"Matar un ruiseñor es la clase de libro que al pedirlo en las librerías el vendedor se le ríe a uno en la cara. No, hace quince años que no se reedita. ¿Qué hacer, entonces? Después de transitar Houellebecq, Hustvedt y Nothomb se me ocurre pensar en James M. Cain, una incursión en la novela negra de calidad, de la clase que cierra un puño en el estómago. Tal vez por una cuestión generacional, hoy este autor sólo se asocia con Jack Nicholson en El cartero siempre llama dos veces. Pero acá tampoco alcanza con haber visto la película, por buena que sea. Otros títulos de Cain, como Serenata, Mildred Pierce o Doble indemnización pertenecen también al género que hace matar de risa a los libreros.
Pero siempre quedan las librerías de viejo.
Una recorrida por la calle Corrientes revela que paradójicamente ha pasado el tiempo aun para los libros de segunda mano. Casi todas esas librerías se dedican ahora a ediciones económicas y revistas especializadas, pero no abundan las que tienen libros viejos: unas pocas por la Avenida de Mayo, una o dos por Corrientes, siempre cerca del Obelisco. Encontré libros de Cain (otros, no los que buscaba), de Vera Caspary y de Jim Thompson. Libros del pasado, sin catálogo, sólo golpes de suerte: una clase de turismo urbano que requiere su propio tiempo, una especial deliberación.
De vuelta de ese país, el librero tiene la delicadeza de ofrecerme una toallita húmeda para limpiarme las manos del polvo de los tiempos. Pago en efectivo por cinco libros el precio de una sola de las novedades del mes en una librería de cadena. Novedades que también son apetecibles, no lo vamos a negar. En ese momento, como si se tratara de una escena cinematográfica, suena mi celular: según me avisan, estoy a punto de recibir el lector electrónico que acabo de comprarme. Primera experiencia en el ramo: un libro que se carga, se prende y se apaga, y las hojas se pasan con el toque de un dedo. Un libro que puede contener La guerra y la paz de Tolstoi, pero nunca va a medir más de unos pocos centímetros y pesar más que unos pocos gramos. Tal vez no tan pocos gramos, pero siempre menos que un libro de papel, de esos que definen el tamaño de las carteras y fatigan el hombro de las señoras.
El lector electrónico es otro viaje a un país desconocido del universo de los libros. Me pregunto si será capaz de reproducir la vieja mística del papel o tendrá que generar una nueva, con su propia luz. De por sí es milagroso el solo hecho de tener sobre la palma de la mano esa biblioteca infinita que Borges soñó antes que nadie. Antes de que se inventara la primera computadora, él ya la tenía en la cabeza
La Nación.
Uno podría preguntarse:
¿Encontrará los libros que busca Cecilia Absatz en versión e-book?, ¿cuánto costarán?
Una búsqueda rápida por Amazon:
Matar a un Ruiseñor aparece en formato de libro y la película. No encontré al e-book. Aunque la entrada es del 2007.
Allgunos reclamos que se le hacen a Amazon:
- Cuando quiero bajar ebooks desde amazon.es muchos libros me dicen “no disponbile en su pais” ¿saben como puedo hacer?
- Estuve viendo algunos, y la verdad que hay una diferencia abismal entre precios en ingles, y el mismo en español.
El que sepa ingles, mejor seguir comprándolos en ese idioma. - Tal como dice Diego, la diferencia entre precios es del doble.
The Hunger Games: $5.00
Los Juegos del Hambre: $11.00
Si quieren comentarnos un poco más sobre cómo es la experiencia de quien espera mucho de los dispositivos de lectura.
Eso si, yendo por otro lado se consiguen algunos de esos libros que el mercado no vende....
Dejaron la película completa online :
To Kill a Mockingbird por crazedigitalmovies
Si quieren descargarla pueden hacerlo usando Firefox y Download Helper
Los subtítulos en español ajustados a la versión de Dailymotion.
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