lunes, 22 de octubre de 2007

El auto del rico disputará el “alimento” con la mesa del pobre.

Tapa del libro Nutrir a la Humanidad.





Una traducción de la entrevista realizada a Bruno Parmienter por el diario “O Estado de São Paulo”. Lamentablemente nuestros políticos no saben mucho sobre lo que está sucediendo con la agricultura. Están todos festejando el auge de la soja….Pero, en algún momento ese modelo no resistirá y ¿qué es lo que sucederá con nosotros?....
El “Partido Pirata” defenderá una política sustentable en el área agrícola, dándole prioridad a una buena alimentación. Es algo loco que los autos disputen el alimento a las personas, no se si en algún libro de ciencia ficción existe algo así…..Pero si existiera muchos habrían pensado en un delirio del autor….
Como complemento los invito a leer el artículo: Agflation y a escuchar la charla de Jorge Rulli en el Parque Ecológico Provincial Guillermo Enrique Hudson.
A la hora de votar, pregúntele a sus candidatos qué piensan sobre biocombustibles, políticas agrarias, qué hacer con los cereales, etc. etc. No se si existirá alguna traducción al español del libro.




“Creo que transformar cereal en biocombustible es una locura.
Parece obvio que un país no puede resolver su demanda energética provocando el hambre en otro. En el planeta hay siempre unas 800 millones de personas pasando hambre. Vea que coincidencia: 800 millones de personas sienten hambre en el planeta y tenemos una flota global de 600 millones de automóviles y 200 millones de camiones. El número es el mismo: 800 millones quieren comida, 800 millones quieren combustible. ¿y ahora?.“


ENTREVISTA A BRUNO PARMENTIER Economista, ingeniero y director de la École Supérieure d’Agriculture d’Angers (ESA), en Francia.Hace años investiga el futuro de la alimentación. En la era del biocombustible, el estudio se transforma en libro y trata de un futuro difícil, en donde es posible que existan penurias.
Rivalizando con los rumores en torno al divorcio del presidente Nicolás Sarkozy y su mujer, Cecilia, el economista Bruno Parmentier también está dando de que hablar en Francia. Él está en la mira de la prensa. El diario Le Monde, que días atrás publicara una de sus polémicas entrevistas, “lo estampó” en su site, la semana pasada, con el siguiente título: “La humanidad camina para la era de la penuria”. La afirmación del entrevistado, director de la École Supérieure d’Agriculture d’Angers (ESA), la más importante del sector en Francia, sonó apocalíptica en la tierra de los buenos quesos, buenos vinos, buenos patés, pero no tan buenos recuerdos de guerras y épocas de vacas flacas.

Parmentier le hay sacado el apetito a los estrategas europeos desde que lanzó el libro Nourrir l’Humanité (Nutrir a la Humanidad, ed. La Découverte), meses atrás. Él admite que desde entonces no paró de dar entrevistas y predicar su rosario de estadísticas. En el libro, el economista vislumbra el futuro de la alimentación a partir de un mundo con energía rara y cara. Nos aclara que en apenas un siglo la población global saltó de 1,600 millones para 6000 millones. Que para satisfacer a todas estas bocas (dejando hambrientas a por lo menos 800 millones de ellas), se apostó en factores de producción alimentar que a cada década devoran más tierras, más energía, más agua, más química, más mecanización.

“El tiempo del ‘más, más’ se acabó. Seremos forzados a apostar en la agricultura que producirá más con menos, en un medio ambiente muy degradado.”

En esta entrevista a “Aliás” (suplemento del diario “O Estado de São Paulo”), Bruno Parmentier habla de la llegada de nuevos contingentes poblacionales, especialmente en Asia y en África, del envejecimiento de la población, que prolonga la vida alimentar, y de la voracidad mundial por combustibles, “lo que fatalmente va a colocar al tanque de gasolina del rico a la mesa del pobre”.

