jueves, 10 de abril de 2008

El último embotellamiento por Luis Fernando Verissimo

La buena noticia: Nunca se vieron tantos autos en las calles.La mala noticia: Nunca se vieron tantoa autos en las calles.
Los autos son producidos y comprados como nunca, significan fábricas y proveedores funcionando y empleando más, más gente con más dinero o crédito en el
mercado, una clase media en expansión, una economía en crecimiento.
Los autos que están siendo producidos y comprados como nunca significan embotellamientos inéditos y accidentes de tránsito a niveles de masacre, sin hablar del aumento de la contaminación del aire que respiramos y en el agravamiento generalizado de las neurosis.

Es bueno que muchas personas que no estaban en condiciones de comprarse un auto ahora puedan hacerlo, lo malo es que en todas las grandes ciudades brasileñas hoy exista una gran nostalgia por las llamadas horas pico
en el tránsito, de antiguamente, pues ahora toda hora es hora pico.

Lo que hay es que, en la tan mentada analogía de una Bélgica dentro de una India para describir a Brasil (Belindia, en Brasil conviven personas con un nivel de vida de Bélgica junto con otras con un nivel de La India) , la Bélgica creció y los belgas y neobelgas tienen más autos. Cuanto más crece la Bélgica, más aparecen las precariedades de la India. La publicidad de los autos que están siendo lanzados prefiere ignorar esta realidad y anunciar máquinas flamantes, hechas para volar por las calles de un país que no sólo no es la India como tampoco es ninguna Bélgica reconocible, es mas una tierra fantástica en donde el tránsito siempre fluye y los autos vuelan.

Una ironía que se repite diariamente:

El tipo llega a su casa después de algunas horas preso en un embotellamiento de cualquier gran ciudad brasileña, enciende la televisión y, entre noticias de terribles accidentes con muertes en
las calles inadecuadas por el exceso de velocidad, sólo ve propagandas de autos vendiendo la gran aventura de la velocidad. Y de la potencia sin que exista ningún impedimento, mucho menos de autos al frente y a los dos costados.

Como se hace cada vez más improbable que conozcamos a esa tierra de sueños, sólo nos resta espera que la industria automovilística se prepare para el embotellamiento final que está llegando, cuando el tránsito se tornará literalmente imposible.
Olvídense de velocidad y potencia. Interiores con camas marineras, kitchenete y mesas para
jugar a las cartas para matar al tiempo. Pistolas de señalización, para pedir rescate por helicóptero...Qué se yo...


Luiz Fernando Veríssimo



La propaganda del Citroen por las calles de San Pablo....Pero las calles de San Pablo nunca están así...


0 comentarios:

Publicar un comentario