domingo, 1 de febrero de 2009

Sobre políticas públicas de salud....Caso Transgénicos y cigarrillos en la Argentina


Existen casos en que el Estado tiene que elegir entre la salud y los ingresos.

En el caso de los transgénicos vemos que, en la Argentina, pareciera que es más importante recaudar, por retenciones u otros impuestos, que la salud de la población.

Incluso con personas enfermándose de cáncer o teniendo hijos con malformaciones....

Pareciera que es más importante recaudar que la salud de la gente.

Estaba leyendo otro caso en que la recaudación choca con la salud y en que el Estado realiza su elección:

Es un comentario que aparece en el blog "La Lectora Provisoria":

"A mi me parece que Q...... apunta en la dirección correcta en cuanto a la contradicción entre recaudación y salud pública.

Es cierto que, en Europa y otras partes, los elevadísimos impuestos a los cigarrillos forman parte de la política de salud pública. Se supone que, si el precio es muy elevado, se desincentiva el consumo. En muchos lugares funciona. Depende del umbral del precio. Pero elevar el precio vía impuestos no se toma (y eso es muy importante) como una medida aislada, forma parte de un conjunto de medidas mucho más amplias para luchar contra el tabaquismo.

Ahora bien, en Argentina eso no funciona así: el consumo de cigarrillos aumenta. Más de la mitad de la población es fumadora. La razón es simple. Aunque los impuestos representan buena parte del precio final, en realidad los cigarrillos siguen siendo barato en términos relativos. El precio real no es muy distinto de fines de los 90. Y el conjunto de otras medidas no existe.

Hay una relación, en efecto, de connivencia con las tabacaleras. Pero Moreno sólo es una pieza en esta relación, que es mucho más amplia. Por un lado, el gobierno recauda. Pero, por otro, las tabacaleras reciben muchas compensaciones.

La primera es que el estado se desentiende del tabaquismo y sus consecuencias: 40.000 fallecimientos por tabaquismo al año y 6000 por tabaquismo pasivo. ¿Cuál es el coste de eso para los servicios de salud? Hay cálculos apuntan a que el coste para los servicios de salud es casi igual o más que lo recaudado. Más de 4.600 millones de pesos, equivalentes a más del 15% del gasto público en salud. Puede parecer asombroso, pero son las cifras que dan los expertos.

Costos Directos de la Atención Mèdica en Tabaquismo

La segunda es que, en el Congreso y desde el gobierno, se apoya a la industria tabacalera. Una parte de lo recaudado se devuelve. Existe un Fondo Nacional del Tabaco que destina 280 millones de pesos a las multinacionales, 313 millones a los productores tabacaleros y 55 millones a los mayoristas y minoristas (datos del 2009). Hay que recordar que se exporta por un valor de más de 250 millones de dólares y que dos filiales de multinacionales extranjeras dominan el 90% de la producción.

La tercera es que Argentina no ratificó el Convenio Marco para el Control del Tabaco de la OMS, que promueve la sustitución de cultivos. Kirchner lo firmó con bombo y platillo en el 2003, pero luego quedó muerto de risa en el Congreso.

A todo ello cabría añadir no existe una ley nacional antitabaco, sólo algunas leyes provinciales, ni apenas regulación sobre la publicidad.

En otras palabras: las tabacaleras, a diferencia de otros países, están dispuestos a acordar la recaudación, ya que eso no implica perder plata, sino ganar más plata, que la industria siga protegida en cuanto a a la producción, que no exista ningún tipo de control ni regulación en serio, que no haya prohibición de la publicidad ni la promoción, y que las campañas antitabaco sean muy débiles, sabiendo, además, que las campañas son, en realidad, lo menos efectivo para luchar contra el tabaquismo. El negocio para ellas es redondo.

¿Alguien vio alguna vez que se pueda luchar contra el tabaquismo protegiendo la industria del tabaco y con un gobierno interesado en recaudar más por tabaco y que carece de ningúna política efectiva de reducción del consumo?