Creo que transformar cereal en biocombustible es una locura. Absuelve a la opción brasileña por el etanol de caña. Pero defiende una nueva ética: “Ningún País debe resolver su problema de energía a costa del hambre de otros”. Quien apostó que el mensaje es para el presidente George W. Bush, acertó.

-Usted dice que no entendía de agricultura hasta llegar a la dirección de la ESA, en 2002. ¿Cómo cambió la escuela su manera de ver las cosas?-

No vengo del sector agrícola. Soy ingeniero de minas y economista. Después de trabajar con desarrollo agrario durante cuatro años en México, en la década del 70, probé a editar libros, vivir como periodista, y sólo mas tarde acepté la dirección de la mayor escuela agrícola de Francia. Acepté el cargo convencido de que la era del petróleo está terminando y la biología, ¡ojalá!, nos llevará por caminos mejores. El balance de estos descubrimientos está en mi libro, Nourrir l’Humanité, que ha causado gran repercusión, desde su lanzamiento no paro de dar entrevistas aquí en Europa.-

¿Por qué tanto interés?

-Porque ninguna perspectiva histórica nos da la seguridad de que todos tendremos que comer en el futuro. Y, si tomo la perspectiva geográfica, la constatación es amarga: el hambre alcanza a 800 millones de personas y hay casi 1000 millones comiendo muy mal.

-¿Qué prevalece en su análisis sobre el futuro de la alimentación: amenazas ambientales, transiciones demográficas, modelos económicos?-

Hay una conjunción de factores, pero, hablemos en demografía. Garantizar la nutrición de una población fuertemente expandida es una novedad radical para la humanidad. Hasta el siglo 16, la población mundial no creció mucho. Hubo un crecimiento suave en los siglos 17 y 18, seguido de otro mas acentuado en el 19, tocando más a Europa y Asia y después desparramándose hacia otras partes. en 1900 había en el planeta 1,800 millones de habitantes, 50% de los cuales comían satisfactoriamente. Pero se contaban 800 millones de mal nutridos. Cincuenta años más tarde, por lo tanto en 1950, llegamos a 2,800 millones y había algo en torno de 800 millones de personas con hambre. Hoy somos 6,300 millones y continuamos encontrando algo así como 800 millones de hambrientos.

Podemos hacer una lectura optimista de estos números: en un siglo, la humanidad consiguió dar de comer a más de 4,500 millones de personas. Buena performance. Pero podemos observar con cierto pesimismo esta extraña “ley” : cualquiera que sea la población del planeta hay siempre unos 800 millones pasando hambre. Es un número persistente.

-¿Y qué debe pasar en los próximos 50 años?

-La población deberá estabilizarse entre 9000 y 10.000 millones de personas. Significa que habrá en el planeta 1000 millones de nuevos asiáticos, cerca de 800 millones de nuevos africanos, 400 millones de nuevos latinoamericanos. Entonces tenemos que preguntarnos: ¿habrá alimento para todos? Si admitimos que todos ambicionamos comer según los padrones occidentales, con dietas fuertemente basadas en productos de origen animal, tendremos entonces que duplicar la producción agrícola del mundo, ya que los animales comen como nosotros, humanos - consumen cereales y vegetales- y duplicar teniendo en cuenta las disparidades existentes. Será preciso multiplicar por 5 la producción agrícola africana y por 1,9 la producción agrícola latinoamericana, también será inútil aumentar la producción europea, ya que estamos comiendo bien hace bastante tiempo y no hacemos más tantos hijos. Por eso nuestra población es declinante.

-En términos globales, ¿hay disposición para pensar disparidades?

