable. Por su parte, en Gran Bretaña, las compañías Unilever y Nestlé, dos de los gigantes de la industria, anunciaron que irán eliminando gradualmente los ingredientes transgénicos de sus productos, gracias a la campaña liderada por los consumidores. En Japón, las cervecerías Kirin y Sapporo y las molineras Itochu, Nippon y Fuji, junto con la Asociación de Tofu del Japón, entre otras, anunciaron que prohibirán los ingredientes transgénicos o que se abocarán a producir y vender productos no transgénicos. Por último, en Austria, ya el 90% de los supermercados se ha declarado libre de transgénicos.
Por otra parte, es importante destacar que el Programa de la Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) manifiesta:
"Lejos de servir para paliar el hambre y la pobreza, la ingeniería genética aplicada a los alimentos ha contribuido a aumentar y controlar un mercado desigual e injusto (...)
El progreso tecnológico sigue estando lejos del alcance de los pobres"
y denuncia que sólo 10 empresas en el mundo controlan el 32% del comercio de
las semillas en un mercado que facturó 23.000 millones de dólares en 1998. En
este mismo sentido Greenpeace afirma que los organismos transgénicos no
obedecen a un requerimiento de la Unicef o de la OMS, sino a la lógica misma de la tendencia del mercado. E incluso, científicos de todo el mundo han advertido que plantas transgénicas pueden originar nuevos virus, o matar otras plantas o insectos, de tal manera que se ha manifestado que la "contaminación genética" puede ser irreversible y el asunto ha tomado tal dimensión que se estableció un Protocolo de Cartagena sobre la Seguridad Biológica, firmado por 130 países.
En Argentina la soja transgénica comenzó a ser utilizada a nivel de cultivo comercial en la campaña 1997/98. Se estima que el área sembrada ascendió a 1,4 millones de hectáreas obteniéndose una producción superior a 3,75 millones de toneladas, es decir el 20% del total país, y esto crece día a día. En nuestro país el 90 % de la soja que se cultiva es transgénica y el 60 % de los alimentos que se ofrecen en las góndolas están elaborados con estos organismos genéticamente modificados, demostrando la gravedad del asunto lo cual exige adoptar una posición al estar en juego la salud de nuestra población. Si bien durante la grave crisis social, económica, política y cultural que vivió nuestro país, año 2001/2002, la soja se transformó en "el alimento" a promocionar como medio para paliar la pobreza y el hambre, es decir como panacea capaz de reemplazar a todos los alimentos tradicionales que estaban fuera de la capacidad de compra de la mayoría de la población, no se indicó las contraindicaciones y efectos negativos que podía generar su consumo
masivo y prolongado. Así nacieron los planes de Soja Solidaria que se basaron en la donación por parte de los productores de un kilo de soja por tonelada
exportada.
Actualmente existen más de 20 proyectos de ley presentados en este Honorable Congreso sobre el etiquetado de los alimentos que contienen productos transgénicos y sobre su prohibición.
En definitiva consideramos urgente adoptar una determinación sobre el tema, la cual debe incluir la prohibición en todo el territorio de la República Argentina el consumo directo de productos alimenticios, sustancias alimenticias y bebidas destinadas al consumo humano que contengan soja transgénica.
Por las razones aludidas solicito de mis pares, la aprobación del presente proyecto de ley.-
Refrencias
1 Rackis, J. J., " Biological and physiological factors in soybeans," Journal of the
American Oil Chemists' Society, 51: 161A-170A, January 1974.
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