Lo que hacen Moreno como recaudador y otros funcionarios como lobbistas de la industria forma parte de nuestra mejor tradición en los últimos veinte años. Un estado que protege los intereses de unos pocos en contra del interés general, ayudados por otros pocos, que están dentro del mismo estado. Las tabacaleras ganan, Moreno recauda y todo el resto perdemos.

Hay un informe de la Organización Panamericana de la Salud sobre las tabacaleras en América Latina que se titula “A costa de la gente”. Si a alguien le interesa, dejo el enlace:

http://www.paho.org/Spanish/DD/PUB/rent-cos-gen.pdf, es un archivo pdf.




Otro comentario en esa misma entrada:

"Hay por lo menos tres cuestiones distintas en el artículo de Q.:

  1. el impuesto de una suma fija (en vez de tasas impositivas)
  2. los efectos inflacionarios;
  3. la contradicción entre recaudación y políticas de salud pública.
      1. El impuesto de suma fija a productos no es muy común, pero tampoco impensado. Lo que pasa es que se lo suele llamar “licencia”, o “comisión”, o simplemente “tasa”. Por ejemplo, lo que sucede con las tabacaleras es muy parecido a lo que sucede hoy con cualquier empresa de servicios públicos: la empresa paga (o recibe) un monto, y el gobierno le dicta los precios. En algunas, la empresa paga altos montos y el gobierno le permite altos precios (aeropuertos?; autopistas en los 90s); en otras, la empresa recibe altos montos y el gobierno exige bajos precios (estos días, trenes, electricidad, etc.).

        Obsérvese que este sistema se hace posible, en gran parte, debido a la concentración de la industria de cigarrillos, donde tengo entendido hay sólo dos empresas, a pesar de la variedad de marcas. En principio es más barato para el gobierno y el consumidor si existe una pluralidad de empresas, que llevan a la competencia en precio, y tasas impositivas (o tasas de subsidio) en vez de “licencias” y “subsidios” de monto fijo.


        También entiendo que el monotributo es de este tipo. Un monotributista paga un monto fijado de antemano.


        Lo que es extraño es que el precio de esa “licencia” cambie frecuentemente. Sólo es razonable, en una industria típica, cambiar ese precio (el monto de recaudación) si los ingresos se están incrementando, debido a un aumento de la cantidad vendida o a un aumento de los precios. Como no se espera un incremento importante de las cantidades vendidas de cigarrillos, imponer un crecimiento de la recaudación del 22% (como indica el artículo) implica un decreto de aumento del precio del cigarrillo por un monto mayor a esa cantidad.


        Pero Coki dijo bien que la industria del cigarrillo es muy especial. Específicamente, existen razones para pensar que el Estado (cualquier Estado benigno) quiere exprimirla lentamente hasta hacerla desaparecer.

          Esas razones son,
        1. que el cigarrillo enferma al que fuma, y, bajo un sistema de salud universal, impone altos costos evitables al Estado (e indirectamente al resto de los miembros de la sociedad);
        2. que el fumador impone directamente un costo de salud sobre personas que no fuman, y eso, en una sociedad civilizada, debe ser desincentivado (un impuesto al cigarrillo es semejante, bajo esa luz, a multas para automovilistas imprudentes).

      En suma, no coincido con Q. en lo alarmante del impuesto de monto fijo a las empresas de cigarrillos. Sí coincido en lo alarmante que estas decisiones estén en manos de una persona particular en vez de en manos del Congreso, que, debe enfatizarse, es la institución que la Constitución indica como fijadora de impuestos. La situación permite que personas particulares extorsionen a empresarios, y adquieran mayor poder dentro de la administración.





En definitiva, si lo importante es recaudar, vía impuestos antes que la salud de la población...Igual que con la soja transgénica, la pelea era (o es) por impuestos, no por la salud de la gente...

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