-¡No hay otra manera! Las soluciones aplicadas para aumentar la producción de alimentos en el siglo 20 seguramente no funcionarán en el siglo 21. Es imperativo encontrar alternativas. en escala global, nuestras reservas de tierras disponibles para la agricultura son cada vez menores, en parte por cuenta de la urbanización. Continuamos destruyendo los bosques a una velocidad inaceptable para el equilibrio ecológico, o sea, a la razón de 140 mil km² por año . La ecuación que resulta de eso es simple: en 1960, había, más o menos, una hectárea para nutrir dos seres humanos. Hoy, hay en promedio una hectárea para cuatro, en 2050, una hectárea para seis, y así siguiendo. China hoy ya lidia con la razón de una hectárea para ocho individuos.

-¿Cuál es el peor impacto de la escasez de agua para la agricultura?

-La irrigación fue un medio de expansión agrícola largamente utilizado en el siglo 20, permitiéndonos llevar agua a más de 200 millones de hectáreas, no podemos depender de la misma estrategia. Mire sólo lo que va a pasar: en los próximos tiempos asistiremos a una onda de reparación de las barreras construídas décadas atrás, cuyas instalaciones tienen duración limitada y vamos a tener que repararlas, si, porque construir las nuevas cuesta caro y restan lugares mucho más complicados para erguirlas. Además de esto, no tendremos como alimentar otros tantos diques con esa escasez de agua dulce en el planeta. La propia FAO estima que el nivel máximo de áreas irrigables no pasará de 240 millones de hectáreas en los próximos años. es muy poco.

-¿El petróleo está terminando de verdad?

-Es lo que dicen los especialistas y esto tiene que ver con nuestra mesa. Tecnologías agrícolas inventadas en el siglo pasado son muy golosas de energía porque fueron desarrolladas en una época de petróleo barato. La mecanización de la agricultura, la fabricación de fertilizantes y otros modos de producción dependen básicamente de energía. Hoy el precio mundial del petróleo alcanza US$ 90 por barril. La tendencia de alta debe continuar y el impacto psicológico de la cotización rompiendo el límite de los US$ 100, es ya inminente, será bastante sensible. Gente mas joven que yo verá al petróleo a US$ 150 el barril. Todo esto complica la vida de los 28 millones de agricultores del mundo que dependen de la mecanización del sector. en contrapartida, cerca de 250 millones de productores rurales trabajan con energía animal y 1000 millones no tienen ni animales ni tractores. ¡1000 millones de productores están completamente al margen! Delante de este escenario, debemos preguntarnos: la agricultura, de aquí para adelante, ¿debe servir a la producción de alimentos o de energía?

Vea que coincidencia: 800 millones de personas sienten hambre en el planeta. y tenemos una flota global de 600 millones de automóviles y 200 millones de camiones. El número es el mismo: 800 millones quieren comida, 800 millones quieren combustible. ¿y ahora?

-¿Qué apuesta hace en los biocombustibles?-

No somos nada en este sector porque mal tomamos conciencia del problema. El balance energético revela fragilidades, para empezar del hecho de que todavía precisamos de un litro de petróleo para producir tres litros de biocombustible. El balance territorial, es entonces una aberración completa: en promedio, debemos reservar una hectárea de tierra para garantizar el abastecimiento de cuatro o cinco autos. Intentamos resolver el problema de los tanques de gasolina ofereciéndoles algo precioso para la dieta alimentaria de la humanidad, que es el cereal. Eso es una locura. Para mi, el camino mas aceptable es el del etanol brasileño, hecho de caña de azúcar. Pero, no puedo dejar de espantarme: ¿cómo es que un país como Brasil, potencia agrícola, todavía no consigue nutrir a su población?

-¿Por qué aprueba la opción brasileña por el etanol?

-Parece ser la más sensata. Quiero dejar claro: Soy absolutamente a favor de los biocombustibles. Pero absolutamente en contra a la utilización de los cereales para la producción de etanol. Cereal es alimento de base. Nosotros, acá en Europa, estamos invirtiendo alto en la producción de biodiesel, como aquél que es hecho a partir de la colza (canola). Tales iniciativas no me parecen satisfactorias porque demandan grandes áreas para el cultivo, mucha agua para irrigación y se mantiene esa relación loca, que es gastar un litro de petróleo para producir tres litros de biocombustible. Ya la caña ofrece una relación mejor, y no me parece que va a faltar azúcar para la alimentación. Como tampoco creo que vayan a acabar con las selvas brasileñas.

