Sobre los que mandan a callar a otros...
Señaló el impacto social y medioambiental sobre el territorio, la corresponsabilidad de las petroleras que operan en contextos de guerra, las estrategias publicitarias de las empresas para lavar su imagen y la necesidad de denunciar sus actuaciones.
Pedro Ramiro, investigador de OMAL (Observatorio para las Multinacionales en América Latina), abordó en Ferrol las consecuencias de la expansión de las compañías españolas en Latinoamérica, mostrando numerosos datos del grave impacto social y medioambiental que suponen y su falsa contribución al desarrollo y a la superación de la pobreza. Así lo afirmó en su intervención en Ferrol, en la que iba a ser una Mesa-Debate pero que por ausencia de la representante de la Empresa Unión Fenosa, resultó ser una Conferenica.
Transnacionales españolas en América Latina
“Las inversiones de las transnacionales no traen desarrollo: Colombia ha crecido un 5% pero sólo ha beneficiado a las transnacionales. El país está peor que antes, el índice de pobreza ha aumentado”. De esta forma resumía Pedro Ramiro el papel de las transnacionales españolas en América Latina, que operan en su propio beneficio, operando graves impactos sobre el territorio y las comunidades.
“Sólo 8 empresas españolas monopolizan el 80% de la inversión española en la región”. Ramiro explicó el fenómeno de la expansión de las compañías españolas como algo reciente, iniciado en los 90 y que está relacionado con las políticas neoliberales y la privatización de empresas estatales: “las empresas vieron en la inversión una oportunidad de crecer en un mercado fácil.” Explicó también el liderazgo de estas empresas en Latinoamérica en sus respectivos sectores (hidrocarburos, electricidad, telecomunicaciones, banca), a pesar de que a nivel mundial son de tamaño medio.
Impactos medioambientales
En el caso de los hidrocarburos expuso el caso de Repsol, que en Latinoamérica representa la primera empresa petrolera del continente y la novena del planeta. “El 96% de sus reservas de petróleo y gas están en América Latina y el 88% de los resultados provienen de allí”.
“Las empresas petroleras ya no es que cuiden el ambiente sino que contribuyen a destruirlo: son las responsables del cambio climático y de graves impactos medioambientales”. Ramiro aportó datos sobre Ecuador, donde campos petroleros han sido construidos sobre un Parque Nacional y reserva natural que es hábitat de comunidades indígenas. Señaló también la utilización de un oleoducto que atraviesa la selva amazónica y 11 áreas protegidas. Abordó también el caso de Colombia, donde la construcción de infraestructura petrolera sobre una laguna ha modificado todo el ecosistema de la zona del Río Arauca. Explicó cómo en Argentina los mapuches demandaron a la petrolera por contaminar una zona de 900.000 km.
Por otro lado indicó que el 80% de la energía primaria mundial viene de los combustibles fósiles. “El control de estos recursos es básico para el sistema capitalista, de ahí la existencia de tensiones geopolíticas por dicho control”. Señaló así como de los 49 principales países productores de petróleo en la gran mayoría hay guerras o violación de los Derechos Humanos.
Violación de los Derechos humanos
“Las compañías petroleras operan en un contexto de guerra y tienen una corresponsabilidad”, afirmó Pedro Ramiro. Relacionó en este sentido la actividad de las empresas con la violación de los Derechos Humanos, exponiendo el caso de Repsol en Colombia, donde el Ejército Nacional protege las instalaciones de las transnacionales, y ‘casualmente’ se produce un record de violencia en la zona desde la llegada de las empresas a la región: “se limpia la zona de lo que se pueda oponer, para sacar rentabilidad sin obstáculos”.
En el sector de la electricidad apuntó la existencia de un servicio público sometido a la lógica del capital: un sector en el que Endesa y Unión Fenosa son las empresas más potentes. Explicó las estrategias agresivas que las empresas llevan a cabo como subir las tarifas: “la población destina el 52% de su salario a pagar la factura de electricidad, pagan lo mismo que aquí cuando las condiciones de vida son diferentes y el servicio es precario”. La peligrosidad de las infraestructuras fue así abordada, señalando que no se invierte en suministro ni en mantenimiento de personal.
Responsabilidad Social Corporativa y marketing
“Las empresas no son ecologistas ni defensoras de los Derechos Humanos, catalizan esos valores en su propio beneficio de imagen de marca”. Surgió así el tema de la Responsabilidad Social Corporativa como estrategia de marketing: “como forma de crear valor, de transmitir que son éticamente responsables y que cumplen con sus compromisos cuando hacen todo lo contrario y sólo buscan obtener más beneficios”.
Ante las incipientes denuncias surgidas en Nicaragua, Pedro Ramiro señaló la estrategia de Unión Fenosa con la intención última de hacer frente a las movilizaciones de protesta, creando “Energía social”, una empresa que proclamaba como objetivo “la normalización de las redes eléctricas de los barrios”. Ramiro señaló cómo a pesar de estas actuaciones el servicio no ha mejorado.
Denunciar a las empresas
El investigador de OMAL señaló que “estamos en una fase de denuncia, de conocer qué hacen las empresas en un momento de silencio mediático”. Nuestra acción en este sentido pasa por denunciar a las empresas y apostar con acabar con esta situación, porque es falso que no exista otro modelo de gestión e implantación empresarial. Es cierto que no sabemos qué pasará si estas empresas no están, pero sí sabemos lo que sucede cuando están, y queremos intentar el cambio”.
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