miércoles, 7 de mayo de 2008

No existió vocación política para apagar los incendios


Según lo que salió en el diario Crítica de Argentina:

En el país no hay aviones hidrantes, sólo fumigadores adaptados

Las cosas por su nombre

El ex jefe de Aviación de Gendarmería, un especialista de la Comisión Mundial de Áreas Protegidas y el director de la empresa privada más grande del mundo en combate del fuego coinciden en que el fuego podría haberse apagado en pocos días.

Delta profundo. Roberto Vélez, coordinador de Operaciones del Manejo del Fuego de la Secretaría de Ambiente, dice: “Nosotros utilizamos aeronaves de carga en tierra”.


“Los incendios de pastizales del Delta del Paraná se habrían apagado en uno o dos días de trabajo si la Argentina tuviera aviones hidrantes con las características necesarias para enfrentar grandes incendios. El problema es que el país no los tiene y sólo cuenta con aviones fumigadores adaptados para combatir el fuego”, denunció Norberto Ovando, vicepresidente de la Asociación Amigos de los Parques Nacionales (AAPN) y experto de la Comisión Mundial de Áreas Protegidas. Lo mismo opinó, desde Roma, el ingeniero aeronáutico Roberto Polles, un argentino graduado en la Universidad Tecnológica Nacional que se desempeña desde 1990 como director técnico de Sorem, la empresa privada más grande del mundo especializada en combate de incendios. Fernando Rebour, ex jefe de la Aviación de Gendarmería Nacional hasta 1994, estuvo afectado a la presentación de planes de combate del fuego y consideró que “el problema es que después del incendio no se habla más, pero esto se habría enfrentado en pocos días con aviones hidrantes de gran porte”, explicó.

Ayer, el Gobierno nacional anunció que “los focos están controlados” y sólo queda “turba quemándose debajo de la superficie”. Según reportó la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable conducida por Romina Picolotti, “los incendios destruyeron más de 70 mil hectáreas”, un daño cuyas consecuencias aún no se han medido, pero su devastación reabrió los debates sobre la prevención y el combate de incendios de grandes magnitudes.

La eficacia en terminar con el fuego depende de la velocidad con que se lo ataca. “La necesidad de una respuesta urgente se hace más imperiosa cuando sopla viento, porque el fuego se reproduce en segundos gracias al microclima caluroso que produce un incendio grande. Si la cantidad de agua no se repite en forma continua, el fuego recupera terreno en muy poco tiempo, por eso el secreto radica en la herramienta que se utiliza para combatirlo”, explicó Ovando, cuya organización data de 1958 y ha intervenido desde hace décadas en la evaluación de incendios forestales.

Voceros del área ambiental confirmaron que en la zona de incendio hay 12 aviones “hidrantes” trabajando sobre al área, hay otros cuatro en reserva y una serie de helicópteros. Pero según pudo confirmar Crítica de la Argentina, se trata de aviones fumigadores Air Tractor de fabricación norteamericana, con una capacidad máxima de tres mil litros de agua por carga, gracias a una adaptación realizada para combatir incendios. Si no la tuvieran, podrían cargar menos pero, aún al máximo, “su capacidad es insuficiente para incendios de grandes magnitudes”, dijo Rebour. En Chile, como en toda la Unión Europea, los incendios son combatidos con el único avión de guerra diseñado para el combate del fuego: el Canadair CL-415, una nave canadiense que puede recoger entre 6.000 y 8.000 litros de agua en 12 segundos, sin aterrizar, valiéndose de cualquier fuente natural. “Su costo supera los 25 millones de dólares, pero su vida útil es superior a los 30 años y si alguien formaliza un pedido en la actualidad, recién lo recibirá dentro de dos años”, explicó Polles, director de la italiana Sorem.

En Italia opera 16 aviones que son propiedad de la Protección Civil Italiana y trabaja con cinco naves propias que son alquiladas para el combate de incendios en Europa y los Balcanes. “A la Argentina ya vinimos varias veces, pero a pesar de las presentaciones nunca pasamos de la respuesta formal”, contó.

“El problema no es el costo sino cuánto se demora en apagar el fuego”, explicó Ovando. La diferencia no es menor, ya que la demora en cargar el agua puede ser letal. “Nosotros los alquilamos a 11 mil euros por hora de vuelo”, explicó Polles, pero la recuperación de la inversión es veloz. “¿Se imagina que tuviéramos al menos uno? –se preguntó Ovando–; con la autonomía que tienen, también se podría alquilar a los países limítrofes, pero le puedo asegurar que esa inversión es mucho más eficiente que el tiempo que se ha perdido en apagar el fuego y los costos que ha generado”, razonó.

Los CL-415 visitaron la Argentina en 1997. Fueron enviados por la fábrica para hacer demostraciones a pedido de la Casa Rosada, que había resuelto hacer la consulta tras una serie de incendios en Bariloche. “En diciembre de 2001 estuvimos a punto de llegar a un acuerdo con Fernando de la Rúa, pero la crisis se llevó todo”, recordó Polles. “Y en el 94 con Gendarmería hicimos lo propio pero tampoco tuvimos suerte. Me hierve la sangre porque se haya hecho tan poco” evocó Rebour, quien admitió, como piloto, que si no fuera por el ingenio y la capacidad de sus colegas en el combate contra el fuego, “todo podría haber sido peor”.




Así que al gobierno mucho no le importa apagar incendios...

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