-Pero eso se debate en Brasil hoy. La plantación en gran escala de caña podría desplazar al ganado hacía la Amazonia, lo que no seria bueno. Se escucha mucho este tipo de crítica.

-No creo en eso. es innegable que el etanol brasileño tiene ventajas: viene de una planta que crece rápidamente, no exige preparación de la tierra, lo que en si significa economía de combustible, y es aprovechada literalmente hasta el bagazo. Además de tener mucha tierra cultivable, Brasil es un país que posee superficie de reserva para la agricultura. El gran problema de la caña de azúcar brasileña es social. ¿Cómo erguir un programa ambicioso de etanol con los trabajadores en el campo ganando mal, sin preparación, sin recursos, sin derechos?

-¿Por qué es tan duro con la utilización de los cereales para la producción de biocombustible?

-Vea la política agrícola del gobierno Bush. Los EUA tienen excedentes de maíz y por eso quieren convertirlo en etanol. Sólo que, para atender a la propia demanda de energía, van a consumir el maíz que hoy es la base de la alimentación de México. ¡y los mexicanos pagarán más caro por lo que comen! Parece obvio que un país no puede resolver su demanda energética provocando el hambre en otro. En este sentido es que trazo un escenario sombrío, en el cual el auto del rico disputará el “alimento” con la mesa del pobre. -Entonces ponga en la balanza: de un lado, comida, del otro, combustible. ¿Qué pesará más en la búsqueda por sustentabilidad?-Es posible preveer que, en 50 años, Europa pueda haber reducido en 10% su producción agrícola. Seremos menos numerosos y es verdad que podemos cortar un poco de nuestra dieta. Por otro lado, estaremos mal en términos de energía fósil, por lo tanto los biocombustibles serán estratégicos. Imagino que nuestros campos tendrán que ser reservados para la producción de cereales y que tengamos que salir atrás de los biocombustibles de los países templados, llamados de “segunda generación”, que no demandan tanta agua ni tanta energía. Ya Asia, a pesar de los progresos hechos, en especial en China y en Vietnam, tendrán que enfrentar un crecimiento poblacional que complicará las cosas. Pero el gran problema de la humanidad es África. La población africana actual, de 800 millones, deberá duplicarse en poco tiempo, a pesar de las guerras, de la penuria y del sida. Hoy, en el África negra, 40% de la población sufre de hambre crónica. Lo que acaba sirviendo de caldo de cultura para ideologías extremistas.

-¿Y América Latina?-

Estará mejor porque no debe aumentar mas de 400 millones de personas en el próximo medio siglo, tiene reserva de superficie y de agua, sobretodo Brasil. Sin embargo, ¿el clima democrático que se ve hoy en el continente será un factor de cohesión social y eficacia productiva en el futuro? La repuesta está en las manos de ustedes.

-¿La discusión combustible versus comida va hacía lo ideológico?

-Lo importante es que apreciábamos dos grandes juegos. ¿Cómo vamos a sacar de la tierra comida y energía en abundancia? Será preciso pragmatismo y algo de modestia para encarar este desafío.

-En su libro, en varios momentos trata del “miedo de no tener nada para comer”. ¿Eso es típico de los franceses y sus vecinos europeos?

-Cuando falta comida, ningún problema es mayor que “tener algo para comer”. Pero, cuando hay comida, entonces aparecen 50 nuevos problemas en la vida de la gente: el miedo de engordar, de envenenarse, de envejecer, la culpa de comer mucho cuando tantos tienen hambre... En Europa Occidental, la última vez que se le vio la cara al hambre fue en la 2ª Guerra y hoy la mayoría de la población no lidia con esos recuerdos. Pero lidia con ésos 50 nuevos problemas. Seguramente el declinio de la religión, en una Europa secularizada, dio lugar a otros tipos de mandamientos colectivos. Por ejemplo: así como existe lo “ecológicamente correcto”, existe también lo “corporalmente correcto”. Tenemos que adelgazar, hacer gimnasia, exhibir buena forma física si queremos merecer el respeto de los otros.

