Expansión en ritmo acelerado
Los últimos números del desempeño del sector en Brasil confirman a percepción de editores y libreros de un fenómeno que tarde o temprano pasa en los grandes mercados editoriales: la superproducción
La eliminación de sobras de libros es un tema abordado con cautela por empresarios, pero la práctica de "transformar en desperdicios", como ellos prefieren, es mucho menos raro de lo que se pueda pensar, en especial en este momento en que el mercado editorial brasileño produce mucho más que lo que consigue vender. La mas reciente investigación, realizada por la Fundación Instituto de Pesquisas Econômicas (Fipe), dá la dimensión. En 2010, las editoriales producieron casi 23% más de ejemplares de libros que en 2009, mientras que el crecimiento en el número de copias vendidas fue de apenas 13%. De acuerdo a la estimativa, a lo largo del año fueron producidos 55 millones de libros más que los que se comercializaron para el mercado y el Estado, manteniendo una tendencia a la superproducción ya percibida en los últimos años. En un momento en que lo digital domina el debate sobre el futuro del libro, el presente está hecho del atasco de libros en papel.
Los números confirman la percepción unánime de editores y libreros de ese fenómeno que, más temprano o más tarde, se repite en varios países. "Hay una superproducción. Trabajo en el área desde 1984 y nunca vi algo igual. Desde unos dos años para acá, dió un salto", dice Ricardo Schil, gestor de negocios de la Livraria Cultura. Actuando en los dos lados del negocio, el editor y librero Alexandre Martins Fontes dice no tener dudas de que hoy se produce mucho más de lo que el mercado puede consumir. "Y me pregunto adonde eso irá a parar. En algún momento el mercado tendrá que autorregularse. Porque, si publicás y no vendés, en algún momento quebrás."
La hinchazón en la producción tuvo como estímulos el aumento de las compras por el Estado, el mayor poder adquisitivo de la clase C y el crecimiento de un público lector más joven, resultado del éxito de Harry Potter. Pero, mas que el número de compradores en potencial, lo que impulsionó a esa superproducción fueron las facilidades tecnológicas. "Antiguamente, para editar un libro eran necesarios equipos caros y sofisticados. Aquello era una especie de filtro. Con las nuevas posibilidades de edición e impresión todo quedó mas viable", dice Sérgio Machado.
Entre ediciones y reediciones, se publicaron en 2010 en Brasil casi 55 mil títulos, en un promedio de 210 diferentes obras llegando al mercado por día útil. Sólo el Grupo Record, adepto de una agresiva estrategia de publicar mucho para que los éxitos compensen los fracasos, coloca en el mercado cada mes 80 nuevos títulos. Ni una enfriamiento en las ventas, como la percibida en los últimos meses por la directora editorial de la casa, Luciana Villas-Boas, perjudica a la producción del grupo, que imprime 600 mil ejemplares por mes. "Si se caen las ventas, terminamos publicando más títulos, porque las máquinas quedan menos tiempo ocupadas con impresiones."
Ese tipo de pensamiento incomoda a las editoriales menores. "Si por un lado esa variedad de títulos parece buena, al final, cuando el embotellamiento es la distribución, el problema se hace todavía mayor. La disputa por espacio en las librerias se torna inviable", dice Cristina Warth, editora de Pallas.
Con cerca de cien asociadas, Libre, entidad que reúne pequeñas y medianas editoriales, entiende que el exceso de oferta perjudica a la bibliodiversidad. Fue lo que constató también una reciente investigación divulgada en España por FGEE, la mayor entidad editorial local: en aquel país, un nuevo título tiene como máximo 30 días para llamar la atención del público lector antes de dar lugar a títulos todavía más nuevos.
El exceso de oferta puede parecer positivo para el lector, pero no es bien así. En Brasil, desde 2004 las investigaciones apuntan para una baja en el precio del libro, pero mas lenta que lo que harían suponer las facilidades de impresión y la competencia feroz. Como las editoriales publican mucho más que lo que las librerias consiguen almacenar, los gastos con estrategias de exposición aumentan los costos de la producción. "Con la exageración en la producción de títulos, algunas cosas buenas, autores o títulos, nacen muertas, pués no conseguirãn el mismo espacio para divulgación en la prensa o en las librerias", dice Warth, de Pallas.
Almacenamiento. Hace algún tiempo, el escritor amazonense Márcio Souza recibió del gobierno de Pará la sobra de un comic basado en su novela Galvez, el Emperador del Acre, editada con financiación pública. Era algo en torno de 300 ejemplares, que Souza comenzó a distribuir entre amigos. Creo que seria más fácil librarme de un cadáver que de la sobra esa. Todavía tengo aqui unos cien. Nadie tiene tantos amigos."
Donar es sinónimo de dolor de cabeza. Para editoriales, preparar kits con pocos ejemplares de cada libro y distribuirlos entre instituciones saldría más caro que almacenarlos y no resolveria el tema de la cantidad; tampoco les interesa a las instituciones reciber mil ejemplares de un libro sólo. "La donación existe, pero no resuelve. Además, dependiendo del contrato, no conseguís donar sin pagar derechos de autor. Entonces precisás documentación para justificar la donación del autor y del Estado", dice Roberto Feith, director de Objetiva.
Maria Zenita Monteiro, coordinadora del Sistema Municipal de Bibliotecas de San Pablo, responsable por más de cien puntos en la ciudad, dice que iniciativas de donaciones son rarísimas. Casi el 100% de los libros que las bibliotecas tienen son comprados. Este año, recibimos una única donación de una editorial, Editora 34, que tuvo una sobra de cosas que publicaron para el Estado."
Se junta a eso el hecho de que almacenar es mucho más caro que destruir lo que sobra, aunque la destrucción implique perder el dinero de la edición. En el caso de los dos millones de libros para los que Record precisa encontrar una solución, hasta hacer un saldo seria difícil, ya que, según Machado, los autores tendrían que autorizarlo. Sólo de nacionales, él imagina, son cerca de 1.200, en un universo de 3 mil títulos.
Feith cree que la selección cada vez mayor de títulos será imprecindible. "Todo tiene su punto de equilíbrio, el mercado editorial precisa descobrir el suyo. Vamos a tener que descurirlo cuando empiece a existir pérdidas."Claro que, en el caso del mercado editorial, el caso es más complicado, ya que un único best seller puede compensar toda la apuesta en títulos que se atascan.
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