-A pesar de las penurias del pasado, Francia es vista como tierra de abundancia, donde se come bien y donde el sector agroalimentario todavía atrae el mayor volumen de divisas para el país.

-De hecho, parece que el mundo viene para acá para aprender ese “bien manger”. La verdad es que los franceses son muy exigentes en esta materia y sus agroindustrias supieron sacar partido de la cultura local, transformándola en bussines. Claro que si persiste la idea de usar trigo, maíz o arroz para hacer biocombustibles, viejos miedos pueden reaparecer.

-En términos históricos, somos mas informados sobre penurias de que sobre abundancias.

-Hay un dictado que dice: el pez no sabe que está en el agua hasta ser pescado. Cuando una generación vive en la abundancia, ella no ve lo contrario y pasa todo el tiempo reclamando o entreteniéndose con la infelicidad de los otros. es desconcertante constatar que las personas no son mas felices en la abundancia que en la lucha por la supervivencia.

-Para los criterios occidentales, seria deseable que todo individuo pueda comer por lo menos tres veces por día. ¿Tendremos que repensar este criterio en el futuro?-

De hecho, lo deseable seria ofrecer a todos los habitantes del planeta la posibilidad de comer tres veces por día. Pero, ¿comer qué y en qué cantidad? Guardamos en nuestro cuerpo la memoria de penurias del pasado, por eso tendemos a comer mas de lo necesario: más azúcar, más grasas, cuando nuestra vida se hizo mas sedentaria. Entonces la obesidad crece de forma alarmante, especialmente en las clases medias. en casi todos los países del globo, se ve un aumento estruendoso de los gordos. es un problema en escala mundial, de cierta forma tan serio como el hambre.

-¿Por qué?

-La demanda creciente por productos de origen animal es muy alta - eso, en el conjunto de la humanidad. Consumiendo tales productos, sobrecargamos la agricultura porque, como ya dije, animales comen como nosotros. Sólo que la taza de transformación en la industria todavía deja mucho que desear: grosso modo, precisamos de 4 kilos de cereales para tener 1 kilo de pollo. O 12 kilos de cereales para tener 1 kilo de carne bovina. La necesidad de fomentar culturas vegetales se tornó prioridad. en fin, debemos desarrollar agriculturas por todo el mundo, y no apostar apenas en las mas productivas, como la de Brasil o de Australia.

-La población planetaria aumenta no sólo por las tazas de natalidad, altas en varias partes, sino también por el aumento de la expectativa de vida. Cuánto mas se vive, mas se come. ¿Esto entra en sus cálculos?

-Sin duda. En Europa, a lo largo de medio siglo aumentamos tres meses de esperanza de vida por año . 50% de los niños que nacen hoy en Francia serán centenarias. Entonces, veamos: un europeo en los años 50 consumiría cerca de 50 mil refecciones en el transcurso de su vida. El europeo nacido ahora consumirá 100 mil. Esto trae desafíos inmensos por la cantidad de alimentos a producir. y también por la calidad de lo que se come, al final, nuestros cuerpos estarán expuestos por mas tiempo a procesos de acumulación de toxinas. Muchas enfermedades aparecen cuando el sujeto ya hizo unas 80 mil refecciones. Antes no debíamos preocuparnos con eso, ahora tenemos. Como si no bastasen todos los desafíos que tenemos, la preocupación con la seguridad y la pureza de los alimentos todavía nos atormentará mucho.

Original en portugués del Diario “O Estado de São Paulo”
(traducción, http://e-grondona.com.ar/)


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